Niños en la aldea de Wad al-Bashir, 20 kilómetros al oeste de la ciudad sudanesa de Omdurman. (Foto: AFP/VNA)
Desde mayo de 2023, más de 1.200 niños han muerto en campos de refugiados en Sudán, mientras que miles de recién nacidos más corren el riesgo de caer en una situación similar a finales de año debido a los problemas de atención sanitaria en este país asolado por el conflicto.
Según el corresponsal de VNA en Ginebra, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) publicó el 18 de septiembre el informe mencionado para advertir sobre las consecuencias de la crisis en Sudán en el tema de la atención sanitaria infantil.
El informe del ACNUR afirma que las muertes de estos niños eran todos menores de 5 años y se registraron en 9 campos de refugiados que albergaban principalmente a refugiados de Sudán del Sur y Etiopía.
También durante el período comprendido entre el 15 de mayo y el 14 de septiembre, el ACNUR registró otros 3.100 casos sospechosos de sarampión. Se han reportado más de 500 casos de diarrea, mientras que brotes de dengue y malaria también se han convertido en otra preocupación.
El portavoz de UNICEF, James Elder, dijo que se espera que nazcan 330.000 bebés en los últimos tres meses de 2023 y, lo que es preocupante, también habrá una grave escasez de servicios de nutrición durante este período.
Según Elder, cada mes unos 55.000 niños necesitan tratamiento para la forma más grave de desnutrición en Sudán, pero en la capital, Jartum, la proporción de centros de nutrición es inferior a 1 por 50, mientras que en la región de Darfur Occidental es de 1 por 10.
El jefe del ACNUR, Filippo Grandi, destacó que el mundo tiene los medios y las finanzas para prevenir las muertes por sarampión o desnutrición, pero sobre todo, necesita poner fin a los conflictos para garantizar que las personas tengan acceso a la atención básica.
El UNICEF también señaló en particular la falta de financiación para ejecutar programas de apoyo en Sudán.
La agencia dijo que había recibido sólo una cuarta parte de los 838 millones de dólares (784 millones de euros) que solicitó para ayudar a 10 millones de niños en Sudán, lo que significa que cuanto menos fondos reciba, más niños morirán.
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