Osho comienza el libro con una declaración audaz pero perspicaz: no todos están verdaderamente iluminados y no todos desean encontrar la verdad. La mayoría de nosotros simplemente vamos a la deriva por la vida, atrapados en obligaciones, ambiciones y deseos poco entusiastas, sin detenernos nunca a preguntarnos: ¿Quién soy? ¿Cuál es el propósito de esta existencia? Vivimos por inercia, según patrones predeterminados, pero rara vez tenemos el coraje de mirar profundamente en nuestra mente y cuestionar nuestra existencia.
Según Osho, la sed de verdad no es sólo el punto de partida, sino también el requisito previo para entrar en la meditación. Cuando la sed de verdad de una persona es lo suficientemente fuerte, naturalmente se verá impulsada a explorar niveles más profundos de conciencia. No aceptarán una vida a medias, no se conformarán con respuestas superficiales, sino que llegarán hasta el final de la búsqueda. Sólo cuando este fuego del deseo es suficientemente grande puede quemar las falsas cáscaras del ego, destruir las ilusiones a las que nos aferramos y así conducirnos a un estado de meditación de forma natural, sin fuerza.
En “El camino del Zen”, Osho también destruye muchos conceptos erróneos sobre la meditación, especialmente la noción de que la meditación es un estado que se puede alcanzar a través del esfuerzo o la disciplina mental. Según él, la meditación no es un acto de obligar a la mente a estar en silencio, ni es un método para alcanzar un estado determinado. La meditación, por otro lado, es un dejarse ir, un proceso de observación natural donde dejamos que las cosas sucedan sin interferir, sin juzgar, sin aferrarnos ni resistirnos.
Según Osho, primero debemos entender que la meditación no se puede lograr a través de la razón, leyendo libros o estudiando filosofía. La meditación sólo puede experimentarse. Es un viaje que comienza con el silencio: silencio del mundo exterior para que podamos escuchar el mundo interior. Destacó que hoy en día la gente habla demasiado, no sólo con palabras sino también con pensamientos caóticos en sus mentes. Si logramos detenernos, aunque sea por un instante, nos daremos cuenta que detrás de ese ruido hay un espacio inmenso, una presencia pura que hemos olvidado hace mucho tiempo.
Pero la meditación es más que simplemente sentarse con los ojos cerrados. Es un estado de toda la persona. El cuerpo también es parte de la meditación. Osho aconseja que antes de poder entrar en meditación, uno necesita un cuerpo puro, libre de impulsos reprimidos. Las emociones no expresadas y las tensiones acumuladas crean barreras que nos impiden profundizar en nosotros mismos. Por lo tanto, una parte importante de la meditación es liberar el cuerpo de bloqueos, para vivir de forma natural y sin represiones.
Uno de los puntos importantes que enfatiza Osho es que la meditación no tiene una fórmula única para todos. Cada persona necesita encontrar el camino que sea adecuado para ella. Algunas personas encontrarán la meditación en el silencio, otras la encontrarán en el movimiento, en la música o incluso en las actividades cotidianas. Lo más importante es estar plenamente presente en cada momento.
En un mundo turbulento donde la gente busca constantemente la felicidad en el exterior, la meditación es un recordatorio de que todo lo que buscamos siempre ha estado aquí, dentro de nosotros.
Fuente: https://baophapluat.vn/hanh-trinh-tim-lai-chinh-minh-giua-the-gioi-on-ao-post546649.html
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