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“Construyendo un “escudo de acero” para proteger la base ideológica en la era del ascenso de la nación vietnamita” - Parte 1: Un frente silencioso en la era del ascenso

En la era del desarrollo, cuando el país entró en la Cuarta Revolución Industrial, el frente ideológico se ha centrado en el ciberespacio. Fuerzas hostiles se aprovechan de la tecnología para distorsionar y debilitar la confianza ciudadana en el Partido y el Estado. Para proteger firmemente la base ideológica del Partido, el artículo propone construir un "escudo de acero" que combine política, derecho y tecnología. En la era digital, proteger la ideología del Partido no es solo tarea de los organismos funcionales, sino también responsabilidad de toda la sociedad. Este sistema de protección ideológica no solo contribuye a mantener la estabilidad política, sino que también sienta las bases para el desarrollo sostenible, impulsando al país a crecer con fuerza en la era digital.

Báo Quân đội Nhân dânBáo Quân đội Nhân dân15/09/2025

La era del auge de la nación vietnamita no solo es una era de fuerte desarrollo, sino también de grandes desafíos. En la era de la transformación digital, donde la tecnología y el ciberespacio se convierten en herramientas poderosas, no solo debemos afrontar el riesgo de guerras armadas o conflictos fronterizos, sino también una guerra silenciosa pero no menos feroz: la guerra ideológica.

En el frente silencioso, las fuerzas hostiles utilizan la tecnología para distorsionar, dividir y destruir la confianza del pueblo en el Partido y el gobierno. Estos ataques no requieren armas ni balas, pero tienen el poder de destruir los fundamentos ideológicos y sacudir la estabilidad política y social.

Los líderes del Comando 86 otorgaron Certificados de Mérito a los colectivos con logros sobresalientes en la implementación de la Resolución No. 35, dignos de ser una fuerza de “escudo de acero” que protege los valores fundamentales del Partido.

En este contexto, un «escudo de acero» para proteger los fundamentos ideológicos del Partido no es solo un concepto, sino una necesidad vital. Es el momento de alzarnos con fuerza, de construir un sistema de defensa integral, no solo mediante medidas políticas y jurídicas, sino también a través de una armoniosa combinación de tecnología avanzada e inteligencia humana. Ese es el «escudo de acero» que protegerá los valores fundamentales del Partido y nos permitirá mantenernos firmes ante los desafíos de la nueva era.

Este frente silencioso exige que cada ciudadano y cada miembro del partido sea un soldado firme, dispuesto a defender la ideología, la fe y al país contra las conspiraciones divisorias, tanto internas como externas. La era del auge de la nación vietnamita, donde la tecnología y el pueblo se fusionan, representa tanto una oportunidad como un desafío para construir un sólido «escudo de acero», que impulse al país a nuevas alturas, no solo preservando, sino también desarrollando los fundamentos ideológicos del Partido en esta nueva era.

Proteger los fundamentos ideológicos del Partido implica proteger su sistema de valores, la ideología marxista-leninista, el pensamiento de Ho Chi Minh, así como las directrices, políticas y leyes del Estado. En la era del auge de la nación vietnamita, cuando el país se adentra en una nueva era marcada por el fuerte desarrollo tecnológico y la globalización, esta tarea se torna más urgente e inaplazable. Para proteger firmemente los fundamentos ideológicos del Partido, no solo debemos prevenir argumentos falsos, distorsiones y negaciones de su liderazgo, sino también clarificar su identidad y valores fundamentales, sensibilizando así a los cuadros, militantes y a la ciudadanía en general. La protección de los fundamentos ideológicos abarca desde la propaganda y la educación política a través de los medios de comunicación, hasta el establecimiento de un sistema para el monitoreo y análisis de la información en el ciberespacio y la protección de la seguridad de las bases de datos nacionales.

La era del auge de la nación vietnamita coincide con la era de la Cuarta Revolución Industrial, donde el Internet de las Cosas, las redes sociales, la inteligencia artificial y el análisis de macrodatos crean un entorno informativo global de rápida difusión, pero que también constituye el punto de partida de la «guerra de la información» con noticias falsas, vídeos manipulados mediante inteligencia artificial y campañas que utilizan redes de bots para propagar información tóxica. Las fuerzas hostiles se han valido de la tecnología para amplificar argumentos distorsionados, generar confusión pública y debilitar la resistencia ideológica de la sociedad. Por lo tanto, además de la labor propagandística, establecer un mecanismo de monitoreo continuo, alerta temprana y refutación oportuna mediante herramientas técnicas avanzadas es un factor clave para proteger firmemente los fundamentos ideológicos.

Si echamos la vista atrás, durante la Guerra Fría, tanto la Unión Soviética como Estados Unidos construyeron sólidos sistemas legales y de propaganda para proteger la confianza social. Recientemente, la Unión Europea promulgó la Ley de Servicios Digitales para reforzar la responsabilidad de las plataformas digitales en el control del contenido perjudicial, mientras que China implementó el Gran Cortafuegos y una estrategia proactiva de propaganda. Otros países desarrollados del este de Asia, como Japón y Corea del Sur, también aplicaron mecanismos de colaboración público-privada para rastrear y gestionar las noticias falsas. Aprender de la experiencia internacional y combinar estrechamente las luchas político-ideológicas, legales y tecnológicas aportará valiosas lecciones a Vietnam para perfeccionar su mecanismo de protección de los fundamentos ideológicos, en consonancia con sus instituciones, cultura y leyes en la era del desarrollo.

En el contexto de la globalización y la era digital, los fundamentos ideológicos del Partido no solo tienen la oportunidad de reafirmarse, consolidarse y difundirse, sino que también se enfrentan a graves desafíos globales. Dado que las fuerzas hostiles cambian constantemente sus formas, herramientas y métodos de sabotaje, identificar claramente su naturaleza se convierte en un factor clave para proteger firmemente el campo de batalla ideológico.

La naturaleza de estas fuerzas no se limita a organizaciones reaccionarias en el exilio ni a grupos e individuos con descontento político en el país, sino que se trata de campañas antigubernamentales tras las cuales subyace una compleja red de intereses entrelazados, que incluye organizaciones reaccionarias vietnamitas, agencias de medios internacionales, organizaciones no gubernamentales extranjeras que se autodenominan defensoras de la democracia y los derechos humanos, y oportunistas políticos en el país. No actúan de forma aislada, sino que están interconectadas en una red organizada, respaldada por instituciones, financiación, tecnología y medios de comunicación de fuerzas antisocialistas, formando un frente blando que ataca directamente las convicciones, la voluntad y la fortaleza política de los cuadros, los miembros del partido y el pueblo.

Si en el pasado las fuerzas hostiles se centraban a menudo en atacar cuestiones históricas, líderes y la soberanía territorial, hoy el método de sabotaje ha alcanzado un nivel superior: atacar directamente los fundamentos ideológicos del Partido. Buscan por todos los medios negar el marxismo-leninismo, difamar el pensamiento de Ho Chi Minh, exagerar las deficiencias del Partido y del Estado, y al mismo tiempo sembrar dudas sobre la senda de Vietnam hacia el socialismo. Sin partir de cuestiones macroteóricas, estas fuerzas han recurrido a explotar temas sensibles e incidentes cotidianos, desde disputas territoriales, contaminación ambiental y respuesta a enfermedades, hasta casos de acoso, corrupción, despilfarro, negatividad y nuevos fenómenos en la religión y los conflictos étnicos. Es la infiltración en estos problemas personales lo que hace peligrosos los argumentos de sabotaje, porque afectan directamente a las creencias y sacuden la conciencia de parte de la población.

En la era del auge de la nación vietnamita, el ciberespacio se ha convertido en un terreno fértil para que fuerzas hostiles difundan complots para socavar los fundamentos ideológicos del Partido. A diferencia de los métodos tradicionales, los ataques en la era digital no requieren armas ni balas, ni necesitan cruzar fronteras físicas, sino solo unas pocas publicaciones en redes sociales, un video en directo, una edición sofisticada o una serie de artículos provocadores. Estas fuerzas hostiles se han valido de todos los avances tecnológicos, desde la inteligencia artificial, el big data y las redes de bots hasta los deepfakes, para librar una guerra de información en el entorno cibernético, aumentar su poder destructivo y erosionar la confianza del pueblo en el Partido y el Estado. Su objetivo no es simplemente difamar a un líder en particular, sino también debilitar la resistencia ideológica de la sociedad, desorientar a la población, generar escepticismo hacia el régimen y, gradualmente, empujar a la sociedad hacia un estado de autoevolución y autotransformación.

Lo particularmente peligroso en esta era de desarrollo es que las actividades de sabotaje ya no se limitan a un campo o ámbito específico. Están interconectadas y coordinadas en múltiples frentes: desde la política, la economía, la cultura y la sociedad hasta el ciberespacio, desde las zonas urbanas hasta las rurales. Un vídeo que circula en las redes sociales puede generar de inmediato una ola de indignación en la vida real; un artículo manipulado en los medios internacionales puede convertirse en una herramienta de presión diplomática; un pequeño grupo que llama a la desobediencia civil en línea puede transformarse en concentraciones y disturbios en las calles. Es esta sofisticación en la coordinación la que hace que el sabotaje de los fundamentos ideológicos ya no sea un asunto lejano, sino que haya penetrado en todos los rincones de la vida social.

Detrás de todas estas acciones subyace una conspiración profunda: destruir la confianza del pueblo en el Partido, debilitar el gran bloque de unidad nacional, incitar a la inestabilidad social y, en última instancia, erosionar los cimientos políticos y transformar el régimen. Las fuerzas hostiles comprenden claramente que una sociedad que carece de confianza política caerá fácilmente en la crisis. Por lo tanto, la lucha por proteger los fundamentos ideológicos del Partido es, esencialmente, una lucha por proteger la confianza, la estabilidad y la justicia en la era del ascenso de la nación vietnamita.

En este contexto, la tarea no consiste solo en detectar, refutar y gestionar cada asunto o incidente específico, sino, aún más importante, en construir una postura de defensa ideológica integral. Una postura de carácter integral, basada en la vigilancia y la conciencia de toda la sociedad, en la firme voluntad política de los cuadros y miembros del partido, en la capacidad de dominar la tecnología y en la coordinación armoniosa entre las fuerzas: política, derecho, seguridad, educación, medios de comunicación y diplomacia. Cuando se fomenta esta fuerza combinada, cuando cada ciudadano se convierte en un defensor de sus convicciones, cuando cada organismo y organización se transforma en una fortaleza ideológica, cuando toda la sociedad se erige como un escudo de acero, entonces, por muy sofisticadas que sean las conspiraciones y las tácticas de sabotaje, no podrán penetrarla.

Teniente Coronel HO NGOC DUY, Comandante del Centro 386 (Comando 86)



    Fuente: https://www.qdnd.vn/phong-chong-tu-dien-bien-tu-chuyen-hoa/xay-dung-la-chan-thep-bao-ve-nen-tang-tu-tuong-trong-ky-nguyen-vuon-minh-cua-dan-toc-viet-nam-bai-1-mat-tran-khong-tieng-sung-trong-ky-nguyen-vuon-minh-846147


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