Otros estudiantes, cuando se enfrentan a un problema difícil, pueden acudir a sus padres en busca de ayuda. Cuando no entienden la lección en clase, cuentan con profesores que les ayudan, clases de refuerzo y libros de consulta nuevos que les ayudan a encontrar la respuesta. Pero yo no tengo eso. Solo tengo un libro viejo, unas pocas páginas copiadas del día anterior y una pregunta que no deja de rondarme la cabeza: Si nadie me enseña, ¿cómo voy a aprender?
Ahora, con la entrada en vigor de la Circular 29/2024, la enseñanza y el aprendizaje complementarios se regulan de forma más específica y estricta, en cumplimiento de la ley. Durante mucho tiempo, se ha considerado la enseñanza complementaria como una parte esencial del sistema educativo , una medida para ayudar a los alumnos, especialmente a los de primaria, a suplir las carencias de las escuelas. Pero ahora, con la Circular 29, esta regulación se endurece, y surge la pregunta de si los alumnos tienen la capacidad de estudiar de forma autónoma. ¿Y cómo los hemos preparado para el autoaprendizaje?
Al reflexionar sobre mi trayectoria, me doy cuenta de que, si bien el punto de partida de cada persona puede ser diferente, el éxito no radica en la cantidad de mentores, sino en la capacidad de autoaprendizaje y adaptación. A lo largo de los años, he tenido la oportunidad de trabajar con numerosos educadores de todo el mundo y participar en programas globales de desarrollo de liderazgo. Estas experiencias me ayudan a comprender que una educación verdaderamente eficaz no se limita a impartir conocimientos, sino que, aún más importante, fomenta en los estudiantes el espíritu de autoaprendizaje, el pensamiento crítico y la capacidad de adaptación a cualquier circunstancia.
Durante muchos años, nuestro sistema educativo ha parecido funcionar con un modelo de transmisión unidireccional, donde los docentes desempeñan un papel central, impartiendo conocimientos, y los estudiantes absorben y siguen instrucciones. Las clases de refuerzo se han convertido en una extensión de ese proceso, donde se les recuerda a los estudiantes, se les explica nuevamente lo que no entienden y practican sus habilidades para la realización de exámenes. Esta familiaridad ha creado una mentalidad de aprendizaje pasiva, donde la responsabilidad del aprendizaje no recae enteramente en el estudiante, sino que depende del docente.
Pero a medida que el sistema de tutorías se vuelve más estricto, la distinción entre estudiantes activos y pasivos se hará cada vez más evidente. Los estudiantes acostumbrados a que alguien les recuerde y les dé clases particulares se sentirán desorientados sin una guía. Por el contrario, los estudiantes que saben estudiar por su cuenta, buscar documentos, preguntar y planificar sus propias lecciones seguirán progresando sin necesidad de un sistema complementario.
Vivimos en una era donde internet ha abierto las puertas del conocimiento a todos, pero no todos saben cómo acceder a ellas. Los estudiantes pueden acceder a innumerables conferencias gratuitas y materiales de referencia de todo el mundo, pero si no saben seleccionar, cuestionar y evaluar la información, ese conocimiento permanece fuera de su alcance.
El aumento de las tutorías y las clases extra puede ser un punto de inflexión, pero que se convierta en una oportunidad o en un obstáculo depende por completo de cómo cada estudiante aborde sus estudios. Una puerta se ha cerrado, pero otra se abrirá. La pregunta es: ¿Estás listo para cruzar esa puerta o sigues esperando a que alguien te muestre el camino?
Fuente: https://thanhnien.vn/tu-hoc-ban-se-la-nguoi-dan-duong-185250222222220532.htm






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