Vietnam.vn - Nền tảng quảng bá Việt Nam

El fuego del hogar en una tarde de invierno en el pueblo natal de mi madre.

...La tarde de invierno llega con mucha suavidad. Menos ruidosa que una lluvia de verano, menos deslumbrante que el sol dorado del otoño, la tarde de invierno en el pueblo natal de mi madre suele venir con el viento cortante que sopla por las estrechas callejuelas, con el persistente olor a humo de los techos de paja, con el aullido apresurado de las gallinas buscando un lugar donde dormir al caer el día. Y en mi memoria, la tarde de invierno siempre está asociada al hogar: un hogar cálido, paciente y silencioso que guarda el calor de toda una familia pobre.

Báo Đồng NaiBáo Đồng Nai27/12/2025

En aquel entonces, mi pueblo natal era muy pobre. El invierno traía consigo un sinfín de preocupaciones, desde la comida hasta la ropa. Hacía frío, los campos estaban inactivos, los adultos tenían poco trabajo y las manos de los niños se ponía moradas camino a la escuela. Pero en medio del frío glacial de los vientos monzónicos, el fuego de la pequeña cocina aún brillaba con fuerza cada noche, como un dulce consuelo de la patria para su gente trabajadora.

Mi hogar no era grande. Solo tres piedras improvisadas apuntaladas, con una olla de aluminio desgastada encima. Las paredes estaban ennegrecidas por el hollín, pero era más cálido que cualquier otro rincón de la casa. Cada tarde de invierno, mi madre encendía el fuego muy temprano. El suave sonido de una cerilla al encenderse, la pequeña llama temblando antes de encenderse, lamiendo suavemente la leña seca. El olor a humo de la cocina se mezclaba con el aroma a paja, boniatos asados ​​y hojas medio quemadas; todo se fundía en un aroma único que, a la distancia, evoca una profunda añoranza.

Todavía recuerdo a mi madre sentada junto a la chimenea. Tenía la espalda ligeramente encorvada, el cabello con canas prematuras tras años de duro trabajo. Sus manos hábiles removían la leña y avivaban las llamas; la luz del fuego iluminaba su rostro delgado pero amable. Afuera, el viento del este aullaba entre el bambú; adentro, el fuego crepitaba, como dos mundos opuestos: uno frío y desolado, el otro ofreciendo calor y consuelo.

En esas tardes de invierno, toda la familia se reunía alrededor del hogar. Mi padre remendaba la vieja red de pescar o reparaba la azada desportillada. Mi madre cocinaba mientras contaba historias del pueblo. Y nosotros, los sencillos niños del campo, nos sentábamos juntos, calentándonos las manos junto al fuego, esperando a que nuestra madre asara un boniato, una mazorca de maíz o unos plátanos recién maduros. El simple hecho de sostener un boniato caliente en las manos y soplarlo antes de comerlo hacía que el invierno se sintiera la mitad de ligero. El fuego del hogar en el pueblo de mi madre, en una tarde de invierno, no solo nos calentaba el cuerpo, sino también el alma. Había risas, historias interminables y momentos de paz cuando todos nos sentábamos juntos, escuchando el fuego arder, escuchando el viento soplar afuera. El fuego del hogar era un lugar que unía a la familia, un sistema de apoyo para ayudar a la gente a superar los momentos difíciles.

Algunas tardes, el clima era más frío de lo habitual. El viento aullaba y caía una ligera llovizna. Mi madre encendió la estufa aún más, añadiendo más leña y paja. Las llamas rojizas iluminaban cada gota de lluvia mezclada con el humo. Me senté junto a la estufa, apretando mi cara contra las rodillas de mi madre, escuchando el latido constante de su corazón, sintiendo una paz inusual. En ese momento, ingenuamente pensé que mientras hubiera fuego en la chimenea, cualquier invierno podría pasar.

¡Los años transcurrieron en silencio, como un sueño! Luego crecí. Dejé mi pueblo natal para estudiar y trabajar. Durante los inviernos siguientes, viví en la ciudad, en edificios altos con ventanas de cristal, calefactores modernos y aire acondicionado. Pero entre todas esas comodidades, aún sentía que algo me faltaba profundamente. En las frías tardes de invierno de la ciudad, la gente se cruzaba apresuradamente; las brillantes luces eléctricas brillaban, pero no lo suficiente como para reconfortarme. Y recordé el hogar de mi madre: el olor a humo, el crepitar de la leña quemándose, la imagen de mi madre sentada en silencio junto al hogar cada tarde de invierno.

Al regresar a mi pueblo natal, muchas cosas habían cambiado. La vieja cocina había desaparecido, reemplazada por una estufa de gas. La casa era más espaciosa y la vida, más cómoda. Pero en el fondo, seguía buscando la imagen del hogar de años pasados. Mi madre ya era mayor, su vista se debilitaba, sus manos temblaban, pero siempre que el tiempo se enfriaba, aún conservaba la costumbre de sentarse cerca del hogar, aunque solo fuera para calentarse, para rememorar un tiempo pasado. De repente comprendí que el hogar en el pueblo natal de mi madre, en una tarde de invierno, no era solo una imagen del recuerdo, sino un símbolo de parentesco, de protección, de raíces. No importa adónde vayan, en lo profundo de cada persona lejos de casa, sigue ardiendo un hogar: el hogar de su tierra natal, de su madre, de días que nunca volverán.

Esta tarde de invierno, en esta ciudad desconocida, siento de repente una calidez en el corazón al recordar el hogar del pueblo natal de mi madre. Afuera, el viento aún sopla, el invierno aún es frío. Pero dentro de mí, el fuego de antaño aún arde, silencioso, persistente, iluminando todo un reino de recuerdos inolvidables...

Mai Ly

Fuente: https://baodongnai.com.vn/dong-nai-cuoi-tuan/202512/bep-lua-chieu-dong-que-me-12a195e/


Etikett: ensayohogar

Kommentar (0)

¡Deja un comentario para compartir tus sentimientos!

Mismo tema

Misma categoría

Después de Navidad, la calle Hang Ma se llena de vibrantes decoraciones rojas para dar la bienvenida al Año Nuevo Lunar del Caballo.
Admire el deslumbrante espectáculo de luces en el lago Ho Guom.
El ambiente navideño es vibrante en Ciudad Ho Chi Minh y Hanoi.
Eche un vistazo a una serie de obras arquitectónicas en la ciudad de Ho Chi Minh con un sistema de iluminación de 50 mil millones de VND.

Mismo autor

Herencia

Cifra

Empresas

La extraordinaria resistencia de estas rosas aceradas.

Actualidad

Sistema político

Local

Producto