La organización médica sin fines de lucro Mayo Clinic (EE. UU.) recomienda que los adultos beban entre 2,7 y 3,7 litros de agua al día. Beber abundante agua aporta numerosos beneficios para la salud, desde acelerar el proceso digestivo, regular la temperatura corporal, prevenir los cálculos renales y mejorar la salud respiratoria, según el sitio web de salud Healthline (EE. UU.).
No beber suficiente agua puede irritar el tracto respiratorio, causando tos e infecciones.
Es importante beber suficiente agua para el correcto funcionamiento de los pulmones. Solo con suficiente agua, los pulmones pueden realizar tareas complejas como respirar e intercambiar oxígeno por dióxido de carbono.
Sin embargo, beber muy poca agua deshidrata el cuerpo y afecta directamente al sistema respiratorio. El primer efecto es la reducción de la secreción de moco en las vías respiratorias. El moco es un componente importante del mecanismo para combatir irritantes, suciedad y patógenos cuando el aire circula hacia los pulmones.
La deshidratación obliga al cuerpo a conservar el agua disponible, lo que reduce la cantidad de moco en las vías respiratorias. Como resultado, estas se vuelven más susceptibles a la irritación, causando tos e infecciones.
Un estudio publicado en la revista Thorax reveló que, cuando se está deshidratado, la elasticidad del tejido pulmonar disminuye. Esto significa que la capacidad de los pulmones para expandirse y contraerse al respirar se reduce, haciéndolos menos flexibles y más susceptibles a problemas pulmonares.
La deshidratación también puede tener un efecto más pronunciado en los pulmones si padece una afección respiratoria, como enfermedad pulmonar obstructiva crónica, bronquitis o asma. La deshidratación puede empeorar los síntomas de estas afecciones, como dificultad para respirar, tos y otras molestias. Por ejemplo, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica suele provocar el estrechamiento e inflamación de las vías respiratorias. La deshidratación puede estrechar aún más las vías respiratorias y dificultar la respiración.
Un estudio publicado en la Revista de Rehabilitación del Ejercicio reveló que la deshidratación espesa la mucosidad de las vías respiratorias. Esto dificulta la respiración y puede agravar los ataques de asma y las reacciones alérgicas.
En personas sanas, la deshidratación también afecta negativamente la respiración, provocando que las vías respiratorias produzcan menos mucosidad y sean más susceptibles a la inflamación. Todas estas afecciones estrechan las vías respiratorias y dificultan la respiración.
Además, beber suficiente agua es importante para transportar oxígeno desde los pulmones al resto del cuerpo. La deshidratación provoca una disminución del volumen sanguíneo, haciéndola más espesa. Esta condición reduce la capacidad de la sangre para transportar oxígeno.
Para evitar la deshidratación, que puede afectar negativamente la función respiratoria, lo mejor es beber suficiente agua. Además, es necesario consumir regularmente alimentos ricos en agua, especialmente frutas, según Healthline .
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