Acumulación de sangre
Correr aumenta la frecuencia cardíaca, lo que hace que el corazón bombee con más fuerza y aumente el flujo sanguíneo a los músculos. Si te sientas inmediatamente después de correr, puedes dificultar el flujo sanguíneo y provocar que la sangre se acumule en las extremidades inferiores. Esta acumulación puede provocar mareos o incluso desmayos debido a una caída repentina de la presión arterial.
Rigidez y dolor muscular
Correr es un ejercicio constante que ayuda a tonificar los músculos, especialmente los de las piernas. Sentarse inmediatamente después de correr puede provocar que estos músculos se tensen aún más, lo que provoca más dolor.
Flexibilidad y movilidad reducidas
Correr suele forzar músculos como los flexores de la cadera y los isquiotibiales. Si te sientas inmediatamente después de correr, estos músculos pueden endurecerse, lo que reduce la flexibilidad y la movilidad general.
El proceso de recuperación se ve afectado.
Correr es un ejercicio de alta intensidad que ayuda al cuerpo a eliminar sustancias nocivas como el ácido láctico, que puede acumularse durante una actividad intensa. Sentarse demasiado pronto después de correr puede ralentizar este proceso, prolongando potencialmente el tiempo de recuperación y aumentando el riesgo de lesiones.
Concluir
Correr no solo es bueno para la salud física, sino que también mejora el estado de ánimo y la concentración. Sin embargo, es importante seguir una rutina adecuada de enfriamiento y recuperación.
Enfriarse adecuadamente después de un entrenamiento intenso promoverá la circulación sanguínea y un suministro constante de oxígeno a los músculos, lo cual es esencial para la recuperación y reparación muscular.
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Fuente: https://laodong.vn/suc-khoe/tai-sao-ban-khong-nen-ngoi-ngay-sau-khi-chay-bo-1386784.ldo
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