A diferencia de los tiburones, que pueden regenerar un número ilimitado de dientes, los humanos solo tenemos dos juegos de dientes a lo largo de nuestra vida: dientes de leche y dientes permanentes.
Un estudio reciente publicado en The Conversation explica que esta evolución es una adaptación perfecta para garantizar que los humanos puedan masticar los alimentos de manera eficiente durante toda su larga vida, al tiempo que impone requisitos estrictos en cuanto al cuidado dental desde una edad temprana.

Los dientes son herramientas esenciales que ayudan a los animales a morder y masticar los alimentos, pero la forma en que se mantienen varía entre las especies.
Los carnívoros tienen dientes afilados para desgarrar, mientras que los herbívoros tienen dientes planos para moler. En algunas especies, como los castores, los dientes crecen continuamente y necesitan desgastarse mediante la roer.
Los tiburones y los cocodrilos son polifiodontos, capaces de generar conjuntos casi infinitos de dientes nuevos a medida que se les caen los viejos.
Sin embargo, al igual que la mayoría de los mamíferos, los humanos solo tenemos dos denticiones: la dentición de leche, que comienza a erupcionar cuando los bebés tienen entre 6 y 8 meses. Luego, cuando los niños tienen entre 5 y 12 años, estos dientes de leche se caen, dando paso a los dientes permanentes, que son más grandes.

La existencia de dos denticiones en los seres humanos es una adaptación perfecta al desarrollo del cuerpo. Los dientes de leche son relativamente pequeños, necesarios para que quepan en las pequeñas caras y mandíbulas de los niños pequeños. A medida que crecemos, nuestras caras y mandíbulas también se agrandan, dejando espacio para más dientes y de mayor tamaño.
Los dientes permanentes (28, más la posibilidad de cuatro muelas del juicio) son más grandes que los dientes de leche, lo que nos ayuda a masticar los alimentos de manera más eficiente y es adecuado para la dieta variada de los adultos.
Este proceso garantiza que nuestros dientes mantengan la proporción adecuada con el tamaño de nuestro rostro a medida que envejecemos, lo que nos ayuda a conservar una masticación eficiente durante toda la vida. Los incisivos se encargan de morder y desgarrar, mientras que los molares se encargan de triturar los alimentos en trozos pequeños antes de tragarlos.
Aunque los dientes de leche se caigan, es muy importante cuidarlos. Si un diente de leche se carió o infectó gravemente y se extrae demasiado pronto, puede causar serios problemas a los dientes permanentes.
Un problema común es el llamado apiñamiento dental. Al extraer un diente de leche, los dientes adyacentes pueden desplazarse hacia el espacio vacío. Esto deja al diente permanente con poco espacio para erupcionar correctamente, lo que provoca apiñamiento o dientes impactados.

Por lo tanto, mantener los dientes de leche sanos y en su lugar hasta que se caigan de forma natural es esencial para asegurar que los dientes permanentes puedan erupcionar correctamente.
Por ahora, la mejor solución sigue siendo una buena higiene bucal cepillándose los dientes dos veces al día con pasta dental fluorada y usando hilo dental a diario.
Limitar el consumo de alimentos y bebidas azucaradas, visitar al dentista con regularidad y proteger los dientes de los daños son claves para mantener una sonrisa bonita y sana.
Fuente: https://dantri.com.vn/khoa-hoc/vi-sao-con-nguoi-co-rang-sua-va-rang-vinh-vien-20251118031618850.htm






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