Los incendios subterráneos no son infrecuentes. De hecho, son un fenómeno que ocurre en todo el mundo, desde Estados Unidos hasta Alemania y China.
Los incendios subterráneos más comunes son los incendios de vetas de carbón, donde se entierran grandes cantidades de carbón. La enorme reserva de combustible, combinada con un suministro inagotable de oxígeno y el enorme coste de su extinción, hace que estos incendios puedan durar años, décadas e incluso siglos.
También pueden producirse incendios en grandes yacimientos de gas natural. Debido a la toxicidad del gas natural para los seres humanos, no es raro que se incendien intencionalmente en yacimientos de gas natural para intentar agotar el combustible.
Sin embargo, a diferencia del carbón, es casi imposible saber cuánto gas natural se encuentra realmente atrapado bajo la superficie terrestre. Por lo tanto, quemarlo todo es siempre una apuesta arriesgada, como en el caso del incendio que duró décadas en el cráter Darvaza en Turkmenistán.
Las Puertas del Infierno es el cráter Darvaza, ubicado en el desierto de Karakum en Turkmenistán.
El origen de “Las Puertas del Infierno”
El cráter Darvaza, ubicado en el desierto de Karakum, Turkmenistán, tiene 70 m de ancho y 20 m de profundidad. Las llamas brotan de cada rincón de las rocas que lo rodean a medida que el gas natural se filtra a través de ellas.
Este lugar también es conocido como la “Puerta del Infierno” debido al fuego interminable que arde desde hace más de 50 años.
Imágenes de llamas ardiendo dentro del cráter, junto con historias no confirmadas sobre sus orígenes, han hecho de la “Puerta al Infierno” una atracción turística popular en Turkmenistán.
Se desconoce cómo se formó el cráter Darvaza, ya que no existen registros escritos ni testimonios de testigos presenciales. Sin embargo, existen dos hipótesis principales sobre su formación.
La explicación más común es que Darvaza fue el lugar del derrumbe de una plataforma de perforación soviética en la década de 1970. Los trabajadores estaban excavando cuando se dieron cuenta de que habían tropezado con un derrumbe subterráneo. Huyeron del lugar cuando el suelo empezó a ceder bajo sus pies, tragándose el equipo.
Luego, para evitar que el gas tóxico se propagara a los alrededores, los ingenieros prendieron fuego al cráter. Pero no creían que ardería durante tanto tiempo.
Mientras tanto, los geólogos creen que el cráter Darvaza fue descubierto en la década de 1960, pero no fue quemado hasta la década de 1980 para evitar que el gas natural se filtrara a las comunidades circundantes.
Esfuerzos para extinguir el incendio
En 2010, el presidente de Turkmenistán, Gurbanguly Berdymukhamedov, pidió a los científicos que encontraran una manera de extinguir las llamas de las Puertas del Infierno.
Sin embargo, extinguir las incesantes llamas del gas natural subterráneo es casi imposible. Incluso sellando todo el cráter, una pequeña abertura permitiría que el gas escapara y se incendiara.
El cráter Darvaza es una atracción turística popular que atrae a personas curiosas que quieren ver las Puertas del Infierno con sus propios ojos.
En 2022, el presidente Berdymukhamedov reafirmó su deseo de extinguir el cráter Darvaza, citando el impacto en el medio ambiente y la salud de los residentes locales.
Las llamas interminables liberan continuamente gas metano a la atmósfera y afectan a los habitantes de la cercana ciudad de Darvaza (o Derweze).
Además, el presidente Berdymukhamedov afirmó que este cráter también está desperdiciando los recursos naturales de Turkmenistán. Si se extingue el incendio, Turkmenistán podrá explotar el gas natural como combustible y mejorar la economía del país. Turkmenistán es el cuarto país con mayores reservas de gas natural del mundo.
En 2013, el explorador George Kourounis se convirtió en la primera persona en descender al cráter Darvaza. Kourounis tuvo solo 17 minutos para descender a una profundidad de más de 30 metros, tomando lecturas de gases y muestras de suelo antes de ser izado.
El explorador comentó que al excavar el suelo para recolectar muestras, inmediatamente aparecieron nuevas llamas. Incluso la más pequeña grieta en la boca del cráter creó una vía de escape para que el gas escapara del suelo y avivara las llamas.
Medio siglo después, el fuego no da señales de detenerse. Parece que el cráter Darvaza seguirá ardiendo durante un tiempo. Si no se toca, nadie sabe cuánto durará ni cuánto gas queda atrapado bajo tierra.
Los expertos coinciden en que cualquier intento de cerrar las Puertas del Infierno sería engorroso, peligroso, costoso y posiblemente infructuoso. Al final, quizás la mejor opción sea no hacer nada. Así, el cráter Darvaza seguirá siendo una atracción turística para los curiosos que quieran ver las Puertas del Infierno con sus propios ojos.
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