Los valores quedan ocultos por la lucha por la supervivencia.
Junio marca un hito importante en el ámbito familiar: el Día de la Familia Vietnamita (28 de junio), una ocasión para reflexionar sobre el papel fundamental de la familia en la formación de las personas y la nación. En el contexto de la rápida modernización, donde la globalización, la sociedad digital y la urbanización transforman todas las estructuras, el sistema de valores familiares vietnamitas también requiere una profunda revisión, no solo desde una perspectiva moral, sino también como base sólida para las aspiraciones de desarrollo del país.
«El sistema de valores familiares vietnamitas en la era del desarrollo nacional» es un artículo del Dr. Bui Hoai Son, profesor asociado y miembro permanente del Comité de Cultura y Educación de la Asamblea Nacional, publicado en junio de este año. En él, el Dr. Son plantea la siguiente cuestión: «En el ajetreo de la sociedad moderna, con la aceleración de la urbanización, la globalización y la digitalización, los valores tradicionales de las familias vietnamitas se enfrentan a serios desafíos. La familia, antaño considerada la "primera escuela" de cada persona, un lugar para cultivar las emociones, la ética y la valentía, se encuentra ahora inmersa en un torbellino de cambios. Si no la identificamos y preservamos conscientemente, corremos el riesgo de perder nuestra identidad y las raíces más profundas de nuestra cultura nacional. El paso del modelo tradicional de familia de tres generaciones al modelo de familia nuclear ha convertido las comidas en familia en un lujo para muchos jóvenes».
En grandes ciudades como Hanói y Ciudad Ho Chi Minh, muchas personas optan por vivir separadas, lo cual resulta conveniente para el trabajo, pero las aleja involuntariamente del ecosistema cultural familiar. Las historias sobre tradiciones familiares, linajes y herencia —que solían ser fuente de valores morales— se ven gradualmente eclipsadas por el bullicio de la vida cotidiana.
Se habla mucho de “libertad personal”, pero rara vez se menciona la “responsabilidad familiar”. En las redes sociales abundan los videos que comparten la soltería, el no casarse, el no tener hijos, creando una tendencia de “libertad de ataduras”. Esto no es del todo negativo, pero sin orientación, puede llevar fácilmente a la pérdida de los valores fundamentales que las familias se han esforzado por preservar: la piedad filial, el amor entre esposos y el sacrificio silencioso mutuo.
En otro contexto, el rápido desarrollo de la tecnología digital ha convertido a los teléfonos inteligentes, las tabletas, los televisores inteligentes... en «terceros miembros» que interfieren en las relaciones familiares. Las comidas silenciosas, con cada persona mirando una pantalla en lugar de escuchar, compartir y cuidarse mutuamente, se están convirtiendo en una imagen habitual. Es una distancia invisible, pero muy real: una sutil ruptura en el vínculo emocional.
No solo eso, sino que la tasa de divorcios en la sociedad vietnamita está aumentando de forma alarmante. Muchas parejas se separan tras solo unos años de convivencia, o incluso unos pocos meses, porque no logran comunicarse, porque carecen de habilidades para escuchar o porque no son lo suficientemente tolerantes con las diferencias. El divorcio ya no es un tabú, pero no debería ser una decisión fácil cada vez que surge una crisis en la vida familiar.
“Células tradicionales” en un mundo cambiante
Según el Dr. Bui Hoai Son, profesor asociado, “En medio de la multitud de desafíos, la buena noticia es que el sistema de valores familiares vietnamitas aún se conserva. Muchas familias, al mantenerse firmes en la ética tradicional y adaptarse creativamente al ritmo de la vida moderna, demuestran día a día que valores fundamentales como el amor, la lealtad, la piedad filial y el compartir no son obsoletos. Al contrario, son valiosos activos que unen a las personas, fortalecen su carácter y despiertan el deseo de superación en cada individuo y en toda la comunidad”.
Como afirma el Dr. Bui Hoai Son, profesor asociado, en la cultura vietnamita, la familia no es solo un lugar para vivir, sino también un espacio para inculcar valores morales, tradiciones familiares y la formación de la personalidad. La tradición de la convivencia de tres generaciones, el respeto a los mayores, la deferencia hacia los jóvenes, la cortesía y la lealtad son factores que han moldeado la identidad de las familias vietnamitas a lo largo de muchas generaciones. Sin embargo, en el contexto de las redes sociales, la tecnología y la globalización, que impregnan todos los ámbitos de la vida, la estructura y el papel de la familia están cambiando claramente. De ahí surge una pregunta: ¿Qué valores deben preservarse y cuáles deben renovarse para adaptarse a los tiempos?
En la vida moderna, la piedad filial sigue siendo un elemento cultural fundamental. No se trata solo de cuidar lo material, sino también de la conexión espiritual y la gratitud hacia los padres. Ya sea viviendo en la ciudad, trabajando a distancia o estudiando en el extranjero, el espíritu de «Cuando bebas agua, recuerda su origen» sigue presente a través de llamadas, consultas y estando presente en el momento oportuno. Aunque los estilos de vida han cambiado, comportamientos como saludar, sentarse a comer juntos y mantener la cortesía al hablar siguen desempeñando un papel importante.
Desde otra perspectiva, la familia moderna debe ser un espacio donde cada persona pueda ser auténtica: en su carrera, estilo de vida y relaciones amorosas. Pero, al mismo tiempo, es fundamental mantener un espíritu de solidaridad, compartir y responsabilidad compartida. La brecha generacional ya no se trata de edad, sino de la velocidad de actualización. Los jóvenes de hoy crecen en un entorno digital, con información multidimensional, y ya no aceptan que los padres siempre tengan la razón. El diálogo, el cuestionamiento y el compartir contribuirán a reducir esta brecha y a construir un respeto mutuo, en lugar de perpetuar un modelo patriarcal o autoritario.
La realidad ha demostrado que el afecto en una familia moderna debe ir de la mano de la responsabilidad: la crianza de los hijos no recae en una sola parte, sino que también se comparte la responsabilidad de los recursos económicos y el bienestar emocional de cada uno. Nadie es el único pilar, sino que la familia en su conjunto es una estructura colaborativa que crece unida. En muchas familias vietnamitas, las mujeres aún desempeñan un doble rol: en la sociedad y en el hogar. Sin embargo, la igualdad de género no se limita al derecho de las mujeres a trabajar, sino que también incluye el derecho a tomar decisiones, a compartir el cuidado de los hijos, las tareas domésticas y a realizar sus aspiraciones personales. Una familia moderna necesita armonía, no carga.
Familias vietnamitas en la era multicultural
En el artículo, el profesor asociado Dr. Bui Hoai Son enfatizó: “Ningún sistema de valores existe si se limita a resoluciones o eslóganes. Si queremos que el sistema de valores familiares vietnamitas arraigue verdaderamente en los corazones de las personas y se convierta en la fuerza motriz de la vida y la acción de cada individuo, entonces esas políticas correctas deben convertirse en acciones concretas, llegando a cada cocina, cada porche, cada corazón de cada familia vietnamita.
En primer lugar, es necesario reestructurar el sistema de políticas familiares de manera integral, estratégica y a largo plazo. La estrategia vietnamita de desarrollo familiar hasta 2030 ha sido aprobada por el Gobierno, pero aún requiere una implementación más sólida, vinculada a los programas nacionales de desarrollo rural, reducción sostenible de la pobreza, desarrollo educativo y atención primaria de la salud. Una familia no puede ser feliz sin las condiciones básicas de seguridad social; esta es la base material para el desarrollo de valores espirituales.
Asimismo, es necesario restituir la educación familiar como eje central de la estrategia educativa vietnamita. Si bien las escuelas pueden impartir conocimientos a los niños, es en la familia donde se siembran los valores morales. Por consiguiente, resulta fundamental diseñar programas que fomenten las habilidades parentales, el desarrollo de la armonía matrimonial y la educación emocional en el seno familiar, como parte de la formación continua de los adultos. Organizaciones sociopolíticas, como las de mujeres y jóvenes, pueden convertirse en centros de transmisión cultural que difundan estos valores en la comunidad.
Finalmente, según el Dr. Bui Hoai Son, profesor asociado, “cada ciudadano, desde los líderes hasta los trabajadores comunes, es un eslabón fundamental en la protección y el desarrollo del sistema de valores familiares. Una disculpa oportuna, una comida familiar, una tarde de juegos con los niños: todas estas acciones, aparentemente pequeñas, son las más prácticas para cultivar un sólido sistema de valores. La familia no es solo sangre, sino también la primera escuela donde las personas aprenden a amar, a ser tolerantes y a ser humanas. Si cada familia es una llama de amor, entonces toda la nación será un sol radiante. Desde la familia, podemos despertar aspiraciones, convicciones y valentía para alcanzar nuevas metas. En el camino hacia la consecución del objetivo de un Vietnam fuerte para 2045, cada familia feliz, bondadosa y compasiva será un pilar fundamental que contribuirá a construir los cimientos de un desarrollo sostenible, humano y próspero para el país”.
Se podría decir que las familias vietnamitas no tienen por qué ser como las de cualquier otro lugar del mundo. Pero para integrarse en el mundo, necesitan comprender claramente quiénes son, saber cómo conservar lo valioso y abrirse a lo necesario. Y, sobre todo, cada persona de la familia, independientemente de su rol, merece ser escuchada, ser ella misma, en un hogar que no solo ofrece refugio, sino también amor.
Según el Dr. Bui Hoai Son, profesor asociado, construir un sistema de valores familiares en el contexto actual no solo es una acción ética, sino también una decisión estratégica para una nación que entra en una nueva era de desarrollo. La Plataforma del Partido (complementada y desarrollada en 2011) ha identificado los valores fundamentales: la familia vietnamita es próspera, progresista y feliz. Ya en 2014, la Resolución N.° 33-NQ/TW del XI Comité Central del Partido afirmaba: «La familia es una institución social especial, donde se preservan y promueven los valiosos valores culturales tradicionales de la nación y, al mismo tiempo, donde se forma la personalidad humana». A partir de estas orientaciones, el sistema de políticas familiares debe revisarse y rediseñarse con el espíritu de «acompañamiento, apoyo y apertura».
Fuente: https://baophapluat.vn/giu-gia-tri-cot-loi-mo-long-voi-thoi-dai-post553316.html






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