
El logro de cultivar la cóclea fuera del cuerpo abre oportunidades para aplicaciones prácticas en medicina, especialmente en el tratamiento de la pérdida auditiva, una enfermedad que afecta a cientos de millones de personas en todo el mundo. - Foto: Chris Taggart/Universidad Rockefeller
Justo antes de su muerte en agosto de 2025, el profesor A. James Hudspeth y su equipo de investigación en el Laboratorio de Neurociencia Sensorial de la Universidad Rockefeller (EE. UU.) lograron un avance histórico: mantener viva y funcionando fuera del cuerpo una porción de la cóclea.
Según ScienceDaily , esta es la primera vez que los científicos han podido observar directamente el sofisticado mecanismo biológico que ayuda a los humanos a oír el sonido.
Utilizando un dispositivo especial que simula el hábitat natural de la cóclea, el equipo registró la biomecánica viva del órgano, incluyendo su extraordinaria sensibilidad, su aguda respuesta en frecuencia y su amplio rango de codificación de intensidad sonora.
“Ahora podemos monitorizar los primeros pasos del proceso auditivo en condiciones controladas, algo que nunca antes había sido posible”, afirmó el Dr. Francesco Gianoli, coautor del estudio.
Este hallazgo también confirma un principio biofísico que Hudspeth ha estado estudiando durante más de 25 años: el fenómeno de la “bifurcación de Hopf”, una inestabilidad mecánica que permite a un sistema amplificar señales extremadamente pequeñas en oscilaciones distintas.
Si bien este principio se había demostrado previamente solo en anfibios como las ranas, ahora, por primera vez, se ha confirmado en la cóclea de mamíferos, que están estrechamente relacionados con los humanos.
Para lograrlo, el equipo utilizó cócleas de jerbos, que tienen un rango auditivo similar al de los humanos. Pequeños cortes de tejido, de apenas 0,5 mm de grosor, se colocaron en una cámara llena de una solución rica en nutrientes que mantenía la misma temperatura y voltaje que su hábitat natural.
Al reproducir sonido a través de un microaltavoz, los científicos observaron la apertura y el cierre de los canales iónicos en el haz de células ciliadas y el proceso de contracción y estiramiento de las células ciliadas externas según los cambios de voltaje, amplificando así la señal sonora.
El neurofisiólogo Marcelo Magnasco, colega de Hudspeth desde hace mucho tiempo, calificó el experimento de “obra maestra” y lo aclamó como uno de los logros más impresionantes en biofísica de los últimos cinco años.
Este logro no solo tiene valor académico. Abre oportunidades para aplicaciones prácticas en medicina, especialmente en el tratamiento de la pérdida auditiva, una enfermedad que afecta a cientos de millones de personas en todo el mundo.
Los científicos esperan que las secciones de cóclea cultivadas fuera del cuerpo se conviertan en una nueva herramienta para probar fármacos, dirigirlos a tipos celulares específicos y comprender con precisión cuándo falla el sistema auditivo. Esto podría hacer realidad, en un futuro próximo, los tratamientos para la recuperación de la audición, para los que actualmente no existen fármacos aprobados.
Para el profesor Hudspeth, quien ha dedicado más de medio siglo al estudio del mecanismo de la audición, este es considerado el punto culminante de su carrera. Para la comunidad científica, representa un hito que abre una nueva puerta en la comprensión de los secretos de la audición y brinda esperanza a millones de personas que han perdido el sonido de la vida.
Fuente: https://tuoitre.vn/lan-dau-tien-oc-tai-duoc-nuoi-song-ngoai-co-the-mo-hy-vong-chua-mat-thinh-luc-20250930163212485.htm






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