
Los estudiantes de la escuela secundaria Binh Phu (barrio de Binh Phu, Ciudad Ho Chi Minh) presentaron flores para felicitar a la maestra Nguyen Thi Tuyet Lan en el Día del Maestro Vietnamita - Foto: NHU HUNG
Pero en el contexto actual de innovación, mostrar gratitud a los docentes no se queda en deseos floridos o hermosos ramos de flores.
Desarrollar capacidades y saber adaptarse
La educación vietnamita necesita seguir evolucionando, desde la mentalidad, el contenido, los métodos de enseñanza y de aprendizaje hasta la gestión educativa. Porque los estudiantes de hoy no solo necesitan conocimientos, sino también capacidad de adaptación; no solo necesitan títulos, sino también capacidad de práctica; no solo estudian para los exámenes, sino también para vivir y desarrollarse en un entorno cambiante.
Las escuelas no pueden seguir manteniendo el modelo de profesores leyendo y alumnos tomando apuntes, o depender únicamente de libros de texto pesados y programas de estudio que se actualizan lentamente en comparación con la realidad.
En la economía digital, la inteligencia artificial (IA), el big data, la automatización... exigen que cada persona tenga la capacidad de aprendizaje continuo, pensamiento crítico, trabajo en equipo, resolución de problemas y comprensión interdisciplinaria. Estas capacidades no se pueden desarrollar si las escuelas solo se centran en los exámenes y evalúan por calificaciones.
La educación debe convertirse en un proceso de organización y gestión del aprendizaje, creando condiciones para que los educandos dominen el camino, experimenten la práctica, conecten conocimientos, formen capacidades y sepan adaptarse.
Sin cambios, la educación se estancará, sin vitalidad. «Hacer diferente para hacerlo mejor» no es un eslogan, sino un espíritu de acción. Necesitamos rediseñar las clases con una orientación experiencial, potenciar el autoaprendizaje, desarrollar cursos basados en proyectos, necesitamos estándares nacionales, pero sabemos cómo explotar razonablemente el conocimiento local, conectar con las empresas; aplicar la tecnología y los datos para personalizar y apoyar a los estudiantes.
La filosofía "centrada en el alumno" sólo es valiosa cuando las escuelas organizan entornos de aprendizaje flexibles, diseñan programas según las capacidades y evalúan procesos en lugar de sólo evaluar resultados.
El maestro es la clave
En este contexto, el papel del docente es crucial. Los docentes no solo imparten conocimientos, sino que también guían el pensamiento, abren el potencial e inspiran el aprendizaje permanente en los estudiantes.
Hoy en día, un buen profesor no solo es competente en conocimientos profesionales, sino también en tecnología, en conectar con la realidad y en organizar actividades de aprendizaje. Una buena clase no solo se basa en la dedicación, sino también en una preparación minuciosa, la capacidad de innovar métodos y la sensibilidad a los cambios en la vida económica y social.
El valor humanístico de la profesión docente no reside sólo en los bolígrafos y las tizas, sino en la dedicación, la renovación personal y en poner a los alumnos en el centro de todas las mejoras.
La práctica lo demuestra claramente. En instituciones educativas que innovan con audacia, desde universidades hasta escuelas secundarias, cuando los docentes aplican proactivamente la IA, organizan clases invertidas, desarrollan asignaturas interdisciplinarias, conectan con empresas e interactúan con las comunidades locales, los estudiantes logran avances evidentes.
En el delta del Mekong, donde tengo experiencia práctica, muchas escuelas han adoptado con fuerza el modelo de aprendizaje basado en proyectos, integrando a los estudiantes en problemas prácticos de empresas, comunidades y la región fluvial. Allí, los docentes desempeñan el papel de "arquitectos" de la adaptación, diseñando experiencias de aprendizaje para que cada estudiante pueda desarrollar competencias adaptadas al mercado laboral y a las exigencias sociales.
La tecnología, los equipos y las instalaciones modernas son importantes, pero no pueden reemplazar la inteligencia y el corazón del docente. Sin un equipo con suficiente corazón, visión, talento y capacidad de innovación, cualquier reforma difícilmente alcanzará su objetivo.
La educación solo puede avanzar si se confía en los docentes, se les empodera, se les anima a innovar y a trabajar en un entorno donde se respeta la creatividad. Esa es la base más sostenible para el futuro.
Sembrando las semillas del conocimiento
El núcleo de todas estas innovaciones es el maestro, quien siembra las semillas del conocimiento, preserva los valores humanos y guía a las jóvenes generaciones hacia el futuro. Valoremos los valores que los maestros siembran cada día, porque nuestro futuro y el del país cambian a diario.
Fuente: https://tuoitre.vn/cong-nghe-co-the-thay-nhieu-thu-nhung-khong-the-thay-nguoi-thay-truyen-cam-hung-20251125092049753.htm







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