El caso de la marca de aceite de cocina Ofood de Nhat Minh Food Production and Import-Export Company Limited, que produce aceite de cocina para humanos a partir de aceite de alimentación animal, ha confundido a los consumidores sobre cómo elegir y usar el aceite de cocina adecuadamente.
Los médicos y nutricionistas del Instituto de Medicina Aplicada de Vietnam dijeron que elegir el tipo correcto de aceite vegetal, con un contenido de ácidos grasos beneficiosos y adecuado para el método de procesamiento, ayudará a aumentar el valor nutricional de la comida y ayudará al cuerpo a prevenir eficazmente muchas enfermedades no transmisibles, especialmente enfermedades cardiovasculares y trastornos lipídicos.
Según los médicos del Instituto de Medicina Aplicada de Vietnam, el aceite de cocina o aceite vegetal es un ingrediente esencial en la dieta diaria, desempeñando un papel importante en el suministro de lípidos y energía, apoyando la absorción de vitaminas liposolubles como A, D, E, K.
No sólo eso, la grasa del aceite de cocina también es un precursor de algunas hormonas, regulando las respuestas inflamatorias e inmunes y el metabolismo en el cuerpo.

Es importante tener en cuenta que los efectos de los aceites de cocina sobre la salud dependen en gran medida del tipo de ácidos grasos que aportan, concretamente de la proporción de ácidos grasos saturados e insaturados. Al elegir aceites vegetales, se deben considerar los siguientes factores importantes:
Priorizar los aceites vegetales ricos en ácidos grasos insaturados
Los ácidos grasos insaturados, incluidos los ácidos grasos monoinsaturados (MUFA) y los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA), son componentes grasos saludables, recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y muchas asociaciones cardiovasculares internacionales para su uso regular para reemplazar las grasas saturadas.
Los aceites de cocina con una alta proporción de ácidos grasos insaturados, como el aceite de oliva, el aceite de canola, el aceite de girasol, el aceite de salvado de arroz o el aceite de soja, tienen la capacidad de ayudar a reducir los niveles de colesterol total y de colesterol LDL “malo”, contribuyendo así a la prevención de la aterosclerosis y las complicaciones cardiovasculares.
Además, algunos aceites, como el de canola, también aportan ácido alfa-linolénico (ALA), una forma de omega-3 con efectos antiinflamatorios y beneficiosos para el cerebro. Elegir aceites vegetales ricos en ácidos grasos monoinsaturados (MUFA) y ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) no solo mejora los lípidos sanguíneos, sino que también favorece la función endotelial, la presión arterial y el metabolismo de la glucosa.
Algunos aceites vegetales, como el de coco y el de palma, tienen un contenido muy alto de ácidos grasos saturados, hasta un 80-90 %, dependiendo del proceso de fabricación. Consumidos en grandes cantidades o durante un periodo prolongado, estos ácidos grasos saturados pueden aumentar el nivel de colesterol LDL (malo) en sangre, lo que aumenta el riesgo de aterosclerosis, hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares.
Por lo tanto, estos aceites deben consumirse en cantidades limitadas y no deben ser la principal fuente de grasa en la dieta diaria. Estos aceites vegetales no deben utilizarse en la dieta de niños pequeños, personas mayores con factores de riesgo cardiovascular o personas con enfermedades crónicas.
Elija el aceite de cocina adecuado para sus necesidades de cocción.
La estabilidad térmica y el punto de humo son dos factores importantes a considerar al elegir aceites de cocina. Cuando el aceite se calienta más allá de su punto de humo, se descompone, creando compuestos oxidados dañinos como aldehídos y acroleína, que pueden afectar negativamente el sistema respiratorio, aumentar el estrés oxidativo y aumentar el riesgo de cáncer si se usa durante un tiempo prolongado.
Utilizar el tipo de aceite adecuado según el método de cocción no solo ayuda a conservar los nutrientes sino que también minimiza el riesgo de toxinas durante la cocción.
Para métodos de cocción a alta temperatura, como freír, saltear y hornear, elija aceites con puntos de humo altos y estables, como el aceite de girasol (punto de humo 230 grados C), el aceite de soja (punto de humo 200 grados C) y el aceite de canola (punto de humo 200 grados C).
Por el contrario, los aceites menos refinados o ricos en antioxidantes, como el aceite de oliva virgen extra (punto de humo alrededor de 160 grados Celsius) o el aceite de sésamo (punto de humo 170-180 grados Celsius), solo deben usarse en platos que no requieran mucho calor, como aderezos para ensaladas, salsas o salteados rápidos, o agregarse a sopas cocidas, papillas y guisos.

Priorizar el uso de aceites menos refinados, manteniendo intactos los ingredientes activos biológicos.
El refinado de aceites comestibles tiene como objetivo eliminar impurezas, sabores indeseables y prolongar su vida útil. Sin embargo, un refinado excesivo puede destruir la mayoría de los compuestos bioactivos naturales del aceite, como polifenoles, fitoesteroles, tocoferoles (vitamina E) y carotenoides.
Por el contrario, los aceites vegetales prensados en frío o vírgenes extra se producen mecánicamente a bajas temperaturas, lo que ayuda a conservar casi todo el valor nutricional original de la materia prima.
Por ejemplo, el aceite de oliva virgen extra es uno de los aceites de cocina más ricos en antioxidantes, lo que puede ayudar a reducir la inflamación, estabilizar la presión arterial y combatir el envejecimiento celular.
En el contexto de unos consumidores cada vez más conscientes de la salud, los aceites menos refinados y bioactivos están ganando cada vez más popularidad como parte integral de una dieta preventiva de enfermedades.
Almacene y utilice el aceite de cocina de forma adecuada para garantizar su calidad.
El almacenamiento y uso adecuados del aceite no sólo ayudan a prolongar su vida útil sino que también protegen la salud del riesgo de acumulación de sustancias tóxicas del aceite desnaturalizado.
Los aceites de cocina, especialmente aquellos ricos en ácidos grasos insaturados, son muy sensibles a la luz, el aire y el calor. Al exponerse a estos factores durante un tiempo prolongado, el aceite se oxida fácilmente, reduciendo su valor nutricional y produciendo compuestos perjudiciales para la salud, como peróxidos lipídicos y aldehídos tóxicos.
Para limitar este proceso, guarde el aceite en una botella de vidrio oscuro, cierre bien la tapa después de usarlo y manténgalo en un lugar fresco y seco, lejos de la luz solar directa o fuentes de calor.
Se debe tener en cuenta que el aceite de cocina no debe reutilizarse después de freír, porque el aceite de cocina usado perderá nutrientes y acumulará muchos oxidantes y radicales libres, que pueden ser perjudiciales para el cuerpo.
Lea atentamente las etiquetas de los productos y elija sabiamente.
Al comprar aceite vegetal, los consumidores deben prestar atención a la composición nutricional impresa en la etiqueta, especialmente a la proporción de ácidos grasos. Un aceite de cocina saludable debe tener una alta proporción de ácidos grasos insaturados (más del 70%), no contener grasas trans (0 % de grasas trans) e indicar claramente el origen de los ingredientes.
Algunos productos de alta gama también cuentan con certificación orgánica, HACCP o ISO, lo que demuestra que el proceso de producción cumple con los estándares internacionales.
Elegir aceite de cocina controlado ayudará a los consumidores a evitar aceites mezclados de mala calidad, aceites que se han oxidado o contaminado durante el almacenamiento.
Además, debes optar por comprar aceite de marcas reconocidas con información clara de trazabilidad, fecha de caducidad prolongada y embalaje intacto para garantizar la máxima seguridad.
Diversificar las fuentes de aceite para complementar una nutrición equilibrada.
Ningún aceite vegetal por sí solo puede aportar todos los ácidos grasos esenciales que el cuerpo necesita. Por ejemplo, el aceite de oliva es rico en ácido oleico, pero carece de omega-3, mientras que el aceite de canola sí lo es, pero no es tan rico en vitamina E como el aceite de girasol.
Los nutricionistas recomiendan no depender de un solo tipo de aceite de cocina para garantizar una dieta equilibrada en grasas. Para optimizar los beneficios nutricionales y mantener un equilibrio entre los ácidos grasos (omega-3, omega-6, omega-9), los consumidores deberían alternar diferentes tipos de aceites en su dieta diaria.
Además, la diversificación de los aceites de cocina también ayuda a mejorar el sabor de los platos y es especialmente adecuada para diferentes métodos de procesamiento de alimentos.
Fuente: https://khoahocdoisong.vn/cach-lua-chon-dau-an-tot-cho-suc-khoe-tranh-benh-nguy-hiem-post1551061.html
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