En el mar de Barents ha tenido lugar un fenómeno inusual y espectacular: millones de arenques árticos se han congregado para desovar, formando un gigantesco banco. Sin embargo, esta densa concentración ha atraído la atención de sus principales depredadores: el bacalao del Atlántico.
En un ataque relámpago, millones de arenques fueron devorados, convirtiendo la zona en un festín sangriento. Era la primera vez que los científicos podían observar y registrar un evento de depredación a tal escala.

Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y Noruega utilizaron una tecnología avanzada de imágenes acústicas llamada Sistema de Teledetección de Guía de Ondas Acústicas Oceánicas (OAWRS) para registrar todo el evento.
Esta tecnología permite a los científicos detectar los movimientos de los peces en una amplia zona. El profesor Nicholas Makris, autor principal del estudio, explicó que utilizaron las propiedades de resonancia de las vejigas natatorias de los peces para diferenciar las especies: el grave sonido del bacalao y el agudo sonido del arenque.
Al amanecer del 27 de febrero de 2024, los arenques, que se encontraban dispersos a lo largo de la costa, comenzaron a congregarse en densos cardúmenes. Esta estrategia les ayudó a protegerse entre sí, pero también los convirtió en una presa fácil. Inmediatamente, un enorme banco de bacalaos lanzó un ataque coordinado.
En apenas unas horas, unos 2,5 millones de bacalaos habían consumido más de 10 millones de arenques, casi la mitad del cardumen. «Fue una lucha encarnizada por la supervivencia», dijo Makris, subrayando la brutalidad de las leyes de la naturaleza.

Si bien este evento no tuvo un impacto significativo en la población total de arenque, sí tiene importantes implicaciones para la ecología marina. El arenque es un eslabón clave en la cadena alimentaria, ya que desempeña un papel vital en el mantenimiento de las poblaciones de bacalao del Atlántico.
Sin embargo, el cambio climático está derritiendo el hielo marino del Ártico, lo que obliga a los arenques a migrar más lejos para llegar a sus zonas de desove. Esto los hace más vulnerables a la depredación a gran escala.
Este estudio constituye una advertencia sobre el delicado equilibrio de los ecosistemas marinos.
“En nuestro estudio, descubrimos que los eventos catastróficos de depredación natural pueden alterar el equilibrio local entre depredadores y presas en tan solo unas horas”, señala Makris.
Si la presión climática y humana reduce estos puntos críticos ecológicos, tales eventos podrían tener graves consecuencias para las especies que dependen de ellos.
Con la esperanza de comprender mejor estas complejas interacciones, Makris y sus colegas planean seguir implementando la tecnología OAWRS. El objetivo es monitorear el comportamiento de otros peces y predecir posibles amenazas antes de que sea demasiado tarde.
“Cuando una población está al borde del colapso, a menudo se observa un último banco de peces”, señala Makris. “Y cuando ese último banco grande y denso desaparece, se produce el colapso”.
Estos hallazgos fueron publicados en la revista Communications Biology.
Fuente: https://dantri.com.vn/khoa-hoc/dieu-gi-khien-hon-10-trieu-con-ca-tren-bien-barents-mat-tich-sau-vai-gio-20250927051522689.htm






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