El informe «La vida digital de los vietnamitas», publicado por Q&Me, revela que hasta el 51 % de los jóvenes (de 18 a 29 años) pasan más de tres horas diarias navegando por redes sociales. El hábito de ver series y películas entre los jóvenes, especialmente los estudiantes, se está convirtiendo en una preocupación común para familias, escuelas y la sociedad.
| La educación mediática crítica dota al público joven de las habilidades necesarias para analizar y evaluar la información basándose en el pensamiento crítico. (Foto: Bao Ngoc) |
No solo afecta al tiempo de estudio y trabajo, sino que el hábito de "ver series" también tiene repercusiones negativas en la salud mental, la formación cognitiva y el desarrollo de la personalidad.
“Lee los medios, comprende el poder”
Originada en el pensamiento crítico de la Escuela de Frankfurt, de Paulo Freire (educador y filósofo brasileño), la educación crítica de los medios es un enfoque educativo que nos ayuda a comprender mejor cómo funcionan los medios de comunicación y sus impactos en la sociedad.
Es decir, no solo captamos la información de los medios, sino que también analizamos los objetivos, el poder, la ideología y las técnicas (tales como elementos visuales, sonido, color, lenguaje, narrativa, diseño, presentación, medios...) utilizadas en el contenido mediático.
El objetivo es dotarnos de las habilidades necesarias para analizar, evaluar, interactuar y responder de manera responsable a la información y al contenido de los medios de comunicación.
A diferencia de la “educación en alfabetización tecnológica” o la “educación mediática”, la educación mediática crítica se centra en el poder del pensamiento crítico, ayudándonos a comprender que los medios de comunicación pueden no ser una fuente de noticias objetiva y neutral, sino más bien un producto con ciertas intenciones y propósitos.
A partir de ahí, nos ayuda a identificar estereotipos, prejuicios o mensajes ocultos, y a evaluar el impacto de esos discursos en nosotros mismos, en quienes nos rodean y en la sociedad.
Mejorar la capacidad crítica de los jóvenes públicos
La educación mediática crítica ayuda a crear ciudadanos digitales que piensan de forma independiente y se involucran con los problemas sociales de manera informada y responsable, en lugar de ser meros consumidores pasivos de información.
Sin embargo, en la actualidad, los programas educativos de las escuelas de nuestro país parecen no prestar la atención plena y adecuada a este tema.
En el ámbito familiar y social, muchos padres aún carecen de las habilidades necesarias para leer, escuchar y ver información de forma selectiva y crítica. Las redes sociales se adaptan cada vez más a los gustos del público y difunden noticias superficiales. Por lo tanto, es necesario contar con soluciones integrales para implementar eficazmente una educación mediática crítica.
Por consiguiente, las escuelas deben impartir educación mediática crítica lo antes posible, comenzando en la escuela primaria; esta puede integrarse en diversas asignaturas (literatura, historia, educación cívica, tecnología, matemáticas, arte, orientación profesional, educación en defensa y seguridad nacional, etc.) a través de diversos métodos y formatos de enseñanza (análisis de situaciones reales, debates grupales, proyectos prácticos con medios de comunicación, charlas de expertos, actividades extracurriculares, etc.).
A nivel universitario, es necesario incorporar la educación mediática crítica en las actividades de la semana de admisión, los cursos de habilidades blandas, los métodos de aprendizaje universitario, los programas de debate, los programas de entrevistas, los seminarios, las actividades de clubes y equipos, etc.
En la familia, los adultos deben hablar regularmente sobre las noticias a las que acceden sus hijos cada día, animándolos a formular preguntas críticas: ¿por qué está disponible esta información?, ¿es realmente útil para los usuarios?, ¿ha sido verificada?
Mediante la conversación y el debate, los niños no solo comprenden mejor las noticias, sino que también ayudan a fortalecer la relación entre los miembros de la familia, facilitando así la consecución de consensos a la hora de recibir y procesar la información de los medios de comunicación.
El papel de los medios de comunicación tradicionales también es muy importante como medios ejemplares y de buena reputación, que proporcionan contenido de forma proactiva para "guiar a los lectores" en la identificación de información, eliminando la información falsa y negativa, con el fin de construir una sociedad de la información más sana, donde cada individuo tenga la capacidad de protegerse.
Los responsables de los medios de comunicación y los legisladores deben reforzar las campañas para aumentar la concienciación pública, el pensamiento crítico y la capacidad, y construir un marco jurídico que mejore la responsabilidad tanto de las plataformas digitales como de los usuarios.
Habilidades de supervivencia en el flujo de información de la era digital Ante el alarmante auge de las noticias falsas, el contenido manipulado y los algoritmos que recomiendan contenido controvertido, incitando a la agresión, la hostilidad y la división, la educación mediática crítica adquiere una importancia crucial tanto en la teoría como en la práctica. Ya no es una opción, sino una necesidad imperiosa, una habilidad esencial para la supervivencia en el siglo XXI. El público moderno, especialmente los jóvenes, tiende a consumir información de forma pasiva y emocional, siguiendo la psicología de masas, y carece de la capacidad para reconocer las estrategias de comunicación ocultas. La educación mediática crítica como solución fundamental nos ayuda a convertirnos en ciudadanos inteligentes, capaces de analizar y evaluar la información de forma independiente y racional, en lugar de ser manipulados por mensajes mediáticos intencionados. |
Fuente: https://baoquocte.vn/giao-duc-truyen-thong-phe-phan-la-chan-cho-nguoi-tre-trong-thoi-dai-so-318695.html






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