El artículo del Washington Post aludió a un sabotaje por parte de Kiev, pero no refutó la hipótesis planteada por el periodista Seymour Hersh de que Estados Unidos había destruido los oleoductos.
Burbujas formadas en el mar Báltico tras la fuga del gasoducto Nord Stream. Foto: Getty
Los gasoductos Nord Stream 1 y Nord Stream 2 fueron destruidos en una serie de explosiones casi simultáneas frente a la isla danesa de Bornholm en septiembre de 2022. Las explosiones cortaron el vital gasoducto natural de Rusia a Europa, eliminando la posibilidad de que los países europeos levantaran las sanciones a Moscú y reiniciaran las compras de gas.
Tres meses antes, el Washington Post informó: «La administración Biden se enteró, por un aliado cercano, de que el ejército ucraniano había planeado un ataque encubierto contra la red submarina, utilizando un pequeño equipo de buzos que reportaban directamente al comandante en jefe de las fuerzas armadas ucranianas (general Valery Zaluzhny)». La CIA se enteró del complot a través de una agencia de inteligencia europea anónima con un agente en Ucrania.
Los funcionarios ucranianos no respondieron a una solicitud de comentarios del Washington Post. La CIA también guardó silencio, y la Casa Blanca se negó a responder cuando se le preguntó si funcionarios estadounidenses intentaron bloquear los planes de Ucrania.
El informe del Washington Post se hace eco de un reportaje del New York Times de marzo de 2023 que afirmaba que un "grupo proucraniano" saboteó los gasoductos. El periódico alemán Der Spiegel informó lo mismo, añadiendo que el grupo utilizó un yate alquilado para transportar explosivos al lugar de la explosión.
Estas teorías contradicen las afirmaciones del periodista estadounidense Seymour Hersh. En febrero de 2023, Hersh afirmó que el gobierno de Biden había ordenado a la CIA bombardear gasoductos con la ayuda de la Armada noruega. Posteriormente, el periodista declaró que la historia sobre el yate fletado fue difundida en los medios estadounidenses y alemanes por la CIA y su homólogo alemán, el BND, como una estrategia de distracción.
El yate reapareció en un artículo reciente del Washington Post, que afirmaba que los atacantes planeaban fletarlo en un puerto europeo. El artículo no proporcionó ninguna prueba que demostrara que Estados Unidos fuera el responsable del atentado.
El presidente ruso, Vladímir Putin, declaró en marzo estar plenamente de acuerdo con las conclusiones de Hersh. Antes de la publicación del artículo de Hersh, Putin atribuyó las explosiones a la alianza transatlántica entre Estados Unidos y el Reino Unido. El presidente ruso argumentó que Estados Unidos se benefició especialmente del ataque debido a su posición como proveedor competitivo de gas para Europa.
Hoang Pham/VOV.VN (traducción)
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