En la vida, todos deseamos tener amigos verdaderos, compartir momentos felices y difíciles, compartir comida, lágrimas y sueños incumplidos. La amistad sincera es invaluable. Sin embargo, por respeto mutuo, muchas personas, sin querer, ponen a sus amigos en una situación difícil, especialmente cuando surgen problemas económicos.
Nadie quiere creer que un solo préstamo pueda arruinar una amistad forjada durante décadas. Pero, en realidad, muchas personas han experimentado la amargura de perder dinero, perder amigos y no poder recomponer su amistad.

El dinero, la prueba molesta pero precisa
Nuestros antepasados tienen un dicho: «El dinero es la medida del corazón». Suena duro, pero es muy cierto. Cuando se necesita dinero prestado, muchas personas suelen dar razones legítimas como un desempleo repentino, un evento familiar importante, un hijo enfermo... Como amigos, nos sentimos mal y estamos dispuestos a ayudar a nuestros amigos con parte de la carga. Pero cuando el dinero se acaba y no regresa, todo empieza a desestabilizarse.
La culpa inicial del prestatario se transforma rápidamente en vergüenza y luego en evasión. La confianza del prestamista se transforma gradualmente en sospecha, frustración y, a veces, ira. Una sola pregunta: "¿Cuándo me pagarás?" puede convertir a dos amigos cercanos en desconocidos con miedo a verse. Ese precio a veces es más caro que el dinero perdido.
Una bella amistad no debe estar atada a deudas.
Una amistad sólida debe cultivarse con sinceridad, generosidad, empatía y respeto. El dinero, si lo hay, debe ser solo un complemento, no un vínculo.
Mucha gente piensa que "los amigos deben ayudarse mutuamente en tiempos difíciles", y eso no es erróneo. Pero lo importante es cómo ayudar de una manera que beneficie a tu amigo y no te complique las cosas. De hecho, no todos los que piden dinero prestado son malos o desagradecidos. Hay personas que están realmente en apuros, pero la presión de "tener que pagar pero no saber a quién recurrir" les hace tener miedo de conocerte, de saber del préstamo. Al final, ambas partes salen perjudicadas.
Negarse a prestar no es malo, es sabio.
Mucha gente piensa que es egoísta rechazar a los amigos cuando están en apuros. Pero, de hecho, si no eres capaz o no estás dispuesto a ceder de inmediato, es mejor rechazarlo directamente. Es mejor perder el favor primero que perder al amigo después.
Puedes decirle directamente: "Me da miedo que si llego tarde a la cita, nuestra amistad se arruine, así que lo siento, no me atrevo a prestarte dinero"; "El dinero molesta a la gente, me da miedo. Si necesitas otro apoyo, te ayudaré en todo lo que pueda"; "Solo puedo con esto; si necesitas ayuda urgente, te la daré; considéralo un apoyo para superar las dificultades".
Recuerde, una negativa sincera, diplomática y clara es mejor que asentir y luego resentirse en silencio y perder el sueño simplemente esperando que le devuelvan el dinero.
Te ayudamos no sólo con el dinero
El dinero no siempre es la única manera de salvar a alguien de los problemas. Puedes ayudarle a encontrar un trabajo a tiempo parcial, conectarle con fuentes de capital fiables, sugerirle que venda algunos activos o simplemente animarle, ayudarle con las tareas del hogar y cuidar de sus hijos para que pueda arreglárselas con tranquilidad. Estar presente y compartir con sinceridad a veces vale más que unos pocos dólares. Es en los momentos difíciles que la gente ve quién está dispuesto a estar ahí para ellos sin convertir a sus amigos en "bancos móviles".
Si tienes que prestar dinero, sé tan claro como un extraño.
Si ha decidido prestar, debe definirlo como una transacción, indicando claramente el plazo de devolución, el importe y la forma de pago. Lo mejor es escribirlo por escrito y guardar el acuerdo. Puede parecer un poco aburrido al principio, pero es su responsabilidad, tanto consigo mismo como con el prestatario.
Cuando llegue la fecha límite, no tengas miedo de recordarlo. Hazlo con tacto, amabilidad y cortesía. Por ejemplo: "Necesito organizar el dinero para ABC, ¿podrías ayudarme a organizar el dinero de ayer?". No dejes que las cosas se alarguen y dificulten la apertura. Cuanto más tarde, más difícil será salvar la amistad.
Pedir prestado no es malo, pero debe ser justo.
Muchas amistades siguen existiendo a pesar de haber pedido prestado, ya que ambas partes son justas y cumplen su palabra. Una vez que hayas pedido prestado, respétate, comprométete y paga a tiempo. Si te resulta difícil pagar, avísale con antelación. No esperes a que te pidan el pago para hacer una promesa y luego guardar silencio. El prestatario tiene la responsabilidad de mantener el respeto, el prestamista también debe ser transparente. Solo así el préstamo no empañará la relación.
Si quieren ser amigos por mucho tiempo, no tomen prestado el uno del otro.
Podemos compartir muchas cosas en la vida, historias felices y tristes, comidas calientes, viajes largos, sueños… pero no convirtamos el dinero en una prueba de confianza para luego perdernos el uno al otro sólo por una deuda impaga.
Si de verdad amas a tu amigo, disponte a ayudar en la medida de tus posibilidades sin perjudicar a ambos. Si de verdad se respetan, prioricen siempre la transparencia y la claridad. Si, por desgracia, debido a las circunstancias, tienes que pedir prestado dinero, devuélvelo a tiempo, cumple tu palabra para que puedan seguir apreciándose y sentarse juntos como en los viejos tiempos, cuando las deudas nunca los separaban.
El dinero se puede recuperar. Una vez que se pierde un buen amigo, nunca se puede recuperar. Así que, si quieren ser amigos por mucho tiempo, no se pidan prestado, o si tienen que pedir prestado, háganlo de forma justa, devuélvanlo de forma justa y mantengan la amistad intacta. Esa es la manera más inteligente y respetuosa de tratarnos.
Fuente: https://khoahocdoisong.vn/muon-lam-ban-lau-dung-vay-muon-nhau-post1551499.html
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