La enfermedad del hígado graso se está volviendo más común a medida que aumentan la obesidad y los estilos de vida sedentarios. Esta condición ocurre cuando se acumula demasiada grasa en las células del hígado. A menudo, la enfermedad del hígado graso no presenta síntomas iniciales, pero algunos signos faciales sutiles pueden ser pistas de que algo anda mal con el hígado.
Existen dos tipos principales de enfermedad del hígado graso: la enfermedad del hígado graso alcohólico (EHGNA) y la enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA). Ambos dañan el hígado, pero sus causas son diferentes.
La AFLD es el resultado del consumo excesivo de alcohol, mientras que la NAFLD a menudo se asocia con una mala alimentación, obesidad y falta de ejercicio. Con el tiempo, el hígado graso no tratado puede provocar afecciones más graves, como fibrosis (cicatrización del hígado), cirrosis (daño hepático grave) e incluso cáncer de hígado.
Los signos faciales por sí solos no pueden confirmar si una persona tiene enfermedad del hígado graso, pero pueden servir como una advertencia temprana. Es importante prestar atención a estos signos y buscar atención médica temprana si aparecen. A continuación se presentan algunos cambios faciales que pueden sugerir problemas hepáticos que nadie debe ignorar.
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Ojos y piel amarillos
Uno de los signos más reconocibles de los problemas hepáticos, incluida la enfermedad del hígado graso, es la ictericia. La ictericia ocurre cuando el hígado no puede procesar adecuadamente una sustancia llamada bilirrubina, que se produce cuando los glóbulos rojos se descomponen.
Como resultado, la bilirrubina se acumula en el cuerpo, provocando que el blanco de los ojos y la piel se tornen amarillos. Si nota este color amarillo, es importante que le revisen el hígado, ya que puede indicar no solo enfermedad del hígado graso, sino también otras afecciones hepáticas graves.
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Venas pequeñas con forma de araña (angioma araña)
Las venas pequeñas con forma de araña que pueden aparecer en la cara se llaman angiomas aracniformes. Se producen cuando los vasos sanguíneos pequeños cerca de la superficie de la piel se agrandan, a menudo debido a desequilibrios hormonales resultantes de una disfunción hepática.
Aunque estas arañas vasculares también pueden aparecer en personas sanas, especialmente durante el embarazo, tener muchas de ellas puede indicar problemas hepáticos. Si nota un aumento significativo en estas venas, puede que valga la pena comentarlo con su médico.
Bolsas debajo de los ojos (retención de líquidos)
La hinchazón alrededor de los ojos es otra posible señal, aunque puede estar causada por muchos otros factores, como las alergias o la falta de sueño. Sin embargo, si la salud del hígado es mala, los ojos hinchados pueden indicar retención de agua. Esto puede suceder cuando el hígado no está funcionando correctamente.
Este síntoma por sí solo no confirma una enfermedad hepática, pero es algo a tener en cuenta si ocurre con otros signos de problemas hepáticos.
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Cambios en el color de la piel (manchas más claras o más oscuras)
La enfermedad hepática a veces puede provocar cambios en el color de la piel, como áreas de piel que se vuelven más claras o más oscuras. Estos cambios de color pueden estar relacionados con desequilibrios hormonales o enzimáticos debido a una disfunción hepática.
Este síntoma también puede ser causado por otros factores, por lo que es mejor consultar a un médico para comprobar la causa exacta.
No se debe confiar únicamente en estos signos faciales para diagnosticar una enfermedad, pero pueden ser útiles para identificar tempranamente posibles problemas hepáticos. Además de los signos faciales, las personas con enfermedad del hígado graso también pueden sentirse cansadas, tener dolor abdominal o experimentar una pérdida de peso inesperada.

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Si nota alguno de estos síntomas, debe consultar a su médico para una evaluación completa, ya que la detección temprana es clave para evitar que la enfermedad progrese.
Afortunadamente, la enfermedad del hígado graso a menudo se puede controlar e incluso revertir con cambios en el estilo de vida. Comer una dieta sana y equilibrada, mantener un peso saludable y estar físicamente activo son pasos importantes para prevenir y controlar la enfermedad del hígado graso.
Al realizar estos cambios, puede favorecer la salud de su hígado y reducir el riesgo de sufrir complicaciones más graves.
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Fuente: https://giadinh.suckhoedoisong.vn/nguoi-bi-gan-nhiem-mo-thuong-co-nhung-dac-diem-nay-tren-mat-neu-them-met-moi-giam-can-thi-cang-nen-di-kham-ngay-172241020063707163.htm
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