
Las principales criptomonedas como Bitcoin o Ethereum siguen sujetas a las mismas estrictas reglas de oferta y demanda. - Foto: iStock
Las principales criptomonedas, como Bitcoin y Ethereum, siguen sujetas a las mismas leyes rigurosas de la oferta y la demanda. Su valor no se basa en activos reales, sino enteramente en la confianza.
Cuando la política global "derrite" el mundo de las criptomonedas
El 10 de octubre de 2025, el mercado global de criptomonedas sufrió un terremoto histórico. Una breve declaración del presidente estadounidense Donald Trump sobre la imposición de un impuesto del 100% a todas las importaciones procedentes de China provocó que decenas de miles de millones de dólares en capitalización de criptomonedas se esfumaran en 24 horas. Este shock hizo tambalear a las plataformas de intercambio, poniendo de manifiesto, una vez más, la extrema fragilidad de un mercado que en su día fue considerado «el activo del futuro».
Según agencias de noticias internacionales, el valor total del mercado de criptomonedas perdió más de 150 mil millones de dólares en tan solo un día. Bitcoin, la criptomoneda más grande del mundo , se desplomó de un precio de 122.000 dólares a cerca de 105.000 dólares, mientras que Ethereum también cayó más del 10%. Otras altcoins como Solana, Avalanche y Dogecoin disminuyeron simultáneamente entre un 12% y un 25%. Se liquidaron casi 1,6 millones de posiciones de trading, con una pérdida total de más de 19 mil millones de dólares.
Cabe destacar que este desplome no se originó en el mercado de criptomonedas en sí, sino en un acontecimiento político y económico global. Esta situación generó preocupación por una posible nueva guerra comercial, lo que provocó que los inversores se deshicieran de activos de riesgo. Las criptomonedas, de naturaleza altamente especulativa, fueron las primeras víctimas de este temor que se extendió rápidamente.
Según el Economic Times, los expertos financieros afirman que este evento pone de manifiesto que el mercado de criptomonedas sigue estando profundamente condicionado por la psicología de los flujos de capital globales. En tiempos de inestabilidad, los inversores siempre priorizan el oro y los bonos —activos refugio tradicionales— en lugar del Bitcoin. La fuerte caída de los precios de las criptomonedas demuestra que aún no han alcanzado el estatus de «activos defensivos», como muchos creen erróneamente.

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Otro motivo del devastador desplome fue el uso excesivo del apalancamiento financiero. Con la caída de los precios del Bitcoin, se activaron los sistemas de liquidación automática en las plataformas de intercambio, lo que provocó un efecto dominó. Plataformas como Binance y Bybit incluso tuvieron que suspender la negociación de derivados debido a la sobrecarga de liquidez. Esto puso de manifiesto la falta de mecanismos de seguridad, como los «cortacircuitos», en el sector de las criptomonedas, lo que lo hace mucho más vulnerable a una reacción en cadena que los mercados tradicionales.
El desplome también puso de manifiesto el comportamiento gregario típico de los inversores en criptomonedas. Las noticias sobre los aranceles se difundieron rápidamente en las redes sociales, provocando una reacción emocional masiva. Millones de inversores minoristas vendieron simultáneamente sin analizar el verdadero impacto de la medida. Una política arancelaria ajena a la tecnología blockchain bastó para que cientos de criptomonedas se desplomaran. Esto demuestra que, cuando la confianza se tambalea y la demanda cae, el mercado reacciona de inmediato con pánico. Las altcoins son aún más frágiles, ya que la mayoría carece de aplicaciones prácticas claras. Tras cada crisis, cientos de tokens desaparecen para siempre, lo que evidencia la naturaleza especulativa a corto plazo de este sector.
Sin embargo, algunos expertos creen que la caída del 10 de octubre podría ser una "medicina amarga necesaria" para que el mercado se depure. Los proyectos que carecen de transparencia y dependen de flujos de efectivo especulativos desaparecerán, dando paso a proyectos con valor real. Aunque doloroso, este podría ser un paso inevitable para ayudar al mercado de criptomonedas a madurar y avanzar hacia la sostenibilidad a largo plazo.
Una lección costosa para el mercado global de criptomonedas
Tras estas experiencias desalentadoras, el mundo financiero podría verse obligado a reconsiderar la antigua ilusión de que las criptomonedas son «nuevos activos refugio», independientes del sistema financiero tradicional. De hecho, cuando estalló la inestabilidad, el Bitcoin no se revalorizó como el oro, sino que se desplomó junto con las acciones. Esto confirma que las criptomonedas aún se consideran activos de riesgo, no refugios seguros.
Para los responsables políticos, la crisis ha aumentado aún más la conciencia sobre la importancia de supervisar de cerca las actividades relacionadas con las criptomonedas. Si un mercado puede ser tan volátil que repercute en las acciones, las materias primas e incluso los flujos de capital internacionales, entonces no se puede postergar el desarrollo de un marco legal. Sin embargo, el reto consiste en equilibrar la gestión de riesgos con el fomento de la innovación tecnológica.
La tecnología blockchain, base de las criptomonedas, aún se considera de gran potencial para la transformación digital, los pagos transfronterizos y la gestión de activos. Sin embargo, para que esta tecnología desarrolle todo su valor, el mercado debe superar la espiral especulativa a corto plazo. Desarrolladores e inversores deben centrarse en aplicaciones prácticas en lugar de perseguir únicamente el precio de las criptomonedas. Solo así podrán estas salir de la fase de especulación.

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Para los inversores que permanecen en el mercado, la lección más importante es la conciencia del riesgo. El mercado de criptomonedas puede generar enormes ganancias, pero también conlleva el riesgo de perderlo todo en cuestión de horas. La gestión del apalancamiento, la diversificación de la cartera y la disciplina de inversión son fundamentales. La fe ciega en la "libertad financiera" sin comprender la naturaleza del riesgo solo conducirá a grandes pérdidas.
Desde una perspectiva más amplia, el desplome nos recuerda que en el mundo moderno no existen activos apolíticos. A pesar de basarse en tecnología descentralizada, las criptomonedas siguen sujetas a factores humanos: la confianza, el miedo, las luchas de poder y la política económica. Cuando la confianza se resquebraja, cualquier construcción tecnológica se vuelve frágil.
El mercado de criptomonedas aún tiene futuro, pero el camino por delante no está exento de dificultades. Debe demostrar su capacidad para resistir las crisis macroeconómicas, en lugar de reaccionar ante situaciones extremas como lo hace actualmente. De lo contrario, un simple anuncio de aranceles o tensiones políticas bastan para evaporar decenas de miles de millones de dólares, como quedó demostrado el 10 de octubre.
Una sola declaración política de la Casa Blanca basta para borrar decenas de miles de millones de dólares en valor, lo que plantea dudas sobre la estabilidad de un mercado de criptomonedas que se promociona como "no gubernamental, apolítico y no cíclico". Cuando un tuit, un discurso o una reunión diplomática pueden sacudir el sistema, el concepto de "independencia financiera" en el mundo de las criptomonedas se vuelve más ambiguo que nunca.
Fuente: https://vtv.vn/khi-ao-vong-tien-so-tan-vo-truoc-con-song-chinh-tri-100251031140359767.htm






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