| El Dr. Nguyen Si Dung cree que necesitamos un avance institucional estratégico. (Fuente: VGP) |
Recientemente, el 13 de julio, el Primer Ministro Pham Minh Chinh firmó y emitió el decreto 644/CD-TTg solicitando a los ministerios, ramas y localidades que rectifiquen, fortalezcan la responsabilidad y mejoren la efectividad de la reforma del procedimiento administrativo, eliminando rápidamente los obstáculos y dificultades para las personas y las empresas.
El telegrama ha señalado muy específicamente las tareas en las que deben centrarse los ministerios, las ramas y las localidades relacionadas con la reducción de los trámites administrativos:
Es decir, evaluar rigurosamente el impacto de los procedimientos administrativos; mantener y emitir únicamente los procedimientos que sean realmente necesarios y tengan bajos costos de cumplimiento; recopilar periódicamente estadísticas mensuales sobre los nuevos procedimientos administrativos emitidos para modificarlos o abolirlos con prontitud. Asimismo, controlar rigurosamente la emisión y la aplicación de los procedimientos administrativos.
El núcleo del Despacho Oficial 644/CD-TTg es la desregulación: la reducción de trámites y la firme decisión de no promulgar nuevos procedimientos a menos que sean estrictamente necesarios. Esta debe considerarse la orientación más importante para lograr avances institucionales, tal como lo propuso el XIII Congreso del Partido. Por supuesto, la descentralización debe aplicarse no solo a las leyes procesales, sino también a las sustantivas.
Las leyes regulan el comportamiento. Cuantas más leyes, más comportamientos regulados. El abuso de la regulación es un problema muy grave en nuestro país hoy en día. No sabemos desde cuándo, pero hemos creído que para construir un estado de derecho, necesitamos leyes completas.
Con esta idea en mente, durante mucho tiempo hemos intentado planificar la actividad legislativa y hemos considerado la promulgación de numerosos documentos legales como un logro. Es más, ante cualquier problema en la vida, pensamos inmediatamente que es necesario promulgar leyes para solucionarlo. Como consecuencia, se ha producido un abuso de la regulación.
La vida social y la administración pública se han visto reguladas por un exceso de normas legales. Sean razonables o no, estas normas pueden convertirse en grilletes que limitan nuestra libertad y el potencial del país.
Imagínese, cuando la demanda de recuperación económica es cada vez más acuciante, pero durante años seguimos sin poder aprobar proyectos de inversión pública, ¿nos hemos convertido en "rehenes" de normativas legales confusas y superpuestas?
Además, existe una situación en la que ningún miembro del cuerpo de funcionarios ni ningún otro funcionario se atreve a responder con decisión ni a impulsar el trabajo. Porque, si no lo hacen, no pasa nada, pero si lo hacen, sin duda infringirán la ley. Recientemente, el Politburó tuvo que emitir la Conclusión 14 para proteger a los funcionarios dinámicos y creativos que se atreven a pensar y a actuar, quizá también para afrontar las consecuencias negativas del abuso de la normativa.
Cuanto más se abuse de la regulación, mayores serán los costos del cumplimiento, los costos de hacer cumplir la normativa y los costos de su aplicación.
Según un exministro de Justicia, estos costes podrían ascender a cerca del 28% del PIB. Tan solo la implementación de la Ley de Planificación implica costes extremadamente elevados.
Hasta la fecha, más de cuatro años después de la promulgación de la ley, se han invertido muchos recursos económicos y esfuerzos, pero muchas de las políticas legislativas propuestas en ella no se han implementado. El costo de la ley puede tener un impacto muy negativo en el bienestar de la población, el crecimiento económico y la fortaleza del país.
Para mitigar las consecuencias del abuso regulatorio, en los últimos mandatos el Gobierno ha buscado reducir los trámites administrativos y la obtención de licencias. Sin embargo, la paradoja radica en que, por un lado, el Gobierno intenta simplificar dichos trámites para mejorar el entorno empresarial; por otro, la Asamblea Nacional planifica y promueve la elaboración y promulgación de leyes. Los trámites y licencias derivados de leyes antiguas aún no se han reducido, mientras que los derivados de nuevas leyes han aumentado.
Tal vez sea necesario definir con mayor claridad el poder legislativo y la función legislativa de la Asamblea Nacional. El poder legislativo de la Asamblea Nacional reside en su facultad para examinar y aprobar leyes, no en su facultad para crearlas.
En esencia, se trata del poder de controlar la promulgación de leyes. Como institución representativa del pueblo, la Asamblea Nacional se creó para controlar la promulgación de leyes que protejan las libertades de la ciudadanía.
Del análisis anterior se desprende que, para solucionar el problema del abuso regulatorio, lo más importante es innovar nuestro pensamiento legislativo.
En primer lugar, debemos reconocer la importancia de la libertad y clarificar la misión de las instituciones que participan en el proceso legislativo. El gobierno es el organismo que promueve la promulgación de leyes. La Asamblea Nacional es el organismo que controla la promulgación de leyes.
En segundo lugar, el equilibrio entre libertad y regulación es fundamental para contar con un sistema jurídico acorde con los estándares de un Estado de derecho. La libertad es necesaria para la innovación y el desarrollo. Sin embargo, la libertad absoluta puede conducir a la anarquía y la inestabilidad. La regulación contribuye a garantizar el orden y la estabilidad, pero el exceso de regulación puede resultar costoso.
Por lo tanto, la sabiduría reside en la capacidad de equilibrar la libertad y la regulación. Este es un equilibrio dinámico. Necesitamos fortalecer la capacidad institucional, incluyendo instituciones y procesos, para garantizar este equilibrio.
En tercer lugar, la desregulación debe ser el eje central de los esfuerzos para mejorar el sistema jurídico de nuestro país en el futuro próximo. Necesitamos seguir reduciendo los trámites administrativos, las licencias y las normas legales que generan costes innecesarios.
La solución más razonable consiste en que, al identificar los obstáculos que genera la ley, debemos modificarla rápidamente para eliminar de inmediato las regulaciones irrazonables. Esta es también la manera de actuar conforme al espíritu del Decreto Oficial 644/CD-TTg del Primer Ministro Pham Minh Chinh.
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