
Como muchos otros jóvenes, tras un periodo de conocimiento mutuo, en enero de 2016, la Sra. Hoang Thi Van, de la etnia Tay, y el Sr. Tu Van Seo, de la etnia San Diu (de la aldea de Son Hai, comuna de Hai Hoa), se fueron a vivir juntos con la bendición de familiares y amigos. Se creía que, a partir de entonces, la joven pareja viviría felizmente junta, llena de planes y sueños, construyendo una vida próspera y feliz. Sin embargo, la vida no resultó como esperaban.
El accidente de tráfico ocurrido a las 16:00 horas del 27 de noviembre de 2016 truncó los planes y sueños de la joven pareja. En ese momento, la Sra. Van conducía su motocicleta por una carretera interurbana cuando un camión cargado de tierra la atropelló, aplastándole los brazos. Su cabello quedó atrapado en la rueda, arrancándole un gran mechón del cuero cabelludo y provocándole la pérdida del conocimiento en el acto. La Sra. Van estaba embarazada de cuatro meses. Debido a su difícil situación, tras más de un mes hospitalizada, la Sra. Van solicitó el alta para continuar su tratamiento en casa, con la mitad de sus brazos amputados y sumida en el dolor y la tristeza por su trágico destino.
Afortunadamente, el feto que llevaba en su vientre seguía con vida, como un milagro. Al relatar los días que pasó en urgencias, recibiendo tratamiento en el hospital y luego pudiendo regresar a casa sana y salva, a la Sra. Van se le enrojecieron los ojos y las lágrimas le corrían por las mejillas, provocando compasión y lástima en quienes la rodeaban.

En mayo de 2017, la Sra. Van dio la bienvenida al mundo a una niña. Cada vez que contemplaba a su pequeña dormida, su corazón se llenaba de amor y no podía contener las lágrimas, pues le preocupaba el futuro de su esposo y su hija cuando perdiera la capacidad de cuidar y formar una familia. Sin embargo, gracias al apoyo y el cariño de sus familiares, la Sra. Van recuperó sus fuerzas y siguió adelante con determinación, afrontando las dificultades que se avecinaban.
El dolor fue disminuyendo gradualmente, dando paso a una fuerte voluntad de vivir. La Sra. Van se repetía que estar viva era una felicidad y que al día siguiente, y también al siguiente, seguiría superando los desafíos de la vida. «Me dije a mí misma que, con o sin discapacidad, todos tenemos derecho a la igualdad y a confiar en nosotros mismos», compartió la Sra. Van.
Por suerte, la Sra. Van tiene un esposo muy cariñoso que se ha ocupado de todo por ella. Desde bañarla y asearse, hasta lavar la ropa y cuidar a los niños... lo hace todo sin dudarlo. El Sr. Seo no solo le brinda apoyo espiritual, sino que también es un apoyo fundamental para ayudar a la Sra. Van a superar esta gran tragedia.
Cada día, además de cuidar de su esposa e hijos, el Sr. Seo trabaja arduamente, vende productos agrícolas en línea y aprovecha el tiempo que su abuela dedica a ellos para irse a navegar y ahorrar dinero para subsistir y saldar las deudas contraídas tras el incidente. Superando el dolor físico y la carga de ganarse la vida, la pareja mantiene su pequeño hogar con amor y unidad. Ver crecer a sus hijos día a día, con sus sonrisas inocentes, les da fuerzas para seguir adelante y superar todas las dificultades.
Hasta ahora, su pequeña familia tiene dos hijos: la hija mayor cursa tercer grado y el hijo acaba de cumplir dos años. Aunque la vida familiar aún presenta dificultades, en esa humilde casa siempre reina la alegría. Siguen creyendo en el futuro, convencidos de que con determinación y un amor inmenso, superarán todos los obstáculos y les espera un mañana mejor.
Cuando el dolor desaparece, lo que queda es la fuerza de voluntad y la fe en la vida. La historia de la Sra. Hoang Thi Van, una mujer que superó con entereza la tragedia de un accidente de tráfico para seguir viviendo y criando a sus hijos, nos enseña a valorar aún más la vida y a ser más conscientes de cada acción al circular por las carreteras, para que no haya más dolor ni pérdidas en un camino que debería estar lleno de alegría y felicidad.
Fuente: https://baoquangninh.vn/khong-guc-nga-3384455.html






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