Paraguay cuenta con 18 cárceles con capacidad para casi 10.000 reclusos, pero la población carcelaria actual ha superado los 17.600, según las últimas cifras proporcionadas por el gobierno para finales de 2023. Con una población de más de 6 millones, el país sudamericano es considerado un centro regional del narcotráfico.
Reclusos miran desde una celda común en la prisión regional de Villarrica, Paraguay. Foto: AP
Un fotógrafo de Associated Press visitó recientemente cinco cárceles diferentes, cuatro para hombres y una para mujeres, para observar cómo es la vida de los reclusos paraguayos. Salvo en la cárcel de mujeres, el hacinamiento es generalizado en las cárceles de hombres.
Una de las cárceles que visitó AP fue Tacumbú, la más grande de Paraguay. Las autoridades la asaltaron hace nueve meses para arrebatarle el control a la pandilla Rotela, que ha expandido su presencia en las calles y en varias cárceles de Paraguay.
La operación policial terminó con decenas de muertos, numerosos heridos y 700 presos trasladados a otras cárceles.
Presos descansan en el corredor exterior de la prisión de Tacumbú en Asunción, Paraguay. Foto: AP
Dentro de la prisión, las celdas diseñadas para albergar a cinco reclusos albergan a más de 15. Los reclusos a menudo duermen en colchones delgados en el suelo y cuelgan toallas en un intento de ganar privacidad.
Las instalaciones que visitó AP eran prisiones de baja seguridad, por lo que los reclusos interactuaban con mayor libertad. Sin embargo, quienes infringían las normas eran enviados a una zona aislada donde permanecían recluidos sin visitas.
Dentro de la prisión de mujeres, las cosas parecen más limpias y menos abarrotadas que en las instalaciones de hombres.
Los presos hacen fila para recibir comida proporcionada por la cárcel de Tacumbú. Foto: AP
Un recluso lustra zapatos para un guardia penitenciario en la cárcel regional de Coronel Oviedo, Paraguay. Foto: AP
A diario, en cárceles como Tacumbú, se realizan sesiones de estiramiento en espacios abiertos o ceremonias religiosas. Algunos reclusos juegan al fútbol, mientras que a otros les gusta jugar al bingo. Algunos intentan ganar dinero lustrando los zapatos de los guardias por 30 centavos.
No hay comedor, así que los presos comen en sus celdas o en el pasillo. En los días fríos, se les permite encender fogatas en el patio para calentarse.
Reclusos en un bloque de celdas de la cárcel regional de Villarrica, Paraguay. Foto: AP
Atiliano Cuyer, de 64 años, se encuentra detenido por violencia doméstica y afirmó que lleva 10 meses esperando su juicio en la prisión regional de Coronel Oviedo. "La justicia en Paraguay no sirve de nada si no tienes dinero", afirmó.
Ngoc Anh (según AP)
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Fuente: https://www.congluan.vn/nhung-hinh-anh-ben-trong-cac-nha-tu-qua-tai-cua-paraguay-post316384.html
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