Aunque la vida sea próspera, si falta el cuidado mutuo, muchas personas se sentirán solas en su propio hogar. Ilustración: IA |
Distancia invisible
La tecnología 4.0 aporta numerosos beneficios extraordinarios, como la reducción de distancias geográficas, la agilización de la comunicación familiar y el apoyo al teletrabajo. Sin embargo, si no se utiliza correctamente, sus efectos negativos también son considerables. En particular, crea una distancia psicológica entre familiares. Cuando la tecnología sustituye la comunicación directa, las conexiones emocionales se deterioran con el tiempo.
La Sra. TTB, profesora de Literatura y jefa del equipo de orientación escolar de un instituto de la provincia, comentó: «Una de las razones por las que muchos estudiantes buscan a sus profesores para compartir y confiar es la falta de atención y cercanía de sus padres. Algunos estudiantes no pueden hablar con nadie de su familia, especialmente con sus padres. Muchos estudiantes han intentado contar historias sobre amigos, profesores, presión académica... pero lo único que reciben a cambio son amonestaciones, sermones o, a veces, indiferencia de sus padres».
Muchos niños buscan consuelo en las redes sociales, chateando con desconocidos e incluso en inteligencia artificial (IA), como ChatGPT, para recibir mensajes virtuales de ánimo. Algunos, debido a la falta de apoyo emocional, caen en un estado de depresión, se retraen y viven aislados. En clase, simplemente se sientan en un rincón, sin importarles nada ni hablar con nadie.
Sin embargo, cuando los profesores hablan con los padres, aunque algunos son seriamente conscientes del problema y han hecho cambios, muchos tienen una actitud de excusas, culpabilización o piensan que sus hijos han crecido y se han vuelto introvertidos.
No solo los adolescentes, sino también los niños pequeños se ven cada vez más afectados por la falta de conexión familiar. Esto plantea un requisito fundamental para la crianza de los hijos, y cada persona debe ser consciente de dedicar cierto tiempo a la familia.
comida insípida
La falta de cuidado mutuo no solo se da en las zonas urbanas, sino que también se ha extendido rápidamente a las zonas rurales, donde la cultura familiar aún se considera más cohesionada. La excesiva ocupación laboral o la dependencia de los dispositivos tecnológicos por parte de los padres les ha hecho perder su rol de verdaderos compañeros de sus hijos.
La Sra. Nguyen Thi Ngoc Hoa, funcionaria, compartió la historia de su familia: «Mi hijo cumple 19 años este año y mi hija 16. Antes, cuando estaban en secundaria, solían contar historias sobre la escuela todas las noches. Pero desde que entró a la preparatoria, mi hija se ha vuelto poco a poco retraída, llega a casa y cierra la puerta de su habitación. Intenté acercarme a ella, invitándola a tomar algo, a comprar o a charlar, pero la mayoría de las veces se negaba. La culpaba por no estar interesada en mí últimamente, pero ella decía que todos sus compañeros eran iguales».
Es cierto que hoy en día muchas familias están perdiendo poco a poco valiosos espacios comunes, como las comidas familiares. Si antes, las comidas, especialmente la cena, solían ser el momento para que los miembros de la familia se reunieran, charlaran, compartieran las alegrías y las tristezas del día, ayudando a los padres a comprender mejor a sus hijos y viceversa, ahora muchas familias ya no le prestan atención.
Hay familias donde padres e hijos no comen juntos en todo el día, ni siquiera varios días. Hay familias donde comen juntos pero nadie habla, o cuando los niños quieren hablar, los padres están absortos viendo TikTok…
Luego, la distancia crece y se convierte en un hábito. Lo preocupante es que, en su propio hogar, los niños se sienten solos y los padres también se sienten vacíos. Muchos padres ni siquiera saben en qué curso están sus hijos, qué examen están haciendo, con quiénes son cercanos... Por eso, cuando los niños piden ir a casa de un amigo a jugar, es tarde y no han regresado, los padres no saben dónde encontrarlos; no hay ningún número de teléfono de ningún amigo al que preguntar.
Lo que es más desgarrador es que hay estudiantes que quedan embarazadas y dan a luz sin que sus padres lo sepan; hay estudiantes que han sido abusados sexualmente múltiples veces pero no se atreven a hablar por miedo a ser regañados o a sufrir represalias.
Como dijo el Sr. Nguyen Ngoc Binh, cuyo hijo cursa el 11° grado en la escuela secundaria Thai Nguyen para superdotados: Si sigues absorbido por el trabajo y descuidas a tu hijo, puedes perderlo todo en el futuro.
La felicidad solo llega cuando hay amor y solidaridad entre los miembros de la familia. Ilustración: IA |
Reconectar el amor
Dicho esto, no todas las familias son así. Aún existen muchos hogares que mantienen el cuidado, la escucha y el amor. Allí, los padres hablan con sus hijos a diario; marido y mujer comparten el trabajo; los hermanos estudian, juegan y crecen juntos. Con una pequeña señal, los padres pueden darse cuenta de que algo anda mal con su hijo.
Para volver a esa simplicidad, no necesitamos alta tecnología, solo acciones cotidianas: comidas con todos los miembros presentes, teléfonos colgados, miradas cariñosas y pequeñas preguntas a diario. Los padres deberían ser amigos de sus hijos en lugar de ser quienes dan órdenes.
Si es necesario, los padres pueden incluso jugar con sus hijos, ver vídeos y luego iniciar conversaciones. No tengan miedo de compartir sus dificultades para que sus hijos aprendan a empatizar y a compartir.
Además, las organizaciones sociales, los sindicatos y las escuelas también deben contribuir a la creación de espacios de juego y foros para la interacción entre padres e hijos. Organizar seminarios, clases de crianza, actividades extracurriculares familiares, compartir imágenes de las dificultades y el trabajo de los padres... se consideran formas prácticas de reconstruir gradualmente el vínculo que se está desvaneciendo en muchos hogares hoy en día.
Vivimos en una sociedad moderna donde todo se puede digitalizar. Pero las emociones, especialmente el afecto familiar, no pueden ser reemplazadas por la tecnología. Cada familia necesita recrear proactivamente un espacio de verdadera conexión entre sus miembros. Empecemos por lo más sencillo: sentarnos a comer juntos, escuchar a nuestros hijos, compartir nuestras alegrías y tristezas diarias. No dejemos que un día, al volver a encontrar el calor de nuestra familia, nos demos cuenta de que es demasiado tarde.
Que la tecnología sea un puente, no un muro invisible que separe a los miembros de la familia.
Fuente: https://baothainguyen.vn/xa-hoi/202506/gia-dinh-thoi-40-gan-nhau-ma-van-cach-xa-0923371/
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