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IA: ¿Destructora o creadora de empleos?

(Dan Tri) - Tres personas con IA pueden reemplazar a 350 programadores. Cuando la IA puede convertirse en CEO, programar o brindar asesoramiento médico, la cuestión de si eliminar o crear empleos se vuelve urgente, transformando la economía y la tecnología.

Báo Dân tríBáo Dân trí20/08/2025

Mo Gawdat, exdirector comercial de Google X —el laboratorio más disparatado del gigante tecnológico—, ha echado un jarro de agua fría a los optimistas. «La idea de que la inteligencia artificial creará nuevos empleos es una completa tontería», declaró sin rodeos. Su propia startup, Emma.love, fue creada por él mismo y solo dos expertos en software, con la ayuda de la IA. Un proyecto así, en el pasado, habría consumido los recursos de 350 personas.

La advertencia de Gawdat no se limita a los trabajos manuales o repetitivos. Cree que incluso los puestos creativos y de alta dirección no son seguros. Desde editores de vídeo hasta productores de podcasts, e incluso directores ejecutivos, corren el riesgo de ser reemplazados. «Llegará un momento en que la mayoría de los directores ejecutivos incompetentes serán reemplazados», afirma Gawdat, porque una Inteligencia Artificial General (IAG) será «superior a los humanos en todos los aspectos».

Esta no es una voz solitaria. El argumento de Gawdat resuena con una tendencia preocupante que se viene gestando desde hace décadas, y que los economistas solo ahora ven suficientes datos para demostrar: la tecnología se ha convertido en una destructora neta de empleos.

La ola silenciosa de destrucción

A lo largo de la historia, hemos creído en un contrato implícito con la tecnología: las máquinas liberarían a las personas de sus antiguos empleos y surgirían nuevas industrias para acomodarlas. Durante mucho tiempo, este contrato ha sido cierto. Las estadísticas muestran que el 60 % de la fuerza laboral actual ocupa ocupaciones que no existían en 1940.

Pero parece haberse producido un punto de inflexión. David Autor, reconocido economista del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), sostiene que, desde la década de 1980, el equilibrio se ha roto. Los empleos que la automatización ha eliminado no se han visto compensados ​​por los nuevos empleos que ha creado.

La diferencia fundamental reside en la naturaleza de la tecnología. Autor señala que las máquinas más potentes que los humanos, como los tractores, suelen desempeñar una función complementaria, ayudando al agricultor a trabajar con mucha más productividad, lo que aumenta la capacidad laboral. En cambio, las máquinas más inteligentes que los humanos, como la IA, tienden a sustituir la mano de obra por completo, sin necesidad de la supervisión ni la operación tradicionales.

La IA se está volviendo más inteligente, más rápida y a un ritmo exponencial. Un informe de la OCDE y un estudio de PricewaterhouseCoopers predicen que entre el 15 % y el 30 % de los empleos en las economías desarrolladas corren un alto riesgo de automatización. Ya no se trata de brazos robóticos en fábricas, sino de algoritmos capaces de escribir código, diagnosticar enfermedades, analizar finanzas o incluso dirigir una corporación.

AI: Kẻ hủy diệt hay là nơi tái tạo việc làm? - 1

¿Es la tecnología un complemento o un sustituto del trabajo? Este debate se ha prolongado durante décadas. Sin embargo, investigaciones académicas recientes sugieren que la tecnología ha sido, de hecho, una destructora neta de empleos durante décadas (Foto: Adobe Stock).

El gran cambio, no el fin del mundo

Pero el panorama no es del todo sombrío. En medio de las predicciones de un "apocalipsis laboral", un importante informe de Jobs and Skills Australia (JSA) ofrece una visión diferente, más optimista y realista: la IA cambiará los empleos más de lo que los reemplazará.

En el estudio más completo jamás realizado en Australia, la JSA ha elaborado un mapa detallado del impacto de la IA en el mercado laboral. Los resultados son sorprendentes.

No son obreros de fábrica, sino oficinistas. Trabajadores de oficina, recepcionistas, contables, vendedores, marketing, relaciones públicas e incluso programadores y analistas de negocios se enfrentan a la posibilidad de que la IA asuma gran parte de sus tareas. Estos son empleos que se han visto menos afectados por las anteriores oleadas de automatización.

Por el contrario, los trabajos que requieren destreza manual, interacción humana directa y capacidad de adaptación a entornos reales se convierten en la "zona segura". Entre ellos se incluyen el personal de limpieza, el de lavandería, los trabajadores de la construcción y la minería, y los trabajadores de servicios de hostelería y alojamiento.

El hallazgo más importante de la JSA es que casi la mitad de la fuerza laboral actual ocupa puestos con bajos niveles de automatización, pero con un nivel medio de apoyo de IA. Esto significa que experimentarán una "transformación" en sus trabajos, no una "disrupción" total. Un contador podría ya no tener que introducir datos manualmente, sino utilizar IA para analizar grandes conjuntos de datos y brindar asesoramiento estratégico.

Más notable aún, cuando JSA modeló tres escenarios diferentes para el ritmo de adopción de IA entre ahora y 2050, todos arrojaron el mismo resultado: habría más empleos en Australia en 2050 con IA que sin ella. Si bien el crecimiento del empleo podría desacelerarse durante la próxima década a medida que la economía se adapta, posteriormente se aceleraría con mayor fuerza.

Los datos del Foro Económico Mundial (FEM) respaldan esta opinión. Si bien el 41 % de los empleadores a nivel mundial admite planes para reducir personal debido a la IA, el 77 % de las empresas planea capacitar a su fuerza laboral actual para que sea más eficaz con la IA. Las empresas no se están precipitando hacia una "masacre" masiva, sino que buscan integrarse y adaptarse.

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Todavía existe una visión optimista de que la IA es un socio, no un enemigo de los humanos (Foto: Linkedin).

Consecuencias más allá de la nómina

La revolución de la IA no se detendrá en el mercado laboral. Su impacto se extenderá y transformará los pilares fundamentales de la economía global.

El riesgo de deflación estructural: A medida que las máquinas se vuelven más baratas e inteligentes, pueden producir bienes y servicios a un coste marginal cercano a cero. Al mismo tiempo, si el desempleo aumenta de forma generalizada, la demanda agregada de la economía colapsará. Un aumento vertiginoso de la oferta mientras la demanda se desploma es la receta perfecta para un período prolongado de deflación, una pesadilla para los bancos centrales.

El gran gobierno y el auge de la RBU: En un escenario de desempleo masivo, los gobiernos difícilmente pueden permanecer inactivos. La presión social los obligará a intervenir con políticas para redistribuir la renta y la riqueza.

La idea de una renta básica universal (RBU), un pago regular otorgado por el gobierno a todos los ciudadanos sin condiciones, dejaría de ser un experimento marginal para convertirse en una política central. Esta es la visión que Mo Gawdat concibe, donde las personas se liberan de la carga de ganarse la vida para dedicarse a sus verdaderos valores.

La Guerra Tecnológica Global: Quien controle la IA, controlará el futuro. El enfrentamiento entre Washington y Pekín ya no gira en torno a los aranceles sobre zapatillas deportivas o productos agrícolas. Se ha transformado en una feroz, dinámica y en constante evolución carrera tecnológica.

A diferencia de la ventaja comparativa en el comercio (que es estática), la ventaja tecnológica puede crearse, mejorarse y perderse en un abrir y cerrar de ojos. Para los inversores y los responsables políticos, comprender la naturaleza de esta guerra es más importante que cualquier guerra comercial.

¿Dónde se situará la humanidad en la nueva era?

Entonces, ¿cuál es la salida para los trabajadores? La respuesta no está en luchar contra la IA, sino en aprender a "bailar" con ella.

El multimillonario Mark Cuban y el CEO de Nvidia, Jensen Huang, creen que la clave reside en combinar la experiencia en IA con habilidades interpersonales únicas. Siempre habrá necesidad de personas que programen, capaciten, monitoreen sistemas de IA y enseñen a otros a usarlos.

El comisionado de la JSA, Barney Glover, subrayó la urgencia de reformar la educación. «La IA es ahora una habilidad fundamental», afirmó. «Todos tendremos que convertirnos en una especie de ingenieros de vanguardia». Pero más importante que aprender a «dominar» la IA es cultivar habilidades que esta tendrá dificultades para replicar: pensamiento crítico, perspicacia, inteligencia emocional y creatividad. Estos son los valores fundamentales que las ciencias sociales y las humanidades han cultivado durante siglos.

Para una transición fluida, la colaboración entre empresas y trabajadores es fundamental. Imponer la IA mecánicamente solo generará resistencia y disrupción. En cambio, diseñar conjuntamente la implementación de la tecnología, garantizando la participación de los trabajadores en el proceso, generará resultados óptimos para ambas partes.

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Para sobrevivir en la era de la IA, los humanos deberían aprender a "bailar" con ella, aplicando la tecnología para aumentar la productividad (Foto: Okoone).

Tal vez el impacto más profundo de la IA no sea la cantidad de empleos que elimina o crea, sino cómo nos obliga a volver a plantear la pregunta fundamental: ¿cuál es el propósito del trabajo?

“No estábamos destinados a despertarnos cada mañana y pasar 20 horas trabajando”, reflexiona Mo Gawdat. “Hemos definido erróneamente que nuestro propósito en la vida es el trabajo; eso es una mentira del capitalismo”.

La tormenta de la IA podría suponer un duro golpe para el mercado laboral a corto plazo. Pero también podría ser una oportunidad única para que la humanidad redefina su relación con el trabajo. Un futuro donde las máquinas se encarguen del trabajo, liberando a las personas para pasar más tiempo con sus familias, dedicarse a sus pasiones, hacer voluntariado y encontrar un sentido más allá de sus puestos de trabajo.

Por supuesto, el camino hacia ese futuro no será fácil. Requerirá una gestión inteligente, regulaciones estrictas y estándares éticos para evitar que la IA caiga en malas manos. Pero una cosa es segura: la IA ya ha zarpado.

“Esto ya no es ciencia ficción”, afirmó Gawdat. “Es la realidad”.

Fuente: https://dantri.com.vn/kinh-doanh/ai-ke-huy-diet-hay-la-noi-tai-tao-viec-lam-20250820113007216.htm


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