Selección femenina de voleibol sub-21 de Vietnam en el Mundial Femenino Sub-21 de 2025 - Foto: VOLLEYBALL WORLD
En realidad, esto es sólo una pequeña parte del interminable debate que ha durado décadas sobre la equidad en los deportes femeninos.
¿Dónde encontrar la fórmula de la equidad?
Casos impactantes como el de Imane Khelif (boxeo), el de Caster Semenya (atletismo) o una serie de conflictos en torno a las cuestiones transgénero en el sistema escolar estadounidense... reflejan una perspectiva multidimensional y compleja sobre la cuestión de la exigencia de justicia para las mujeres.
Imane Khelif, campeona olímpica de boxeo de peso mediano, se ha convertido en el centro de la controversia después de que se le prohibiera competir en el campeonato mundial de 2023 por no cumplir con los criterios de género de la Federación Internacional de Boxeo (IBA).
Sin embargo, el Comité Olímpico Internacional (COI) posteriormente permitió a este atleta competir en los Juegos Olímpicos de París 2024. El incidente provocó la indignación de la prensa y los políticos .
Una situación similar le ocurrió a Caster Semenya, una atleta sudafricana que se vio obligada a reducir su testosterona para competir en la categoría de peso mediano, lo que provocó que la opinión pública se preguntara: ¿se está protegiendo o se está violando la equidad en el deporte?
En Estados Unidos, docenas de estados han promulgado leyes que prohíben a los atletas transgénero competir con su género identificado, especialmente en las escuelas, lo que crea un dilema entre los derechos individuales y la equidad deportiva.
Ante esta situación tan tensa, muchas organizaciones deportivas internacionales han endurecido las pruebas de género. World Athletics acaba de emitir una nueva normativa que exige que todas las atletas femeninas se sometan a una única prueba del gen SRY (gen de determinación del sexo masculino), mediante una muestra de sangre seca o un frotis bucal. Si el SRY resulta positivo, la atleta será descalificada de la categoría femenina.
De manera similar, la Federación Mundial de Boxeo también anunció una política obligatoria de pruebas cromosómicas, específicamente para determinar si hay un cromosoma Y o no, antes de poder competir en el sistema femenino.
El presidente estadounidense, Donald Trump, incluso anunció que crearía un grupo de trabajo especial para realizar pruebas de género estrictas a las atletas femeninas en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles de 2028. Al mismo tiempo, firmó una orden ejecutiva que prohíbe la competencia a las atletas transgénero, lo que constituye una drástica intervención política en el deporte.
Imane Khelif causó mucha controversia al ganar una medalla de oro en boxeo en los Juegos Olímpicos de París 2024 - Foto: GI
No seas dogmático
La pregunta, sin embargo, es: ¿son estas pruebas realmente suficientes para resolver el problema? La historia de las pruebas de género, o por extensión, de las pruebas para detectar cualquier signo de interferencia y trampa en el deporte femenino, ha estado plagada de controversias.
La más antigua fue la prueba directa ("control genital") en los años 1950-1960, luego pasó a las pruebas cromosómicas (cuerpo de Barr, luego PCR en los años 1990), luego a las pruebas hormonales como la testosterona (hormona sexual masculina) a partir de los años 2000.
Sin embargo, todos tienen limitaciones: los cromosomas no se reflejan completamente, las hormonas son inestables y, lamentablemente, algunos atletas intersexuales son descalificados debido a confusión o sesgo científico deficiente.
Expertos médicos y legales han señalado numerosas inconsistencias en la política de pruebas. La atleta Caster Semenya fue obligada a reducir su testosterona a un nivel inferior al de la atleta promedio. Pero ¿es eso realmente suficiente?
Las investigaciones demuestran que muchos factores no hormonales, como la longitud de los brazos, la estructura cardíaca y pulmonar, y la forma corporal, tienen efectos incluso mayores que las hormonas masculinas. Y tener niveles altos de testosterona no implica necesariamente una gran ventaja en el deporte femenino.
El caso de María José Martínez Patiño (España) es prueba de ello. Fue descalificada en 1985 por su cromosoma XY, pero no padecía SIA (Síndrome de Insensibilidad a los Andrógenos). Patiño fue eliminada sin piedad de las competiciones deportivas a pesar de que la ciencia demostró posteriormente que esta atleta española no se beneficiaba de la testosterona.
Finalmente, a partir del caso de Patino, la comunidad científica luchó con éxito, obligando a la IAAF (Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo) así como al COI a abolir este método de prueba a finales de los años 90.
Mientras tanto, condiciones biológicas complejas como el síndrome de Swyer (una mujer con un cromosoma XY, sin gónadas funcionales y que necesita tratamiento hormonal para llegar a la pubertad) dificultan cualquier suposición simple acerca de si existe una ventaja en participar en deportes femeninos.
Muchos otros trastornos del desarrollo sexual (DSD), como la deficiencia de 5 alfa reductasa (5-ARD), dan lugar a que las personas nazcan siendo mujeres pero cambien gradualmente a un patrón masculino durante la pubertad.
Hay casi 10 enfermedades y síndromes que muestran que las atletas femeninas tienen muchas características biológicas de los hombres, pero si tienen o no una ventaja derivada de ello sigue siendo un tema de constante debate entre los científicos hoy en día.
En un ámbito con un enfoque específico de género, los administradores deportivos tienen la responsabilidad de prevenir constantemente la presencia de sesgos de género. Pero no todos los que muestran sesgos de género son tramposos ni tienen ventaja…
La prohibición de Patino es considerada una gran injusticia, cambiando la historia de las pruebas de género en el deporte - Foto: DW
Tuoitre.vn
Fuente: https://tuoitre.vn/xac-dinh-gioi-tinh-van-dong-vien-cuoc-tranh-cai-bat-tan-trong-the-thao-20250813223609833.htm
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