La BBC informa que la policía francesa lanzó gases lacrimógenos contra la multitud de manifestantes y 80 personas en todo el país fueron arrestadas.
El Ayuntamiento de Burdeos, capital de la región Nouvelle-Aquitaine, también fue incendiado por los manifestantes la noche del 23 de marzo, pero las autoridades controlaron rápidamente el incendio.
Aún no se ha determinado quién es el responsable de provocar este incendio.

Manifestantes incendiaron un edificio en París para protestar contra la ley de aumento de pensiones. Foto: Reuters
Las cifras del Ministerio del Interior francés muestran que alrededor de 119.000 personas salieron a las calles en la capital, París, mientras que a nivel nacional alrededor de más de un millón de personas participaron en protestas el 23 de marzo.
En París, las protestas fueron en su mayoría pacíficas, con enfrentamientos ocasionales entre la policía y alborotadores enmascarados que destrozaron tiendas e incendiaron calles, según la agencia de noticias Reuters.
También se produjeron enfrentamientos en ciudades occidentales como Nantes, Rennes y Lorient.
Decenas de miles de trabajadores también se declararon en huelga, bloqueando ferrocarriles y refinerías de petróleo. Además, según la BBC, muchos profesores y trabajadores del Aeropuerto Charles de Gaulle (París) también dejaron de trabajar.
Los trabajadores del sector sanitario de París están en huelga desde el 6 de marzo.
La policía utilizó gases lacrimógenos, cañones de agua, granadas aturdidoras y porras para dispersar las protestas, según AP. Videos que circulaban en redes sociales mostraban a agentes con chalecos antibalas intentando contener a los manifestantes.
RT (Rusia) informó que al menos una unidad de bomberos "cambió de bando" y se unió a los manifestantes.

Los bomberos cambian de bando para sumarse a las protestas en París el 23 de marzo. Foto: Reuters
Las protestas estallaron cuando el presidente Emmanuel Macron utilizó poderes especiales para aumentar la edad de jubilación de 62 a 64 años a partir del próximo año.
Una ola de descontento entre el pueblo francés estalló después de que el presidente Emmanuel Macron ordenara a la primera ministra Elisabeth Borne activar el artículo 49.3 de la constitución para aprobar una ley que aumenta la edad de jubilación de los trabajadores franceses sin votación en el parlamento .
El presidente Macron dijo que había demasiados riesgos económicos para el país si los legisladores votaban en contra del proyecto de ley.
En declaraciones televisadas el 22 de marzo, el presidente Macron afirmó que su único error fue "no convencer a la gente" de la importancia de la reforma de las pensiones, pero insistió en que no daría marcha atrás. Según él, la reforma debe llevarse a cabo; de lo contrario, el sistema de pensiones francés quebrará en los próximos años.
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