Para muchas familias, ver a sus hijos de vuelta en la escuela no solo significa el regreso a la educación , sino también un símbolo de esperanza y resiliencia en medio de la adversidad.
En el campo de refugiados de Nuseirat, en el centro de Gaza, se reabrió una escuela gestionada por el Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), y cientos de padres se apresuraron a matricular a sus hijos a pesar de las aulas estrechas, los pupitres y sillas inadecuados y un plan de estudios reducido.
Muchos estudiantes regresaron a la escuela sin libros de texto, útiles escolares ni siquiera almuerzos adecuados. Sin embargo, para ellos y sus familias, estar en clase fue un rayo de luz en medio de la oscuridad de la guerra.
Sin embargo, no todos los niños tienen esa oportunidad. Muchos edificios escolares en Gaza todavía se utilizan como refugios temporales para miles de familias sin hogar.
En consecuencia, el número de aulas en funcionamiento solo puede cubrir una pequeña parte de la necesidad. UNICEF estima que actualmente solo uno de cada seis niños en Gaza puede regresar a la escuela, mientras que la mayoría sigue esperando en la pobreza y la incertidumbre.
Sin embargo, el regreso de cada niño a clases tiene un significado que trasciende lo académico. Representa la esperanza de que, incluso después de la violencia, la destrucción y el dolor, las comunidades puedan encontrar un camino hacia el futuro. Y para muchas familias en Gaza, ese futuro comienza con el simple sonido de un tambor escolar en aulas improvisadas.
Fuente: https://giaoducthoidai.vn/hoc-sinh-gaza-tro-lai-truong-post754743.html






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