Imagine un mundo donde la electricidad se genera simplemente mezclando agua dulce y salada, sin combustible, sin emisiones y sin residuos.
Este escenario aparentemente de ciencia ficción acaba de hacerse realidad en Japón con la inauguración de la primera planta de energía osmótica de Asia, la segunda sólo a nivel mundial.
La fuente de energía limpia olvidada
Según The Guardian , la energía osmótica, también conocida como energía de gradiente de salinidad, ha sido clasificada desde hace mucho tiempo por los científicos como una fuente potencial de energía renovable.
Su mecanismo se origina a partir del proceso natural de ósmosis: el agua se mueve desde una zona con baja salinidad (agua dulce) a una con alta salinidad (agua de mar) a través de una membrana semipermeable, creando presión que puede usarse para hacer girar turbinas y producir electricidad.

La planta de Fukuoka está diseñada para producir unos 880.000kWh de electricidad al año (Foto: TG).
Este principio ya se da en la naturaleza a diario: es la forma en que las plantas absorben agua del suelo para nutrir sus células. Pero no fue hasta el siglo XXI que la tecnología de membranas semipermeables fue lo suficientemente duradera y sofisticada como para que los humanos pudieran aprovechar este fenómeno para generar un flujo constante de electricidad.
Sin embargo, en la carrera mundial hacia la energía verde, la energía osmótica ha recibido menos atención que la eólica, la solar o la hidroeléctrica. Esto se debe a los retos de eficiencia y los costes de inversión inicial.
Sin embargo, gracias a los esfuerzos de Japón, esta fuente de energía “olvidada” está volviendo a una posición prometedora.
Recientemente, Japón inauguró oficialmente una planta de energía osmótica en la ciudad de Fukuoka, isla de Kyushu. Este es el primer proyecto en Asia y el segundo a nivel mundial, tras la planta de energía osmótica de Mariager (Dinamarca), inaugurada en 2023.
Basándose en su dilatada experiencia en energía hidroeléctrica, Japón ha “actualizado” la tecnología de ósmosis a escala industrial.
La planta de Fukuoka está diseñada para producir alrededor de 880.000 kWh de electricidad al año. Esto equivale al consumo eléctrico de unos 220 hogares; no es una cantidad elevada, pero allana el camino para una futura expansión.
Cabe destacar que toda la electricidad generada se utilizará para alimentar una planta desalinizadora cercana, garantizando así el suministro de agua potable a la ciudad de Fukuoka. Este modelo se considera dual: genera electricidad y, al mismo tiempo, satisface la necesidad de agua potable, especialmente útil para ciudades costeras donde el agua potable es escasa.
Mecanismo de funcionamiento único
En Fukuoka, se introduce agua dulce o aguas residuales tratadas en un lado de una membrana semipermeable, mientras que el agua de mar se introduce en el otro. La diferencia en la concentración de sal hace que el agua se mueva a través de la membrana, aumentando la presión en el lado del agua de mar.
Esta presión se convierte en energía cinética, haciendo girar una turbina conectada a un generador, creando una corriente continua.
La profesora Sandra Kentish, de la Universidad de Melbourne (Australia), comentó: «Lo especial del proyecto japonés es que utilizan agua de mar concentrada, la salmuera restante tras el proceso de desalinización, para aumentar la diferencia de concentración. Este método ayuda a maximizar la eficiencia y a aprovechar los subproductos de la planta de desalinización».
A diferencia de la energía eólica o solar, que dependen del clima, la energía osmótica puede producirse las 24 horas del día, todo el año. Los océanos y los ríos proporcionan una fuente prácticamente inagotable de materias primas, lo que promete un suministro de electricidad constante, con bajas emisiones de carbono y completamente renovable.
Desafíos y perspectivas
A pesar de su claro potencial, la electroósmosis aún enfrenta importantes desafíos tecnológicos. Los sistemas de bombeo requieren mucha energía para impulsar el agua a través de la membrana, que a su vez es susceptible a la fricción y a las impurezas.
Son estos factores los que hacen que el coste de producir energía osmótica sea aún más alto que el de las fuentes renovables más populares.
Sin embargo, según los expertos, estas barreras no son insuperables. Nuevos materiales, tecnología avanzada de tratamiento de aguas residuales y un diseño óptimo de sistemas están eliminando gradualmente las dificultades.
Varios países, entre ellos Noruega, Corea del Sur, España y Qatar, también han puesto en marcha proyectos piloto, tomando a Japón como modelo del que aprender.
El evento de Fukuoka no solo es significativo para Japón. Demuestra que la energía osmótica ha pasado del laboratorio al mundo real, convirtiéndose en una opción viable en la estrategia global de diversificación energética.
Mientras la humanidad se esfuerza por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y enfrentar el cambio climático, cualquier fuente de energía limpia tiene un valor estratégico.
Los investigadores creen que, si se amplía, la energía osmótica podría convertirse en una importante fuente de energía complementaria, especialmente en países costeros ricos en ríos.
Fuente: https://dantri.com.vn/khoa-hoc/tron-nuoc-man-va-nuoc-ngot-cach-tao-dien-doc-nhat-chau-a-cua-nhat-ban-20250906074019738.htm
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