Aprovechando el nuevo contexto histórico y la actual Revolución Industrial 4.0, fuerzas hostiles y reaccionarias intentan distorsionar el marxismo-leninismo, alegando que está «desfasado» y «ya no es relevante». Sin embargo, la teoría y la práctica han demostrado que la naturaleza científica y revolucionaria del marxismo-leninismo es objetiva y sigue teniendo valor para el movimiento revolucionario mundial.
En la historia de la humanidad, el marxismo-leninismo es la doctrina más influyente, con valores perdurables e innegables. Este valor se fundamenta en las grandes contribuciones del marxismo-leninismo.
En primer lugar, la concepción materialista de la historia: Marx fue el primero en descubrir la ley del desarrollo social humano, según la cual la historia social humana se mueve en función de motivos materiales, especialmente el interés económico , lo que posteriormente Lenin calificó como «el mayor logro del pensamiento científico». La concepción materialista de la historia examina la sociedad de forma integral y holística, basándose en el surgimiento, el desarrollo y la decadencia de las formas socioeconómicas. Si bien los seres humanos no pueden cambiar ni abolir arbitrariamente las leyes de la sociedad, mediante sus actividades prácticas pueden influir en ellas para que se desarrollen más rápido o más lento. En general, la concepción materialista de la historia constituye la base metodológica que permite comprender y actuar correctamente en la sociedad, y sigue siendo valiosa y vigente incluso en el contexto de la actual cuarta revolución industrial.
En segundo lugar, la teoría de las formas socioeconómicas. Desde una perspectiva científica, las formas socioeconómicas esclarecen la ley del desarrollo de la sociedad humana. El marxismo-leninismo señala que la ley del desarrollo de la sociedad humana no es algo difícil de comprender ni complicado, sino la sustitución de las formas socioeconómicas por revoluciones sociales. Cada forma socioeconómica es una estructura social completa, coherente entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, entre la infraestructura y la superestructura. La historia de la sociedad humana muestra que la coherencia entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, entre la infraestructura y la superestructura, se mantiene durante un largo período, hasta que la relación entre ambas deja de ser coherente. Esto se debe a que las fuerzas productivas se desarrollan continuamente, mientras que las relaciones de producción lo hacen más lentamente, por lo que resultan cada vez menos adecuadas para las fuerzas productivas. En ese momento, la sociedad requiere nuevas relaciones de producción que se ajusten a las fuerzas productivas, y para lograr esta adecuación, a menudo son necesarias revoluciones sociales. Esa es la base del marxismo-leninismo para señalar las contradicciones y los defectos inherentes del capitalismo y, al mismo tiempo, proporcionar una base teórica sólida para afirmar: "El colapso de la burguesía y la victoria del proletariado son igualmente inevitables" (1).

En tercer lugar, la teoría de la plusvalía: Mediante un análisis profundo del modo de producción capitalista, Marx desveló los entresijos de dicho modo, así como las causas y los mecanismos de explotación de los trabajadores. Hoy en día, el rápido desarrollo de la ciencia y la tecnología , especialmente la Cuarta Revolución Industrial, no ha vuelto obsoleta la teoría de la plusvalía ni las relaciones de propiedad, sino que, por el contrario, ha puesto de manifiesto, con mayor claridad y precisión, su validez.
Las cuestiones fundamentales antes mencionadas han determinado la naturaleza científica y revolucionaria del marxismo-leninismo. A su vez, constituyen la base de su vitalidad y sólido desarrollo. Actualmente, la Cuarta Revolución Científica y Tecnológica ha propiciado el rápido desarrollo de las fuerzas productivas, brindando a la población mayores oportunidades de desarrollo, beneficios y valores nobles y positivos; pero también ha traído consigo numerosos desafíos, aspectos negativos y la subversión de muchos valores tradicionales. Aprovechando este contexto, fuerzas hostiles han buscado por todos los medios explotar, sabotear y distorsionar las teorías del marxismo-leninismo, argumentando que este está «desactualizado» y «ya no es adecuado» para el siglo XXI. Numerosas opiniones identifican deliberadamente al marxismo-leninismo con el colapso del modelo socialista en la Unión Soviética y los países de Europa del Este, afirmando así que el uso que hace nuestro Partido del marxismo-leninismo como fundamento ideológico y guía de acción es «erróneo» y «necesita ser corregido».
Sin embargo, en la práctica, en algunos países como China y Vietnam, los partidos comunistas se mantienen fieles a la teoría marxista-leninista. En Vietnam, en particular, el marxismo-leninismo y el pensamiento de Ho Chi Minh siempre han constituido el fundamento ideológico y la guía para la acción. Sobre esta base, el Partido Comunista de Vietnam ha liderado la revolución, cosechando victorias y transformando al país de la pobreza y el atraso a una nación prestigiosa en el ámbito internacional. En concreto, tras casi 40 años de reconstrucción, «nuestro país nunca ha gozado de una base, un potencial, una posición y un prestigio internacional como los de hoy» (2). Vietnam se ha convertido en un país en vías de desarrollo, con una política y una sociedad estables, y el ideal de «un pueblo próspero, un país fuerte, democracia, justicia y civilización» se materializa cada vez con mayor claridad. Toda teoría solo tiene valor cuando se traduce en práctica, guía las acciones concretas de las masas y contribuye a transformar la realidad. Por lo tanto, los logros de la revolución, especialmente los resultados de la causa de renovación durante los últimos 40 años, son la evidencia más clara del valor perdurable del marxismo-leninismo y del pensamiento de Ho Chi Minh.
Aunque las fuerzas hostiles y reaccionarias siempre han intentado distorsionar y negar el carácter revolucionario y científico del marxismo-leninismo, la realidad histórica de la humanidad en los últimos 170 años ha confirmado que el marxismo-leninismo es, en verdad, una teoría social progresista, científica y revolucionaria. Mediante el materialismo dialéctico y el materialismo histórico, el marxismo-leninismo ha explicado científicamente las cuestiones más fundamentales de la sociedad humana, en especial el movimiento, el desarrollo y la sustitución de las formas socioeconómicas, la inevitable destrucción del capitalismo y el inevitable avance del socialismo y el comunismo.
El marxismo-leninismo, como doctrina abierta, revolucionaria, científica y en constante desarrollo, es un fundamento importante para que fomentemos la fe, luchemos activamente contra las distorsiones y negaciones de la naturaleza revolucionaria y científica del marxismo-leninismo y contribuyamos a proteger el fundamento ideológico del Partido en la nueva situación actual.
Referencias:
(1). C. Marx y F. Engels: Obras completas, Editorial Política Nacional, Hanoi, 1999, vol. 4, pág. 613.
(2). Partido Comunista de Vietnam, Documentos del XIII Congreso Nacional de Delegados, Volumen II, Editorial Política Nacional, Hanoi 2021, pág. 322.
Según el periódico electrónico del Partido Comunista de Vietnam
Fuente






Kommentar (0)