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Educación en valores: Pilar fundamental para prevenir la obsesión por el éxito y las trampas en los exámenes.

El conocimiento puede abrirnos las puertas del futuro, pero el carácter determina cómo lo atravesamos. La obsesión por el éxito en la educación surge cuando las calificaciones, los índices de aprobación y los buenos informes se consideran la medida definitiva. Cuando la forma prima sobre el contenido, hacer trampa se convierte en un atajo, la ética escolar se erosiona y la sociedad sufre las consecuencias de diplomas vacíos y capacidades reales mermadas.

Báo Lào CaiBáo Lào Cai10/09/2025

Para solucionar el problema de raíz, es necesario cambiar el enfoque de las “puntuaciones” a la “personalidad”, es decir, restablecer los estándares de honestidad, responsabilidad, disciplina y respeto por la justicia.

La obsesión por el rendimiento no surge de forma natural, sino que se alimenta de un sistema de incentivos distorsionado: la evaluación de la escuela, la clase, el profesor y el alumno se basa principalmente en porcentajes y expedientes académicos; los exámenes sirven más para seleccionar alumnos que para desarrollar su potencial; los padres, preocupados por el "descenso en la clasificación", fomentan involuntariamente el estudio adicional, la memorización intensiva y la búsqueda de puntos extra. En este sistema dinámico, los profesores se ven fácilmente obligados a cumplir con las cuotas, los alumnos se ven presionados a tomar atajos y la administración prioriza la estabilidad superficial. Para romper este círculo vicioso, debemos cambiar el criterio de evaluación: priorizar la capacidad práctica, la ética cívica y la capacidad de cooperación; y reducir la importancia de las calificaciones individuales en la evaluación general.

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Fotografía ilustrativa.

La educación en valores no se limita a unas cuantas lecciones de moral o lemas en las paredes; implica una transformación de la experiencia escolar. La educación en integridad, el pensamiento crítico y la autogestión deben integrarse en el currículo; el aprendizaje basado en proyectos, el servicio comunitario y los diarios reflexivos deben ampliarse para que los estudiantes puedan relacionar el conocimiento con la práctica. Un código de honor, desarrollado conjuntamente y al que los estudiantes se comprometen, constituye una barrera sutil pero eficaz que les ayuda a comprender por qué no deben hacer trampa, más allá del mero temor a ser descubiertos. Cuando los estudiantes perciben el valor de la justicia y el esfuerzo, la motivación para hacer trampa disminuye naturalmente.

El papel del profesorado como modelos a seguir es fundamental: la selección y evaluación deben valorar la integridad y la responsabilidad profesional tanto como la experiencia; todos los conflictos de interés deben hacerse públicos; las recompensas deben estar vinculadas a la mejora de la calidad del aprendizaje real, no solo a los resultados de los exámenes. Los centros educativos deben garantizar procesos de evaluación transparentes, una supervisión independiente y canales de comunicación anónimos para proteger a quienes denuncien irregularidades; la tecnología debe utilizarse para prevenir, pero no para sustituir, la educación moral. Asimismo, es necesario desvincular la evaluación del profesorado y del centro de la presión de los índices de aprobados, sustituyéndola por la acreditación externa, encuestas de competencias de posgrado e índices de integridad escolar.

Finalmente, los padres y la sociedad son los pilares que quedan. Cuando las familias se opongan firmemente a la compra de calificaciones, cuando los medios de comunicación valoren la honestidad en lugar de los logros falsos, cuando las empresas contraten en función de la capacidad y la credibilidad, los atajos perderán su atractivo. Al colocar el carácter como pilar, no solo prevendremos la lacra del éxito y las trampas en los exámenes, sino que también construiremos una educación auténtica, donde se respeten los verdaderos valores y el futuro se asiente en la bondad.

qdnd.vn

Fuente: https://baolaocai.vn/giao-duc-nhan-cach-tru-cot-de-chan-benh-thanh-tich-va-gian-lan-thi-cu-post881711.html


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