El hijo de mi colega cursa cuarto grado, sus hábitos de estudio y calificaciones son muy buenos, y sus profesores lo elogian a menudo. Mi colega nunca ha mostrado preocupación ni inquietud por los estudios de su hijo, lo cual nos da envidia a los padres.
Más tarde, esa colega compartió su experiencia y dijo que desde que su hijo entró al jardín de niños, su familia prestaba especial atención a las tres horas posteriores a que su hijo regresaba de la escuela.
Por la mañana, los adultos tienen que ir a trabajar y los niños a la escuela. Su familia, como muchas otras, está extremadamente ocupada. Las tres horas después de la escuela son un momento para que padres e hijos se comuniquen profundamente, estudien y jueguen. Mi colega las llama las "tres horas doradas" porque cree que el tiempo que los niños tienen después de la escuela es el mismo, pero el contenido que pueden recibir después es muy diferente.
Para mantener su estatus de "madre bondadosa, hijo filial", algunos padres envían a sus hijos a clases extraescolares. Algunos padres, cansados después de un largo día, solo quieren tumbarse en el sofá, ver vídeos , jugar y relajarse. Otros prefieren renunciar a la felicidad pasajera y dedicar tiempo a comprender la vida escolar de sus hijos, ayudándolos a formar buenos hábitos y motivándolos para el futuro.
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Puede que no notes ninguna diferencia en uno o dos días. Pero después de uno o dos años, la diferencia entre tus hijos es enorme.
Las palabras de mi colega me hicieron darme cuenta. Resulta que la forma en que los niños aprovechan las tres horas después de la escuela está relacionada con su desarrollo futuro. Que les beneficie a lo largo de su vida depende de la dedicación y la orientación de los padres durante esas "tres horas doradas".
Dedique tiempo a socializar durante la cena todos los días.
Los padres están ocupados cocinando después del trabajo y no tienen tiempo para hablar con sus hijos. Por eso, la hora de comer se convierte, naturalmente, en la mejor opción para la comunicación entre padres e hijos. La mesa siempre es un lugar donde la familia disfruta de una deliciosa comida junta. Pero algunos padres prefieren convertirla en un espacio para educar a sus hijos.
Una famosa presentadora de televisión compartió en una entrevista que el momento más aterrador para ella de niña era sentarse a la mesa. Cada vez que su padre se sentaba, iniciaba su régimen de "disciplina" con ella, señalándole lo que hacía mal aquí y lo que no hacía bien allá.
En semejante ambiente, Dong Qing solía llorar mientras comía, sintiéndose impotente y muy agraviada. Incluso admitió que su momento más feliz fue cuando su padre se fue de viaje de negocios. Así pudo escapar temporalmente de la atmósfera sombría y disfrutar de unos días de relajación.
Comer es algo hermoso y placentero. Si los niños asocian inconscientemente "comer" con "disciplina", por muy rica que sea la comida, se volverá aburrida. Además, esta emoción negativa irá impregnando su personalidad y se convertirá en una sombra indeleble cuando crezca.
Anteriormente, se supo en Danyang, Jiangsu, que un niño de 10 años se escapó de casa a las 10 de la noche por bajo rendimiento académico y fue regañado por su padre en plena mesa. La policía le preguntó por qué se había escapado. Pero la respuesta que recibió hizo reflexionar a muchos padres. "Mi padre cree que no puedo hacer nada y a menudo me compara con los demás. Si no le gusto, me escaparé", dijo el niño.
De hecho, la mesa del comedor debería ser un lugar donde los miembros de la familia puedan compartir calidez y verdadera felicidad, no un lugar para cuestionamientos serios como ese.
Por ejemplo, podrías preguntarle esto a tu hijo durante la cena:
"¿Pasó algo bueno hoy en la escuela?"
¿Hiciste algo bueno hoy?
¿Conseguiste algo hoy?
"¿Hay algo en lo que necesites que te ayude?"
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Con sólo esas 4 simples preguntas, es seguro que los niños podrán sentirse cuidados y apoyados, y al mismo tiempo ayudar a los padres a comprender cada cambio y crecimiento de sus hijos, ayudando a que la relación padre-hijo sea cada día más armoniosa.
Sin embargo, si el niño no quiere hablar, los padres pueden dar ejemplo hablando de cosas interesantes del trabajo para animar el ambiente y estimular su deseo de compartir más. Cuando el niño empiece a hablar, los padres deben guiarlo de forma adecuada y oportuna, y no deben criticarlo ni acusarlo con dureza.
Porque la comunicación más efectiva es la emocional, amable y firme. Así, los niños confiarán más en sus padres y compartirán con ellos aún más con confianza.
Estudia con tus hijos
"Si no haces la tarea, serás una buena madre y un hijo cariñoso. Si la haces, te convertirás en un pollo volador y un perro saltarín". Esta es sin duda una escena común en todas las familias. Incluso hay casos de padres que enferman, a veces hasta el punto de ser hospitalizados, solo por hacer la tarea con sus hijos.
De hecho, ya sea estudiando o haciendo tareas, es necesario inculcar buenos hábitos en los hijos desde pequeños. Si no se inculcan buenos hábitos desde pequeños, no solo les causará problemas, sino que también ejercerá mucha presión sobre los padres. Los padres pueden seguir estos tres pasos al hacer las tareas con sus hijos:
- Hacer las tareas del hogar 5 minutos antes de hacer la tarea.
A veces, los niños no se concentran lo suficiente en sus tareas porque se distraen con el entorno, como el sonido de la televisión, las conversaciones de otras personas o la atracción por los juguetes de la mesa. También puede ser que no se satisfagan sus propias necesidades, como beber, picar o ir al baño con frecuencia, lo que les resta concentración.
Por lo tanto, antes de que los niños empiecen a hacer la tarea, los padres deben crear un ambiente tranquilo para que aprendan. Y dejen que los niños se preparen: mantengan el escritorio limpio, no dejen juguetes delante de ellos, satisfagan sus necesidades físicas como beber agua e ir al baño. Si los niños tienen hambre, pueden darles un refrigerio primero. Así, cuando empiecen a hacer la tarea, podrán concentrarse y no se moverán de sus asientos.
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- Orientar a los niños para organizar las tareas.
Los padres pueden preguntar a sus hijos:
"¿Qué tarea hay esta noche?"
¿Qué ejercicio es más fácil de escribir?
¿Qué ejercicio es más difícil de escribir?
Clasifique cada tarea cada día y trabaje con su hijo para decidir el orden en que deben escribirse. Al completar la tarea, marque cada elemento y luego complete el siguiente. Esto puede ayudar a su hijo a desarrollar el hábito de la organización y la planificación. A medida que aumenta la dificultad de la tarea y el número de tareas, la capacidad de su hijo para planificar sus estudios contribuirá enormemente a su aprendizaje.
- Ayudar a los niños a dominar los métodos de prueba.
Los niños de hoy en día son un poco reacios a los exámenes. La mayoría cree que una vez que terminen sus tareas, estarán bien y podrán dejar los exámenes en manos de sus padres o profesores. De hecho, los exámenes son muy importantes. Si dominas el método de evaluación, obtendrás el doble de resultados con la mitad del esfuerzo. Puedes probar los siguientes métodos para ayudar a tu hijo:
Revise cada elemento uno por uno: primero, verifique que todo se haya completado en orden según la lista de tareas o los requisitos del maestro para asegurarse de que no se haya omitido nada.
Revisa el formato: En una tarea, no solo el contenido es importante, sino también la forma. Comprueba que la fuente esté nítida y la caligrafía sea estándar, especialmente en tareas de matemáticas, y que las fórmulas y los símbolos estén escritos correctamente.
Prueba lógica: para las preguntas que requieren razonamiento lógico, verifique si su razonamiento es coherente, lógicamente sólido y libre de contradicciones.
Revisar ideas: Para problemas difíciles, puedes revisar tus ideas de resolución de problemas para ver si realmente entiendes el problema y si el método de resolución de problemas es apropiado.
Dedica tiempo a leer todos los días
Sukhomlynsky dijo: "Un niño que no lee es un mal estudiante en el aprendizaje".
Por el contrario, los niños que aman la lectura tendrán un futuro brillante. Porque cada libro que leen es como un trampolín sólido que les ayuda a ascender continuamente a la cima del conocimiento. La sabiduría contenida en el libro penetrará profundamente en sus huesos y se convertirá en parte de sus vidas.
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La mayoría de los padres son conscientes de la importancia de la lectura, pero los niños parecen tener poco interés en los libros, e incluso obligarlos a leer no logra los resultados deseados. De hecho, todos los niños tienen el potencial de amar la lectura; lo importante es cómo los padres los guían.
- Estimular la pasión por la lectura ydescubrir el atractivo de la lectura.
¿Por qué los niños carecen de interés por la lectura?
La razón es que los padres suelen elegir libros para sus hijos basándose en su propia comprensión o en las recomendaciones de otros, ignorando sus intereses y apasionándolos por el aprendizaje. Para fomentar el hábito de la lectura en los niños, lo primero es estimular su interés por la lectura.
Los padres pueden partir de los intereses de sus hijos y elegir algunos libros que les guste leer. No se apresuren a exponerlos a clásicos esotéricos ni limiten la lectura a géneros como ciencia, historia, novelas y otros.
A partir de una historia sencilla, los padres deben guiar gradualmente a los niños para que comprendan el significado más profundo detrás de la historia y exploren la trayectoria de crecimiento de los personajes, ayudando a los niños a sentir un tipo diferente de alegría y satisfacción a lo largo del viaje de lectura.
- Los padres dan ejemplo y acompañan a sus hijos en su desarrollo.
La lectura no es algo que los niños acepten fácilmente con solo darles instrucciones puntuales de sus padres. Pero si los padres dan el ejemplo sosteniendo un libro y leyendo en silencio, sus hijos imitarán con gusto ese comportamiento.
Había un padre que insistía en leer con sus dos hijos en casa a las 8 de la noche todas las noches. Los niños adquirieron el buen hábito de leer todas las noches simplemente con una lluvia de ideas, sin necesidad de ningún consejo de sus padres. Las palabras y acciones de los padres en casa a menudo se convierten en un modelo para la madurez posterior de los niños.
- Compartir experiencias de lectura y acumular conocimientos para los niños.
Cada libro contiene diferentes historias y conocimientos, valiosos recursos para el crecimiento de los niños. Los padres pueden guiar a sus hijos para que registren su comprensión y resultados en el proceso de lectura de manera oportuna. Al mismo tiempo, pueden compartir sus experiencias y perspectivas de lectura con sus hijos, profundizando así su comprensión y memoria a través de la comunicación.
Leer antes de dormir es un hábito cálido y de calidad, indispensable en la agenda diaria. No solo te ayuda a rodear a tu familia de un ambiente cariñoso, sino que también mejora eficazmente la capacidad de aprendizaje de tu hijo, despertando su amor desde pequeño.
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Las "tres horas doradas" cuando los niños regresan de la escuela deben tener una doble función: entretenimiento, relajación y adquisición de conocimientos. Durante estas tres horas, los niños pueden divertirse y entretenerse, combinando el aprendizaje con la lectura. Esta organización no solo ayuda a los niños a desarrollar buenos hábitos de vida, sino que también crea un momento cálido y feliz para la familia.
Lo más importante es que al pasar tiempo juntos de esta manera, tanto padres como hijos pueden crecer juntos mientras están juntos, de modo que el afecto familiar se fortalece fuertemente.
Aproveche rápidamente las "tres horas doradas" después de la escuela y su hijo definitivamente cambiará por completo.
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