Una extraña entidad genética, más pequeña que un virus, sin envoltura proteica y portadora de información genética, llamada obelisco, ha provocado que los científicos vuelvan a preguntarse: ¿qué es la vida? - Foto: ARTUR PLAWGO/Science
La extraña entidad, llamada obelisco, se detectó por primera vez en genomas bacterianos intestinales humanos y fue reportada como prepublicación en 2024 por un equipo de la Universidad de Stanford. Sin embargo, en aquel momento, el descubrimiento solo documentaba la existencia de obeliscos en el intestino humano, por lo que no atrajo mucha atención.
No fue hasta hace poco, cuando los científicos analizaron más a fondo y encontraron obeliscos en la boca, que la atención se disparó. Este descubrimiento plantea la hipótesis de que los obeliscos podrían ser mucho más comunes de lo que se creía originalmente y que podrían haber estado "viviendo" con nosotros durante millones de años sin que nadie lo supiera.
Obelisco: Una extraña criatura entre un virus y un viroide.
Los científicos describen los obeliscos como fragmentos circulares de ARN monocatenario, de unas 1000 bases de longitud, mucho más pequeños que los virus típicos. Carecen de una capa protectora, lo que los distingue de la mayoría de los virus.
Sin embargo, a diferencia de los viroides (una forma previamente conocida de ARN simple), los obeliscos contienen al menos uno o dos genes capaces de codificar proteínas. Esto los convierte en una forma intermedia de "vida" nunca descrita en la biología moderna.
El profesor Ed Feil, microbiólogo evolutivo de la Universidad de Bath (Reino Unido), afirmó: «Los obeliscos son segmentos circulares de ARN que pueden autoorganizarse en estructuras con forma de bastón y tienen la capacidad de afectar la actividad genética del huésped».
Al analizar datos de millones de genomas bacterianos que viven en el cuerpo humano, el equipo de Stanford encontró cerca de 30.000 tipos diferentes de obeliscos, repartidos por todo el mundo.
De estos, el 7% de las bacterias intestinales humanas contenían obeliscos. También se encontró que más del 50% de las bacterias orales humanas contenían obeliscos.
Cabe destacar que los obeliscos en diferentes lugares del cuerpo tienen secuencias genéticas muy diferentes, lo que indica una gran diversidad y potencial evolutivo.
Los investigadores creen que los obeliscos podrían haber convivido con los humanos durante millones de años sin ser descubiertos. Esto constituye una hazaña increíble en la era de la tecnología genética moderna.
¿Son amigos o enemigos?
Actualmente, no hay evidencia de que los obeliscos sean perjudiciales para la salud humana. Sin embargo, dado que viven en bacterias, los científicos están interesados en la posibilidad de que puedan alterar la actividad genética de las bacterias huésped, afectando así indirectamente la salud humana, como la inmunidad, la digestión o incluso enfermedades inflamatorias.
"Cuanto más miramos, más cosas locas vemos en el mundo microscópico", compartió el biólogo celular Mark Peifer (Universidad de Carolina del Norte) en la revista Science.
En biología, un organismo se considera "vivo" si puede replicarse, evolucionar e influir en su entorno. Los virus han sido objeto de debate durante mucho tiempo porque no pueden replicarse sin una célula huésped. Pero los obeliscos son aún más simples: carecen de concha, son diminutos y, aun así, portan genes.
Esto nos lleva a una gran pregunta: ¿Pudo un virus haber evolucionado a partir de un obelisco, o fue el obelisco el último paso degenerado de un virus primitivo?
El Obelisco es un testimonio de que la ciencia aún está a punto de realizar grandes descubrimientos . El cuerpo humano alberga no solo miles de bacterias beneficiosas, sino también entidades genéticas aún por identificar.
Este descubrimiento no sólo tiene importancia biológica, sino que también sienta las bases para futuras investigaciones en los campos de la medicina, la inmunología e incluso la filosofía de la biología, donde es necesario reescribir una vez más la pregunta "¿qué es la vida?".
Fuente: https://tuoitre.vn/phat-hien-thuc-the-bi-an-trong-mieng-va-ruot-nguoi-20250805062210183.htm
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