Según un reportero de VNA en Japón, al mencionar experiencias únicas en Tokio, muchos turistas internacionales suelen pensar inmediatamente en teamLab Planets en Toyosu, un espacio de arte digital interactivo de fama mundial desde 2018. En los últimos 7 años, este lugar se ha convertido en un "paraíso de luz" que atrae a jóvenes, turistas internacionales y almas apasionadas por el arte moderno.
Desde el exterior, los visitantes son recibidos por la obra «El Universo de Partículas de Fuego que Embrujan el Cielo y la Tierra». La brillante llama roja es la protagonista de este espacio. Al acercar un teléfono inteligente, la llama en la pantalla se intensifica con fuerza, y al acercar otro dispositivo, la llama se propaga como si pasara de una persona a otra. Desde el primer instante, los visitantes perciben claramente una fuente de energía a la vez mística y moderna.
Antes de iniciar el recorrido , los visitantes deben quitarse los zapatos, ya que muchas zonas del interior están diseñadas para caminar descalzos. La sensación de contacto directo con el suelo, el agua o la piedra crea una conexión diferente, acercando a las personas a la obra.

Al recorrer los pasillos, los visitantes se embarcan en una aventura a través de una serie de habitaciones mágicas. La sala está rodeada por una vibrante pantalla de proyección, con una enorme mesa redonda en el centro. Cuando los visitantes colocan sus manos u objetos sobre la mesa, aparecen pequeñas figuras que bailan o trepan según la forma del objeto.
En la pared, los sellos con forma de seta, los apriscos y las largas barras de hielo crean movimientos que se corresponden: bloquean la lluvia, forman escaleras o dejan caer semillas brillantes. Cuando los objetos se tocan, resuenan, convirtiendo toda la pared en un gigantesco instrumento musical.
Al salir de la pequeña habitación, los visitantes entran en un ecosistema tridimensional. Aquí, cada persona puede tomar una hoja de papel para colorear una criatura y colocarla en un escáner. En cuestión de minutos, esa criatura cobra vida en las paredes y el suelo, moviéndose entre innumerables especies. El suelo está cubierto de suaves cojines, haciendo que cada paso se sienta como perderse en un bosque de cuento de hadas.
A su alrededor, miles de flores florecen, se marchitan y reviven en tiempo real. Al tocar la pared, brotan nuevas flores. Los visitantes se convierten en parte del ciclo natural.
Al entrar en la siguiente sala, los visitantes ven remolinos de luz que se mueven sin cesar. Mientras caminan de regreso hacia la cascada de luz, cada paso deja tras de sí una estela de remolinos luminosos, como si el movimiento del cuerpo mismo tuviera el poder de transformar el espacio.
En este espacio, cada piedra vibra al pisarla, brilla y emite un sonido único. Estos efectos se propagan al mundo invisible de los microorganismos, haciendo que los visitantes sientan que cada pequeño paso puede afectar a todo un ecosistema.
El siguiente espacio estaba lleno de esferas que giraban rápidamente. Cuando un visitante las pisaba, las esferas dejaban de girar de inmediato, se quedaban quietas y emitían un sonido. Si pisaba repetidamente esferas del mismo color, una serie de partículas de luz estallaban, dando origen a orugas, y al finalizar el recorrido, aparecía todo un enjambre de orugas de colores.
Barras horizontales multicolores suspendidas por cables crean un espacio tridimensional único. Los visitantes trepan y se mueven entre las barras, poniendo a prueba su destreza y experimentando la sensación de volar. Cada barra se ilumina y emite un sonido al pisarla.
Bandadas de pájaros vuelan libremente, tomando los colores de las barras donde se encuentran los visitantes, creando una escena animada y sorprendente.
En la zona de “colección de criaturas extintas”, los visitantes usan sus teléfonos para “capturar” especies que han desaparecido de la Tierra, como recordatorio de la conservación de la naturaleza.
Mientras tanto, el espacio contiguo estaba repleto de gigantescos huevos de luz. Al ser empujados o arrastrados por el viento, los huevos caían y rebotaban, creando un sonido resonante. Los demás huevos reaccionaban a su vez, haciendo vibrar todo el espacio como una pieza musical. Cuando el viento amainó, todo se aquietó, creando una singular sensación de paz.
Los visitantes atraviesan un pasillo oscuro y de repente se encuentran en una zona acuática. La sensación de vadear en agua fresca bajo una luz centelleante hace que muchos sientan que acaban de abandonar el mundo real. Ante sus ojos aparece una brillante cascada que ilumina todo el espacio.
La sala de espejos refleja innumerables puntos de luz, haciendo que los visitantes se sientan como si estuvieran en el centro de una galaxia. Usando sus teléfonos inteligentes, cada persona puede elegir una estrella para "lanzarla" al espacio, y esa estrella se transformará instantáneamente en una obra de luz. Muchos visitantes describen este momento de estar inmersos en el universo de luz como una experiencia a la vez sobrecogedora y meditativa.
Los visitantes siguen caminando descalzos en el agua cálida, donde nadan peces koi resplandecientes. Los koi se mueven con cada paso y, en momentos especiales, se transforman en flores de cerezo en plena floración: una escena romántica e inolvidable.
En la habitación oscura, al tocar el agua con la mano, una serie de chorros de agua se iluminan de inmediato, extendiéndose como por arte de magia. Esta transformación hace que los visitantes sientan que realmente tienen el poder de controlar la naturaleza.
El espacio está lleno de esferas luminosas. Al tocarlas o presionarlas, cambian de color, transmitiendo señales a otras esferas y creando una reacción en cadena. La luz resonante ilumina toda la sala, como si las personas mismas le insuflaran vida.
En esta sala, los visitantes pueden sentarse o recostarse, dejando que sus cuerpos floten entre millones de flores de luz. Las flores nunca se repiten, ya que se crean en tiempo real. Cada instante aquí es único, sumergiendo a todos en una vaga sensación entre la realidad y la ilusión.
La última parada es el jardín de orquídeas suspendido boca abajo del techo. El espacio está impregnado de fragancia, que cambia con la hora del día, simulando la coevolución de flores e insectos. Los visitantes se sienten como si estuvieran en un jardín de hadas donde las flores florecen todo el año, siempre en movimiento con la luz.
Lo que hace especial a teamLab Planets es la integración emocional.
Cada sala no solo es una obra de arte, sino también un mundo interactivo. Desde el momento de sumergirse en el agua descalzo, hasta contemplar cómo las flores florecen bajo tus manos o cómo los peces koi se transforman en flores de cerezo, todo deja recuerdos imborrables.
TeamLab Planets es más que un simple museo de arte digital. Es un viaje para recordar a las personas su profunda conexión con la naturaleza. A pesar de la tecnología moderna que los rodea, el mensaje fundamental permanece: los seres humanos siempre forman parte del mundo natural.
Fuente: https://www.vietnamplus.vn/trai-nghiem-the-gioi-ky-ao-trong-thien-duong-anh-sang-o-thu-do-nhat-ban-post1063697.vnp






Kommentar (0)