El Atlético tiene grandes inversiones en el verano de 2024. |
La derrota por 1-0 ante el Barcelona en la vuelta de las semifinales de la Copa del Rey no solo puso fin oficialmente a la temporada sin títulos del Atlético de Madrid, sino que también expuso una amarga realidad: el equipo que gastó casi 200 millones de euros en verano seguía sin poder disparar a puerta en casa. Mientras el entrenador Diego Simeone intentaba tranquilizar con palabras positivas, el central José María Giménez fue directo al señalar el problema.
Tácticas equivocadas y “una primera mitad desperdiciada”
El Estadio Metropolitano es una fortaleza inexpugnable para el Atlético de Madrid. Pero en la noche de la vuelta de las semifinales de la Copa del Rey, se convirtió en el escenario donde el equipo rojiblanco se dio por vencido y abandonó el torneo sin dejar una huella digna. Dejaron que el Barcelona se adelantara en el minuto 27 y estuvieron indefensos durante el resto del partido. Peor aún, durante los 90 minutos, el Atlético no tuvo ni un solo disparo a portería, una estadística que haría dudar a cualquier gran equipo.
Esa derrota marcó no solo una derrota en cuanto a goles, sino también en espíritu, táctica y expectativas. Tras el mercado de fichajes de verano de 2024, considerado el más competitivo en muchos años, con un coste total de 185 millones de euros, el Atlético fichó a figuras clave: Julián Álvarez, campeón del mundo; Robin Le Normand, el central titular de la selección española; Alexander Sørloth, máximo goleador de LaLiga; el versátil centrocampista Conor Gallagher; y Clement Lenglet, cedido por el Barça.
El objetivo era claro: ganar la Liga, llegar lejos en la Champions y, al menos, llegar a la final de la Copa del Rey. Pero la realidad fue completamente cruel: eliminados por el Real Madrid en la Champions, derrotados por el Barcelona en la Copa del Rey y actualmente a 9 puntos del Barça en la clasificación de La Liga.
Tras el partido, el vicecapitán José María Giménez no ocultó su decepción: «Estamos tristes, dolidos, por nosotros y por la afición. Pedimos disculpas por perder la primera parte. Si hubiéramos entrado al partido con el mismo espíritu que en la segunda parte, las cosas podrían haber sido muy diferentes».
Esas palabras pudieron haber calado hondo en la afición, pero también hicieron que el entrenador Diego Simeone sintiera la necesidad de alzar la voz. En rueda de prensa, declaró: «La primera parte no fue buena, pero no es para disculparse. A veces hay que reconocer que el rival jugó mejor. Jugamos muy bien en la segunda parte; podríamos haber empatado. Pero no se le puede pedir al equipo que juegue los 90 minutos con tanta intensidad, sobre todo cuando el rival es el Barcelona».
Sin embargo, es probable que el entrenador Diego Simeone y su equipo se queden con las manos vacías en la temporada 2024/25. |
La diferencia de perspectiva entre jugador y entrenador era evidente. Giménez habló en nombre de muchos aficionados que habían visto a su equipo jugar de forma estancada, descoordinada y sin carácter. Simeone, como siempre, se mantuvo fiel a su mentalidad defensiva, su enfoque pragmático y su tendencia a evitar criticar públicamente a sus jugadores.
Cuando el equipo necesitaba un momento estelar para marcar la diferencia, Antoine Griezmann, el mayor icono del Atlético de Madrid durante la última década, guardó silencio absoluto. El delantero francés jugó hasta el minuto 81, pero no logró destacar. En sus últimos 12 partidos en todas las competiciones, Griezmann solo ha marcado un gol y una asistencia, muy pocos para un jugador que solía ser un líder.
A sus 34 años, Griezmann ya no es tan prolífico como antes y cada vez más mira a la MLS como el destino final de su carrera. Su contrato actual vence en junio de 2026, pero aún queda por ver si seguirá con el equipo dos temporadas más.
Fracaso táctico total
Simeone siempre ha sido famoso por su capacidad para organizar la defensa y contraatacar con rapidez. Pero contra un Barça sin muchas opciones de ataque, el Atlético siguió jugando con un dominio absoluto. Los contraataques, tradicionalmente el punto fuerte del equipo, fueron casi inexistentes. La dupla Álvarez-Giuliano Simeone carecía constantemente de balón, careciendo de un enlace en el mediocampo.
El mediocampo, a pesar de contar con Gallagher, De Paul o Koke, seguía sin poder controlar la zona media. Aunque el Barça no presionaba con fuerza, dividió fácilmente las líneas locales.
Una serie de caídas provocaron el desplome del Atlético en tres estadios. |
Tras las declaraciones contradictorias de Giménez, el central uruguayo aclaró su postura en la zona de entrevistas mixtas, recalcando que seguía apoyando a su entrenador. Simeone continuó defendiendo a su equipo: "Estamos compitiendo bien en todos los aspectos. Confío en los jugadores, en mi equipo. El objetivo ahora es centrarnos en LaLiga, empezando por el partido contra el Sevilla".
Simeone se mantiene firme en su filosofía, una filosofía que lo ha convertido en el mejor entrenador de la historia del Atlético, pero que también se está cuestionando gradualmente en el contexto actual. Gran inversión, altas expectativas, pero los resultados no van de la mano con la fuerza. El Atlético de Madrid esta temporada es un equipo que ha mejorado mucho su plantilla, pero le falta identidad, chispa y, sobre todo, falta garra en los partidos importantes.
Cuando un equipo no consigue un solo disparo a puerta en casa en una semifinal de la Copa del Rey, ya no es cuestión de suerte. El Atlético de Madrid se está perdiendo a sí mismo, perdiendo el espíritu de lucha que una vez lo convirtió en el equipo más temido de Europa.
Y cuando gente como Giménez tiene que alzar la voz, significa que la frustración ha superado el umbral de tolerancia del vestuario. Puede que Simeone siga creyendo que "todo está bien", pero la afición no.
Fuente: https://znews.vn/200-trieu-euro-khong-cuu-noi-atletico-post1543056.html
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