Los recuerdos dolorosos a veces afectan nuestra vida mental actual. Algún día, podremos optar por borrarlos, ¿te gustaría intentarlo? - Foto: AI
Borrar los malos recuerdos y conservar sólo los buenos suena a película de ciencia ficción, pero es una línea de investigación muy real para los neurocientíficos.
A la cabeza del proyecto está Steve Ramírez, investigador de la Universidad de Boston (EE.UU.), uno de los exploradores científicos patrocinados por National Geographic.
Los recuerdos pueden ser alterados
Según Ramírez, la naturaleza de la memoria no es tan rígida como muchos creen. De hecho, cada vez que evocamos un recuerdo, el cerebro no solo recupera la información, sino que también la sobrescribe, de forma similar a abrir un documento, editarlo y luego hacer clic en "Guardar como...".
Esto significa que cualquier recuerdo puede alterarse con el tiempo, especialmente si se recuerda en diferentes circunstancias. Esta es también la premisa del famoso trabajo de Ramírez de 2013: demostró que es posible implantar un recuerdo falso en el cerebro de una rata.
En el experimento, el equipo utilizó la optogenética para hacer que las neuronas relacionadas con la memoria fueran sensibles a la luz. A continuación, se administró a los ratones una descarga eléctrica leve dentro de una caja que les generó un recuerdo doloroso. Los científicos podían activar este recuerdo en cualquier momento aplicando un rayo láser en la zona del cerebro donde se instaló el dispositivo.
A continuación, el equipo creó un falso recuerdo: se permitió a los ratones explorar una caja fuerte y luego se les aplicaron descargas eléctricas en un lugar diferente mientras se activaba su recuerdo de la caja. El resultado: al regresar a la primera caja, los ratones sintieron miedo, aunque el lugar nunca les había causado daño. Así, se registró un falso recuerdo en el cerebro de los ratones.
Demostramos que un recuerdo activado puede sobrescribirse con una nueva experiencia. Y la versión final es lo que el cerebro conserva —explica Ramírez—.
Hacia aplicaciones en el tratamiento de enfermedades neurológicas
Aunque todavía está en fase preclínica y se realiza en animales, el potencial de aplicación en humanos es enorme.
Ramírez y su equipo no pretenden "borrar" recuerdos, sino transformar los recuerdos negativos en experiencias positivas, lo que es especialmente significativo para las personas con TEPT (trastorno de estrés postraumático) o personas que están deprimidas debido a recuerdos inquietantes.
A diferencia del experimento con ratones, manipular la memoria humana no requeriría láseres ni implantes cerebrales. En cambio, se necesitarían preguntas sencillas para "despertar" un recuerdo y, posteriormente, usar psicoterapia, música o incluso aromas para "emparejar" ese recuerdo con nuevas emociones positivas.
Sin limitarse a "sobrescribir" los recuerdos, el equipo de Ramírez también investiga la capacidad de "predecir" dónde se formarán los recuerdos en el cerebro incluso antes de que ocurran. "Es como predecir dónde caerá un rayo antes de que llegue una tormenta", comparó.
Si tiene éxito, esto podría ayudar a diagnosticar de forma temprana enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, el Parkinson o la demencia al detectar áreas del cerebro que muestran una memoria anormal.
Ramírez imagina un día en el que tendremos un “mapa de Google” del cerebro, uno que muestre exactamente dónde se almacenan los recuerdos positivos y negativos, e incluso pueda detectar cuándo un área de la memoria está “fallando”.
Si bien la tecnología aún está en sus primeras etapas, Ramírez dice que el cruce entre la ciencia experimental y la ciencia ficción es inevitable.
La neurociencia tiene apenas unos 100 años, siendo relativamente nueva en comparación con la física, que tiene más de 2000 años. Pero con avances como estos, algún día podríamos aprender no solo a comprender la memoria, sino también a modificarla y sanarla.
Fuente: https://tuoitre.vn/co-the-xoa-ky-uc-dau-buon-khoi-bo-nao-20250618182106562.htm
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