Aviones de combate F-16 participan en un ejercicio de la OTAN en la base aérea de Kleine-Brogel, Bélgica, el 18 de octubre de 2022. Foto: AFP/VNA
El 29 de mayo, 12 militares rusos recibieron 15 millones de rublos (aproximadamente 195.000 dólares) por su papel en la destrucción del primer avión de combate F-16 suministrado a Ucrania por Estados Unidos en el conflicto en curso.
La agencia de noticias estatal rusa TASS citó un comunicado de la empresa patrocinadora Fores, diciendo que la ceremonia tuvo lugar en un área cercana a la frontera con la zona de guerra, con la participación de comandantes militares rusos.
La bonificación surge tras un compromiso anterior de Fores de alentar al ejército ruso a apuntar al hardware militar avanzado suministrado por Occidente. El derribo del F-16 marcó un punto de inflexión significativo en la guerra, demostrando los continuos esfuerzos de Rusia para contrarrestar las crecientes capacidades de la fuerza aérea de Ucrania, así como las implicaciones geopolíticas más amplias de la ayuda militar occidental.
La promesa de una recompensa de 15 millones de rublos por el primer derribo de un F-16 en una zona de guerra fue anunciada por primera vez por Sergei Shmotyev, director general de Fores, en el Foro Económico Internacional de San Petersburgo. Petersburgo en junio de 2024. El Sr. Shmotyev también destacó el historial de Fores de ofrecer recompensas financieras por la destrucción de otros equipos occidentales, incluidos tanques.
Según TASS, en diciembre de 2024, el Sr. Shmotyev reafirmó una vez más el compromiso de la compañía con la recompensa por el derribo del F-16, demostrando la intención de aumentar la moral y la eficacia del combate del ejército de la Federación Rusa al lidiar con tecnología occidental avanzada.
Fores ha ofrecido anteriormente recompensas por destruir tanques occidentales como el Leopard 2 alemán y el M1 Abrams estadounidense, con recompensas que van desde 5 a 10 millones de rublos cada una, dependiendo del valor estratégico del objetivo.
Según la declaración de Fores a TASS, desde que comenzó el conflicto entre Rusia y Ucrania en febrero de 2022, la compañía ha gastado un total de 237,7 millones de rublos (aproximadamente 2,9 millones de dólares) para apoyar a las fuerzas de la Federación Rusa, incluidos fondos para equipos, equipos de comunicaciones, sistemas de guerra electrónica, dispositivos de visión nocturna, suministros médicos y vehículos de evacuación.
El sitio web militar bulgarianmilitary.com informó que la información detallada sobre el derribo del F-16 ucraniano aún es limitada, ya que ni las autoridades rusas ni las ucranianas han publicado informes completos sobre el incidente. Según TASS, el F-16 fue destruido en una zona de guerra, pero no se revelaron el lugar ni las circunstancias específicas.
Fuentes militares rusas, citadas por TASS, dijeron que el avión fue destruido por una combinación de sistemas de defensa aérea terrestres, posiblemente complejos de misiles de defensa aérea avanzados como el S-400 o el Buk-M3, que son capaces de interceptar objetivos de vuelo rápido y a gran altitud.
Se cree que en la operación participaron 12 militares, a quienes se les atribuyó el seguimiento, la localización y la destrucción de la aeronave. Ucrania ha confirmado la pérdida de un F-16.
El derribo del F-16 pone de relieve un problema más amplio: el papel del armamento occidental avanzado en el conflicto de Ucrania. Desde 2022, los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) liderados por Estados Unidos han proporcionado a Ucrania miles de millones de dólares en ayuda militar, incluidos tanques, artillería y sistemas de defensa aérea. El F-16, un caza multifunción avanzado, representa una importante escalada en la asistencia occidental destinada a aumentar las capacidades de combate aéreo de Ucrania contra la Federación Rusa.
Sin embargo, el evento también destaca los desafíos que enfrenta Ucrania para integrar y proteger estos activos de alto valor contra el denso sistema de defensa aérea de la Federación Rusa. También tiene una gran importancia psicológica y estratégica, ya que la Federación Rusa quiere demostrar su capacidad para contrarrestar la tecnología occidental.
Para Ucrania, perder un F-16 es una enorme pérdida. El país sólo ha recibido un número limitado de estos aviones de aliados de la OTAN, como los Países Bajos, Dinamarca y Bélgica.
Cada F-16 es un activo vital para realizar ataques de precisión, interceptar aviones rusos y apoyar operaciones terrestres. La pérdida de un avión, aunque no sea decisiva, podría degradar las ya limitadas capacidades de combate aéreo de Ucrania y plantear interrogantes sobre la capacidad de los aviones occidentales para mantener operaciones en un entorno peligroso.
Los pilotos ucranianos, la mayoría de los cuales recibieron entrenamiento intensivo en países de la OTAN, se enfrentan al desafío de volar F-16 rodeados por una red de defensa aérea rusa de múltiples capas, que incluye misiles de largo alcance y sistemas de guerra electrónica capaces de alterar la tecnología estándar de la OTAN.
El derribo del F-16 forma parte de una tendencia en la que Rusia se muestra cada vez más adaptable a la hora de lidiar con el armamento militar occidental. En las primeras etapas del conflicto, la Federación Rusa enfrentó muchas dificultades contra sistemas avanzados como el tanque Leopard 2 (Alemania), el Challenger 2 (Reino Unido), el M1 Abrams (EE. UU.) y el misil de crucero Storm Shadow (Reino Unido-Francia).
Por ejemplo, el Leopard 2, entregado a Ucrania a principios de 2023, demostró inicialmente sus poderosas capacidades gracias a su moderno blindaje y sistema de control de fuego. Sin embargo, la Federación Rusa se adaptó rápidamente desplegando misiles antitanque Kornet y artillería guiada por vehículos aéreos no tripulados (UAV). Según el Ministerio de Defensa ruso, el primer Leopard 2 fue destruido en junio de 2023.
De manera similar, según analistas de inteligencia de fuentes abiertas en la cuenta de redes sociales X, el tanque Challenger 2, conocido por su pesado blindaje, ha tenido problemas contra campos minados y el UAV Lancet de la Federación Rusa, y la primera pérdida se confirmó en septiembre de 2023.
Mientras tanto, los tanques M1 Abrams entregados a fines de 2023 también fueron atacados por la Federación Rusa con vehículos aéreos no tripulados y misiles guiados, y la primera muerte fue anunciada por los medios rusos en febrero de 2024.
El misil Storm Shadow, un misil de crucero furtivo, fue inicialmente difícil de interceptar. Pero la Federación Rusa ha desarrollado un sistema de guerra electrónica para bloquear la guía GPS y, según TASS, la primera interceptación está prevista para mayo de 2023.
Estos ejemplos muestran que la Federación Rusa se ha adaptado mediante actualizaciones tecnológicas, cambios tácticos y la integración de drones y guerra electrónica para contrarrestar las armas occidentales.
El F-16 es un pilar de las fuerzas aéreas occidentales, un caza multifunción diseñado por General Dynamics (ahora Lockheed Martin) desde la década de 1970. Con más de 4.500 unidades producidas y operadas en más de 25 países, el F-16 sigue siendo uno de los aviones de combate más modernos y versátiles del mundo.
Los F-16 suministrados a Ucrania probablemente serán versiones Block 50/52 o Block 70/72, con aviónica avanzada, radares modernos y la capacidad de integrar una amplia gama de armas. El avión utiliza un solo motor, un Pratt & Whitney F100 o un General Electric F110, lo que le proporciona una velocidad máxima de Mach 2 y un radio de combate de unos 550 km.
Los F-16 ucranianos están equipados con armas apropiadas para el campo de batalla, incluidos misiles aire-aire AIM-120 AMRAAM, misiles antirradar AGM-88 HARM y bombas guiadas de precisión como la bomba de pequeño diámetro GBU-39 para atacar objetivos terrestres.
También llevan sistemas de defensa electrónica como trampas de calor y señuelos de radar para contrarrestar misiles.
En comparación con su homólogo ruso, el Su-35, el F-16 tiene ventajas en maniobrabilidad y aviónica, pero es inferior en potencia de fuego, lo que hace que el avión dependa más de la habilidad del piloto y del apoyo táctico.
Los F-16 ucranianos también están equipados con sistemas de comunicaciones estándar de la OTAN, lo que permite la coordinación con la inteligencia occidental y los aviones de alerta temprana AWACS.
Aunque el F-16 es muy ágil, su capacidad de supervivencia aún está amenazada por los sistemas de defensa aérea rusos como el S-400, que tiene un alcance de hasta 400 km y puede destruir múltiples objetivos a la vez.
La Federación Rusa también desplegó cazas MiG-31 equipados con misiles R-37M con un alcance de casi 320 km, lo que representa una seria amenaza para el F-16. La integración de estos sistemas con medios de guerra electrónica como el Krasukha-4 complica aún más la protección de los F-16 ucranianos. Si se confirma el derribo del F-16, indicaría que Ucrania necesita intensificar las medidas de entrenamiento, mantenimiento y protección para sostener las operaciones aéreas.
En un contexto más amplio, la destrucción del F-16 muestra la creciente carrera tecnológica militar en el conflicto de Ucrania. La capacidad de Rusia para destruir el hardware occidental refleja los resultados de su modernización militar desde la guerra de 2008 en Georgia, con un enfoque en la defensa aérea, la guerra electrónica y los ataques de precisión.
Mientras tanto, Ucrania depende del apoyo occidental para cerrar la brecha con la Federación Rusa. Sin embargo, con un número limitado de F-16 (menos de 50 a principios de 2025 según los analistas de defensa), la capacidad de lograr superioridad aérea sigue siendo frágil. La pérdida de un F-16, aunque no es decisiva, podría afectar la moral y la planificación operativa de Ucrania, especialmente en su intento de contrarrestar las bombas planeadoras y misiles rusos.
Históricamente, el derribo del F-16 es similar a ocasiones anteriores en las que la Federación Rusa se ha adaptado a la tecnología occidental (desde el Leopard 2, Challenger 2, Abrams hasta el Storm Shadow) desarrollando nuevas tácticas, nuevas armas como el UAV Lancet y sistemas de misiles mejorados.
Esta tendencia sugiere que, si bien la pérdida de los F-16 es una pérdida para Ucrania, puede impulsar a Occidente a proporcionar más ayuda, incluidos nuevos aviones o sistemas de defensa aérea más fuertes para contrarrestar las capacidades de la Federación Rusa.
La destrucción del F-16 también plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de la ayuda militar occidental en una guerra prolongada. Si bien el avión ofrece a Ucrania una ventaja cualitativa, su coste extremadamente elevado –alrededor de 20 a 30 millones de dólares por avión (sin incluir mantenimiento ni armas)– hace que las pérdidas sean costosas.
Para la Federación Rusa, el acontecimiento fue una victoria propagandística que reforzó la imagen de que todavía se mantienen firmes frente a la tecnología occidental. Para Ucrania, esto es una llamada de atención para una defensa más eficaz de sus valiosos activos. A medida que avanzaba la guerra, el equilibrio entre la superioridad tecnológica y los números determinaría el panorama de la guerra aérea.
¿Podrá Ucrania ajustar sus tácticas para proteger sus F-16, o Rusia continuará desarrollando capacidades para erosionar el poder aéreo de Kiev? La respuesta puede depender de la capacidad de Occidente de ofrecer apoyo continuo frente a los crecientes desafíos.
Según baotintuc.vn
Fuente: https://baothanhhoa.vn/ven-man-bi-mat-vu-nga-ban-ha-tiem-kich-f-16-dau-tien-cua-ukraine-250573.htm
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