Lo más destacado está en las alas laterales.
La ceremonia en la Casa Blanca también reveló la primera imagen oficial del F-47, cuya característica más notable es el canard: una pequeña ala unida al frente del ala principal.
Este detalle creó inmediatamente un acalorado debate entre los expertos militares sobre el papel y el diseño del F-47, porque es claramente diferente de los aviones furtivos de generaciones anteriores, como el F-22 y el F-35.
El contrato multimillonario coloca a Boeing en una posición de liderazgo para entregar un avión de combate que podría reemplazar plataformas obsoletas como el F-22 Raptor, que se espera que entre en servicio a finales de esta década.
Foto de simulación del caza estadounidense Boeing F-47. Foto: USAF
Las primeras imágenes muestran un diseño aerodinámico complejo, que incluye tomas de aire asimétricas, lo que alimenta la especulación de que la Fuerza Aérea podría estar ocultando deliberadamente detalles sensibles a la inteligencia extranjera.
Funcionarios estadounidenses solo han revelado que el F-47 incorporará tecnología avanzada para hacer frente a las crecientes amenazas. Los canards son un diseño común, ya que se han utilizado en aviones como el Dassault Rafale, el Saab Gripen o el Eurofighter Typhoon, lo que contribuye a aumentar la maniobrabilidad.
Sin embargo, para un caza furtivo estadounidense, la aparición de winglets podría indicar un cambio en la estrategia de diseño: equilibrar el sigilo y el rendimiento en combate.
El experto aeroespacial Michael Pryce, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, afirmó que la temprana publicación de esta característica por parte de la Fuerza Aérea de EE. UU. podría implicar que prioriza el combate a corta distancia o los combates aéreos de alta velocidad sobre el sigilo absoluto. Una razón podría ser que la tecnología de radar del enemigo es cada vez más avanzada, especialmente los radares de baja frecuencia que pueden detectar aeronaves furtivas a distancia.
El programa NGAD, con el F-47 como núcleo, ha estado en desarrollo durante años, con prototipos volando desde 2020. El programa no se centra solo en una sola aeronave, sino en construir un ecosistema de combate aéreo completo, trabajando con drones y sensores avanzados para mantener una ventaja sobre los adversarios.
La victoria de Boeing sobre Lockheed Martin en el contrato marca un punto de inflexión significativo. Lockheed Martin es el fabricante del F-22 y el F-35, pero Boeing ha demostrado su valía con potentes diseños de combate como el F/A-18 Super Hornet y el entrenador T-7A Red Hawk.
Carrera de velocidad entre el J-20 de China y el Su-57 de Rusia
Los canards del F-47 podrían ser una mezcla de dos filosofías de diseño opuestas: el sigilo estadounidense y la maniobrabilidad de los aviones chinos y rusos. El J-20 chino también cuenta con canards, que le otorgan mayor maniobrabilidad, aunque aún se desconocen sus capacidades de sigilo. Por otro lado, el Su-57 ruso sacrifica parte del sigilo a cambio de una supermaniobrabilidad.
Ellen Pawlikowski, general retirada de la Fuerza Aérea, cree que el futuro de la guerra aérea se desarrollará en un entorno caótico y disputado donde la velocidad y la maniobrabilidad serán tan importantes como el sigilo. Esto podría explicar por qué Boeing adoptó un enfoque diferente con el F-47.
Sin embargo, el diseño también plantea interrogantes sobre su costo y complejidad. El NGAD ha sido objeto de escrutinio debido a su enorme presupuesto, estimado en más de 100 000 millones de dólares. Añadir alas podría agravar el desafío de fabricación, lo que requiere ingeniería sofisticada para mantener la discreción y el rendimiento aerodinámico.
Si el F-47 efectivamente tiene canards, podría señalar un cambio importante en la estrategia de combate aéreo de Estados Unidos, que se basa no sólo en el sigilo sino también en mejores capacidades de combate en escenarios más complejos.
Ngoc Anh (según la Casa Blanca, el Ejército búlgaro y AFP)
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