Lecciones de la historia
Algunos creen que se trata de un período de calma entre ambos países, similar a lo ocurrido a finales de los años 1960 y 1970. En aquel entonces, Rusia y Estados Unidos se encontraban al borde de una guerra nuclear, preocupados por los posibles riesgos que pudieran surgir y empezaron a buscar soluciones para reducir la confrontación, reanudando gradualmente la cooperación.
El motivo de estos comentarios reside en las similitudes entre la situación actual y la de finales de los años sesenta y setenta, especialmente el riesgo de una confrontación nuclear. Si la anterior fue la crisis de los misiles de Cuba a principios de los años sesenta, ahora se trata del riesgo de un enfrentamiento directo entre Rusia y Estados Unidos en relación con la cuestión de Ucrania (el ejército ucraniano utilizó misiles de largo alcance estadounidenses y occidentales para atacar territorio ruso, lo que Moscú consideró una implicación directa de Estados Unidos en el conflicto, así como la posibilidad de enviar tropas occidentales al campo de batalla ucraniano). Tanto los gobiernos ruso como estadounidense, tanto del pasado como del presente, quieren evitar una confrontación directa convencional, y mucho menos el riesgo de un conflicto nuclear.
Por el contrario, algunos también señalan las diferencias entre las relaciones actuales y anteriores entre Rusia y Estados Unidos: las ambiciones globales de las superpotencias de la Guerra Fría son mucho mayores que las del siglo XXI.
En el pasado, Estados Unidos y la Unión Soviética se encontraban enfrascados en una lucha por la supervivencia y el control del mundo. Cada país contaba con suficientes recursos (ideológicos, humanos, militares y económicos) para aspirar a expandir su influencia a escala global. Y el propósito de la distensión no era dividir el poder mundial, sino canalizar la confrontación entre ambos países, o más ampliamente, a escala global, hacia un cauce manejable.
Hoy en día, parece que las grandes potencias ya no tienen tales ambiciones, o si las tienen, eligen otras vías para alcanzarlas. Inmediatamente después de asumir el cargo, el presidente Donald Trump, con su política pragmática de "reenriquecer a Estados Unidos", criticó a la administración anterior y argumentó que gastar billones de dólares para mantener la hegemonía global era innecesario, e hizo algunos ajustes. En su primer mandato, el presidente Trump retiró a Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán y ahora se ha retirado del Acuerdo de París sobre el cambio climático (20 de enero de 2025), revisó los paquetes de ayuda para Ucrania y quiso poner fin a esta crisis rápidamente.
Recientemente, los aranceles recíprocos del presidente Trump a las importaciones de Estados Unidos podrían destruir uno de los pilares de la lealtad de sus aliados a Washington. La Unión Europea (UE) planea reducir los aranceles e imponer límites de precios a los vehículos eléctricos procedentes de China, en colaboración con China para contrarrestar los aranceles estadounidenses.
Del lado ruso, el presidente Vladimir Putin ha afirmado repetidamente que Rusia no ambiciona la hegemonía global ni el control del mundo. En cambio, suele hablar de proteger los intereses nacionales, oponerse a la interferencia externa y avanzar hacia un mundo multipolar, donde no exista una sola superpotencia dominante. Rusia no pretende desafiar a Estados Unidos por el control de Oriente Medio ni de otras regiones geopolíticas ; simplemente quiere que Estados Unidos se mantenga alejado de Rusia y del espacio postsoviético. Es decir, de su periferia inmediata.
La cuestión clave sigue siendo Ucrania
Es innegable el buen desarrollo de las relaciones entre Rusia y Estados Unidos en los últimos dos meses y medio. No solo se han realizado llamadas telefónicas entre ambos líderes y contactos directos entre las misiones diplomáticas de ambos países en Arabia Saudita, sino que también se han llevado a cabo actividades de cooperación concretas y sustanciales. El 8 de abril, una nave espacial rusa transportó con éxito al astronauta estadounidense Jonathan Kim y a dos cosmonautas rusos a la Estación Espacial Internacional (EEI). Roscosmos afirmó que este es un hito importante en el mantenimiento de la cooperación internacional en el ámbito espacial, especialmente en un contexto en el que las relaciones entre ambos países siguen viéndose afectadas por cuestiones geopolíticas. Este vuelo no solo constituye un éxito técnico, sino también un testimonio de la cooperación a largo plazo entre agencias espaciales como la NASA y Roscosmos.
Rusia y Estados Unidos están negociando actualmente la posibilidad de cooperación en el ámbito de la minería y el procesamiento de tierras raras, un grupo de minerales importantes para las industrias de alta tecnología y defensa. Moscú está dispuesta a cooperar con socios estadounidenses, tanto del sector público como del privado, en proyectos de minería de tierras raras en Rusia y en las zonas de Ucrania bajo control ruso. Esto es claramente una señal positiva y refleja el limitado nivel de confianza estratégica entre ambos países, no solo en un área con intereses claramente coincidentes, sino también en uno de los sectores más importantes de la economía moderna y la tecnología del futuro.
Sin embargo, el tema clave en las relaciones ruso-estadounidenses y el proceso de normalización de las relaciones bilaterales sigue siendo la cuestión de Ucrania. Mientras no se resuelva esta cuestión, todos los esfuerzos de cooperación ruso-estadounidense en otras áreas, como las tierras raras, el espacio, el control de armamentos, etc., serán limitados o fácilmente frustrados. La cuestión de Ucrania se ha convertido en un indicador de confianza, así como en la manifestación más concreta de confrontación o reconciliación entre ambas potencias.
Actualmente, persisten profundas diferencias de opinión y posturas entre Rusia y Estados Unidos sobre la resolución del conflicto ucraniano, lo que refleja la prolongada confrontación estratégica entre ambos países. Para Rusia, la cuestión más urgente para continuar el diálogo es restablecer las relaciones ruso-estadounidenses a un nivel basado en los principios de igualdad, respeto mutuo, no injerencia en los asuntos internos y cooperación mutuamente beneficiosa. En segundo lugar, garantizar la estabilidad estratégica, incluyendo la creación de un sistema sostenible de relaciones internacionales basado en el derecho internacional y una solución política común a las crisis globales y regionales, incluida la crisis en Ucrania causada por países occidentales.
Mientras tanto, Estados Unidos enfatiza el principio de respeto a la soberanía y la integridad territorial, afirmando que Ucrania tiene derecho a la autodeterminación, incluyendo la adhesión a alianzas como la OTAN o la UE, aunque por el momento ni siquiera Estados Unidos está preparado. A pesar de mantener el diálogo con Rusia, la realidad es que Estados Unidos sigue manteniendo paquetes de ayuda militar para el ejército ucraniano. Es esta diferencia de enfoque la que dificulta encontrar una solución común, y el conflicto de Ucrania sigue siendo un problema sin una solución satisfactoria.
Es innegable que los esfuerzos del presidente Trump por restablecer las relaciones entre Estados Unidos y Rusia han dado señales positivas iniciales. Sin embargo, si los acuerdos de cooperación en el ámbito espacial, o incluso en el de las tierras raras, pueden promover una voz común entre Estados Unidos y Rusia para resolver el problema de Ucrania sigue siendo una pregunta difícil, sin respuesta aún.
Hung Anh (colaborador)
Fuente: https://baothanhhoa.vn/doi-thoai-nga-my-dau-xuoi-lieu-duoi-co-lot-245843.htm
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