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Según datos publicados por la Organización Nacional de Turismo de Japón (JNTO), la industria turística en el País del Sol Naciente se ha recuperado al 85,6% (2,16 millones de personas), el nivel registrado en 2019, antes del estallido de la pandemia de COVID-19. Sin embargo, no todos están contentos con este anuncio.
El encanto y la tranquilidad de las ciudades antiguas se han visto arruinados por la aglomeración turística, lo que ha afectado gravemente la vida de los lugareños. A los lugareños les cuesta encontrar un autobús para ir al trabajo, mientras que las Maiko (aprendices de geisha) son molestadas por los turistas que las rodean para pedirles selfis, a veces incluso con mala educación.
Para hacer frente al hacinamiento durante el otoño (temporada alta de turismo), el gobierno de la ciudad de Kioto se vio obligado a anunciar una lista de medidas, entre ellas aumentar el número de autobuses que conectan las estaciones de tren y las atracciones turísticas, fomentar el uso del metro y establecer zonas de almacenamiento temporal de equipaje en las estaciones...
En un esfuerzo por calmar el descontento local, la Asociación de Turismo de la Ciudad de Kioto también ha publicado un folleto para turistas titulado “Cuida tus modales”, que describe el comportamiento aceptable (como llevar bolsas de compras reutilizables) y el comportamiento inaceptable (como fumar en público).
Aglomeración de turistas cerca del Templo Kiyomizu-dera. Foto: GETTY IMAGES |
Por ejemplo, el cruce ferroviario de Kamakura, una ciudad histórica a una hora al suroeste de Tokio, se llenó de turistas tomándose selfis en la intersección, bloqueando el tráfico y obligando al gobierno local a desplegar fuerzas de seguridad para prevenir accidentes. Mientras tanto, el Monte Fuji, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, también se enfrenta a una "crisis turística".
Este año se celebra el décimo aniversario de la declaración del Monte Fuji como Patrimonio Mundial, pero el daño ambiental y la destrucción de su belleza natural amenazan con despojar a la montaña sagrada de su estatus, según Nikkei Asia. Incluso lugares aparentemente anodinos están abarrotados de turistas.
La situación es mejor en las ciudades prefecturales más remotas. Morioka, capital de la prefectura de Iwate, es una ciudad tranquila que ocupó el segundo lugar, después de Londres, en la lista de "52 lugares para visitar en 2023" del New York Times…
Hasta ahora, Morioka ha evitado la congestión turística que afecta a muchas otras ciudades. Cuando la asociación local de turismo quiso colgar una pancarta promocionando la clasificación del New York Times, el gobierno municipal rechazó el plan alegando que arruinaría el paisaje urbano.
El gobernador de Iwate, Tasso Takuya, se mostró encantado con el reconocimiento y espera que otras áreas ocultas de Japón sigan el ejemplo de Morioka y protejan su belleza única, ya que el desarrollo descontrolado y el turismo excesivo amenazan con erosionar el encanto que las hace tan especiales.
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