Según el Departamento de Nutrición del Hospital Nacional Infantil, los beneficios de la intervención nutricional para niños autistas son complementarios a la educación especial. La nutrición contribuye a reducir los trastornos en niños autistas, garantizando su crecimiento y desarrollo físico normales.
1. La importancia de la dieta para los niños autistas
Los niños con autismo tienen cinco veces más probabilidades de presentar dificultades alimentarias que sus compañeros neurotípicos, según un estudio publicado en la Revista de Autismo y Trastornos del Desarrollo, aunque la mayoría de la evidencia describe dificultades alimentarias en niños de tan solo 2 años. Se estima que entre el 45 % y el 90 % de los niños con autismo presentan problemas de alimentación, incluyendo una alimentación restringida, también conocida como selectividad alimentaria.
Un metaanálisis de estudios científicos del Centro de Autismo Marcus de la Facultad de Medicina de la Universidad Emory, publicado en el Journal of Autism and Developmental Disorders, proporciona información sobre las deficiencias nutricionales más comunes asociadas con el autismo.
Los investigadores revisaron numerosos estudios publicados y revisados por pares sobre la alimentación y el autismo. Descubrieron que los niños con autismo tenían cinco veces más probabilidades de experimentar dificultades a la hora de comer, como rabietas, una selectividad extrema a la hora de comer y conductas alimentarias ritualistas. También descubrieron que la desnutrición era más común en niños con autismo que en niños sin este trastorno. En particular, el estudio detectó una baja ingesta general de calcio y proteínas. El calcio es importante para el desarrollo óseo fuerte. Una ingesta adecuada de proteínas es fundamental para el crecimiento, el desarrollo intelectual y la salud.
Los problemas alimentarios crónicos también aumentan el riesgo de dificultades sociales y bajo rendimiento académico en los niños, señalan los investigadores. Esto también puede aumentar el riesgo de enfermedades relacionadas con la dieta, como la obesidad y las enfermedades cardiovasculares, en la adolescencia y la edad adulta.
Muchos niños con autismo tienen dificultades para comer.
Según la Asociación Americana de Psiquiatría, las investigaciones también han demostrado una relación entre la inflamación en la dieta infantil y la adecuación nutricional, con síntomas digestivos, hábitos de sueño y rasgos autistas. Por lo tanto, es importante mejorar los hábitos alimentarios, reducir el estrés y aumentar el peso y la ingesta calórica.
Según la Asociación Dietética Británica, las personas con autismo pueden presentar una mayor sensibilidad a la luz, el tacto, el sonido y el gusto. Esto puede afectar la variedad de alimentos que consumen. Los dietistas pueden recomendar técnicas para reducir la ansiedad a la hora de comer. Los psicólogos y terapeutas ocupacionales también pueden ayudar, especialmente si la persona presenta dificultades sensoriales.
2. Nutrientes esenciales en la dieta de los niños autistas
La Asociación Dietética Británica considera que no existe una diferencia significativa entre una dieta saludable para la mayoría de las personas y la de un niño con autismo. En cuanto a los suplementos de vitaminas y minerales, los padres o cuidadores deben consultar con un dietista, médico de cabecera o farmacéutico sobre los suplementos adecuados para cubrir las necesidades nutricionales. Esto también ayuda a prevenir las deficiencias nutricionales que pueden surgir de una ingesta dietética inadecuada.
2.1. Mejorar la digestión es importante para las personas con autismo.
Las investigaciones han identificado un posible vínculo entre un desequilibrio en la composición del microbioma intestinal de las personas con autismo, que puede estar relacionado con síntomas como irritabilidad y falta de concentración, provocados por molestias derivadas de problemas digestivos como el estreñimiento o la diarrea.
Si una persona tiene autismo, es importante recuperar la salud intestinal. La suplementación con enzimas digestivas y probióticos puede ayudar a restablecer el equilibrio de la flora intestinal, promoviendo una absorción normal.
Tomar suplementos probióticos para aumentar la presencia de bacterias beneficiosas en el intestino también puede ser beneficioso. Aumentar el consumo de alimentos fermentados, como chucrut, kéfir, kombucha y kimchi, es una forma de aumentar los probióticos a través de la alimentación.
Comer comidas regulares que contengan fibra y beber de seis a ocho vasos de agua al día ayudará. Los alimentos ricos en fibra incluyen cereales integrales para el desayuno, panes y/o pastas integrales, frutas, verduras y legumbres, que también ayudan a aumentar la ingesta de fibra.
Un sistema digestivo sano es importante para todos, y aún más importante para las personas con autismo.
2.2. Equilibrar los niveles de azúcar en sangre
Varios estudios dietéticos han demostrado que las personas con TDAH consumen más azúcar que otras. Un estudio con 265 personas con TDAH reveló que más de tres cuartas partes de ellas presentaban intolerancia a la glucosa, lo que significa que sus cuerpos tenían menor capacidad para procesar la ingesta de azúcar y mantener niveles equilibrados de azúcar en sangre.
Cuando una persona consume regularmente carbohidratos refinados, dulces, chocolate, refrescos y jugos de fruta, pero poca o ninguna fibra, proteínas y grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas para ralentizar la absorción de glucosa (azúcar), sus niveles de glucosa en sangre fluctúan constantemente. Esto puede causar fluctuaciones en el nivel de actividad, la concentración, la capacidad de atención y el comportamiento del niño, y afectar la función y el desarrollo cerebral.
Para ayudar a equilibrar el azúcar en la sangre, reduzca el consumo de alimentos y bebidas azucarados, alimentos procesados y limite el consumo de cafeína. Consumir más alimentos integrales, como verduras, frutas, cereales integrales, pescado, carnes magras, pollo, frutos secos, legumbres, etc., ayudará a estabilizar el azúcar en la sangre.
2.3. Aumentar las grasas omega-3
Las deficiencias de grasas esenciales son comunes en personas con autismo. Una investigación del Dr. Gordon Bell, de la Universidad de Stirling, ha demostrado que algunas personas con autismo presentan un defecto en una enzima que ayuda a eliminar las grasas esenciales de las membranas celulares cerebrales a un ritmo más rápido de lo normal. Esto significa que las personas con autismo podrían necesitar niveles más altos de grasas esenciales.
Se descubrió que la suplementación con EPA (una grasa poliinsaturada), que puede ralentizar la actividad de la enzima defectuosa, mejoró el comportamiento, el estado de ánimo, la imaginación, el habla espontánea, los patrones de sueño y la capacidad de atención en personas con autismo clínico. Desde entonces, se han realizado ensayos clínicos que prueban la suplementación con omega-3, demostrando que cuando las personas con autismo reciben suplementos de omega-3, se han reportado mejoras en síntomas como la hiperactividad, las habilidades sociales, la capacidad de atención, la irritabilidad y la agresividad.
Consume pescado azul como salmón, caballa y sardinas al menos dos veces por semana y frutos secos como semillas de lino y de chía casi todos los días. Además, obtén tus omega-3 a través del aceite de pescado o alternativas veganas. Busca suplementos que contengan las grasas poliinsaturadas EPA y DHA.
Los mejores pescados para aportar EPA, la grasa omega-3 mejor estudiada, son: caballa (1400 mg por 100 g), arenque (1000 mg), sardinas (1000 mg), atún fresco sin lata (900 mg), anchoas (900 mg), salmón (800 mg) y trucha (500 mg). Sin embargo, el atún tiene un alto contenido de mercurio, por lo que es mejor evitarlo en personas con autismo debido a su alto contenido en metales pesados.
Las mejores semillas son las de lino y las de chía. Las semillas de lino son tan pequeñas que se recomiendan molidas y espolvoreadas sobre cereales. Como alternativa, se puede usar aceite de linaza, por ejemplo, en aderezos para ensaladas. Aunque técnicamente aportan omega-3, solo alrededor del 5% del omega-3 (ácido alfa-linolénico) presente en estas semillas se convierte en EPA en el organismo. Por lo tanto, las personas con una dieta a base de plantas pueden beneficiarse de un suplemento vegano de omega-3.
Aumentar el consumo de alimentos ricos en grasas omega-3 es muy beneficioso para las personas con autismo.
2.4. Mejorar las vitaminas y los minerales
Vitamina B6, vitamina C y magnesio
Se cree que los enfoques nutricionales para el autismo son útiles gracias a la investigación pionera realizada en la década de 1970 por el Dr. Bernard Rimland, del Instituto de Investigación del Comportamiento Individual en San Diego, California, quien demostró que la suplementación con vitaminas B6, C y magnesio mejoraba significativamente los síntomas en personas autistas.
Las verduras de hoja verde oscuro, las judías verdes y el salmón son excelentes fuentes de vitamina B6. Los pimientos, los cítricos, el brócoli y la coliflor son buenas fuentes de vitamina C. Las verduras de hoja verde, los frutos secos, el cacao y los cereales integrales son buenas fuentes de magnesio. Es recomendable que las personas con autismo obtengan estos nutrientes de los alimentos. Si está considerando tomar un suplemento multivitamínico y mineral, consulte con su médico o nutricionista.
Vitamina A
La pediatra Dra. Mary Megson de Richmond, Virginia, señala que muchas personas con autismo tienen deficiencia de vitamina A. La vitamina A es esencial para la visión y es importante para construir células sanas en el intestino y el cerebro.
Las mejores fuentes de vitamina A (retinol) son la leche materna, las vísceras, el pescado y el aceite de hígado de bacalao. El retinol también se puede sintetizar a partir del betacaroteno, presente en alimentos vegetales como la zanahoria y el boniato, pero esta conversión depende de factores como el nivel de vitamina A, hierro, zinc y proteínas.
Los suplementos de vitamina A deben utilizarse con precaución en todos, especialmente en aquellos con enfermedad hepática o renal, alcoholismo y acné.
Vitamina D
Investigaciones y ensayos clínicos recientes han destacado una posible relación entre el autismo y los niveles de vitamina D. En un estudio con personas con autismo, al comparar sus niveles de vitamina D con los de sus pares de la misma edad, se observó que las personas con autismo presentaban niveles significativamente más bajos de vitamina D. Al suplementar a las personas con vitamina D3 (300 UI/kg/día) durante 3 meses, se observó que el 80 % de los participantes presentó mejoras significativas en síntomas como la atención, el contacto visual y el comportamiento.
La vitamina D se encuentra en algunos alimentos como la leche y los champiñones. Sin embargo, la principal vía de absorción de la vitamina D por parte del cuerpo es la exposición a la luz solar.
3. Otras notas
Un dietista evaluará si la dieta de la persona autista aporta los nutrientes necesarios. Cualquier cambio importante en la dieta debe ser supervisado y asesorado por un dietista u otro profesional con experiencia en este campo.
Es recomendable llevar un diario de alimentación y registrar los comportamientos y síntomas de la persona, junto con cualquier alimento que consuma y que pueda causarle alergias. Esto puede ayudar a identificar sensibilidades alimentarias comunes, como cítricos, chocolate, colorantes artificiales, salicilatos, huevos, tomates, aguacates, berenjenas, pimientos rojos, soja, maíz, etc. Pero recuerde que la mayoría de los alimentos de esta lista también contienen nutrientes valiosos, por lo que debe asegurarse de reemplazarlos en lugar de simplemente eliminarlos. Es recomendable realizar todo este proceso bajo la supervisión de un médico y nutricionista cualificado.
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Fuente: https://giadinh.suckhoedoisong.vn/che-do-an-cho-tre-tu-ky-can-chu-y-gi-172240527092435076.htm
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