Sam Messina, estudiante de la Universidad de Alabama (EE. UU.), relató un momento aterrador: tras estornudar, vio sangre saliendo de sus fosas nasales. Estaba aterrorizado: «Casi me explota el cerebro y me sale sangre por la nariz. Pensé que estaba muerto», según Times Now News.
Al despertar, el paciente tenía hormigueo en las manos y visión borrosa, momento en el que los médicos se dieron cuenta de que tenía una hemorragia cerebral.
Un estudiante estadounidense casi pierde la vida después de que un estornudo le provocara un derrame cerebral.
Después de la cirugía de emergencia, los médicos realizaron más pruebas y descubrieron que Sam tenía una malformación arteriovenosa (MAV), una condición neurológica que causa una interrupción de los vasos sanguíneos que conectan las arterias y las venas en el cerebro.
Según el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido (NHS), esta es una afección poco común que afecta a menos del 1 % de las personas. Según expertos médicos, las malformaciones arteriovenosas (MAV) suelen pasar desapercibidas durante muchos años hasta que se rompen y causan hemorragia cerebral.
¿Qué es una malformación arteriovenosa?
Según los médicos, las malformaciones arteriovenosas son trastornos de los vasos sanguíneos que causan conexiones anormales entre arterias y venas. La mayoría se presentan en el cerebro y la médula espinal, pero pueden presentarse en cualquier parte del cuerpo. Muchas personas presentan síntomas, que pueden incluir sangrado cerebral.
Los expertos médicos dicen que en las personas con MAV, el puente capilar entre una arteria y una vena es defectuoso, lo que provoca una malformación que puede comenzar en cualquier parte del vaso sanguíneo.
La fuerza de la sangre que fluye desde las arterias ejerce mucha presión sobre la malformación arteriovenosa. Si la vena no puede soportar la presión arterial, puede reventar y sangrar.
Signos y síntomas
La MAV puede causar síntomas: convulsiones con o sin pérdida de conciencia, dolor de cabeza, debilidad muscular, parálisis, náuseas y vómitos, sensación de entumecimiento u hormigueo, mareos, confusión mental, alucinaciones o pérdida de memoria, dolor de espalda.
Las malformaciones arteriovenosas (MAV) suelen diagnosticarse mediante resonancia magnética y angiografía. Es posible que sea necesario repetir las pruebas para analizar los cambios en el tamaño de la MAV.
Si no se tratan, las malformaciones arteriovenosas pueden crecer más y romperse, causando una hemorragia cerebral o una hemorragia subaracnoidea, lo que lleva a un daño cerebral permanente o incluso la muerte, según Times Now News .
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