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Cuando tanto el maestro como el estudiante Kim Sang-sik estaban indefensos

El equipo vietnamita ganó los tres puntos contra Nepal en las eliminatorias de la Copa Asiática de 2027, un objetivo que parecía obvio, pero la forma en que se produjo la victoria hizo que a los espectadores les resultara difícil sentirse seguros.

ZNewsZNews14/10/2025

La selección de Vietnam obtuvo una reñida victoria por 1-0 sobre Nepal. Foto: Anh Tien .

En el Estadio Thong Nhat (Ciudad Ho Chi Minh), la noche del 14 de octubre, el equipo de Vietnam, con la camiseta blanca, jugó de maravilla: controlando, presionando, disparando sin parar... pero fue incapaz de penetrar la portería de un rival más débil en estatura y clase. El balón rodó menos de 5 minutos y Vietnam ganaba 1-0, no gracias a una coordinación impecable ni a un disparo ejemplar, sino a una jugada de autodestrucción de un jugador nepalí.

Las ondas después de la victoria

Un autogol podría haber hecho pensar a muchos que sería el comienzo de una lluvia de goles. Pero al final, la lluvia solo vino de... suspiros.

Tras ese autogol, Vietnam dominó el partido por completo: controlando el balón, organizando ataques multidireccionales y creando casi 20 disparos, de los cuales 11 fueron a portería. Esta cifra basta para mostrar un juego unilateral, pero también expone las deficiencias del sistema ofensivo.

Cuando el rival no puede contraatacar (Nepal no tuvo ni un solo disparo a puerta), lo único que queda para juzgar a un equipo es cómo marca goles. Y en ese aspecto, el equipo de Kim Sang-sik falló estrepitosamente.

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Tien Linh hace todo lo posible contra Nepal. Foto: Anh Tien .

Es fácil culpar a la mala suerte. De hecho, en 90 minutos, el balón dio en el larguero y el poste tres veces tras disparos de Tien Linh, Thanh Nhan y Dinh Bac. Pero si solo atribuimos la mala suerte, pasaremos por alto el problema principal: Vietnam carece de un sistema de ataque eficaz y organizado.

En ocasiones, los ataques se limitaban a las bandas, los centros eran predecibles y los esfuerzos individuales, como el de Van Vy, carecían de sentido ante la compacta defensa nepalí. Cuando no llegaba el gol, el ritmo de los ataques vietnamitas se volvía más caótico, la coordinación era impaciente y la definición, precipitada. Parecía que cada jugador intentaba "salvar" el empate con sus propios esfuerzos, en lugar de encontrar la conexión necesaria entre los pies y la cabeza.

Tien Linh sigue corriendo con fuerza, Van Vy es entusiasta, Hai Long es enérgico, pero cada pieza del rompecabezas no crea una imagen clara. Casi 20 tiros y ningún gol anotado por un jugador vietnamita no es solo una cifra vacía, sino una advertencia.

El señor Kim está indefenso

En el aspecto técnico, el entrenador Kim Sang-sik ya no estaba tan tranquilo como de costumbre. En una ocasión, fue elogiado por su capacidad para leer el juego, "jugar estudiando al rival" y, a menudo, hizo ajustes razonables en la segunda mitad. Pero la noche del 14 de octubre, todos sus planes resultaron ineficaces.

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El entrenador Kim Sang-sik parece haberse quedado sin ideas. Foto: Anh Tien .

El renovado trío ofensivo, con Van Vy y Thanh Nhan apoyando a Tien Linh, no marcó la diferencia en comparación con la victoria de la ida. Cuando el partido estaba empatado, las sustituciones habituales como las de Dinh Bac o Hai Long solo ayudaron al equipo a mantener la presión, pero no aportaron soluciones reales para el gol. Parecía que el Sr. Kim estaba cayendo gradualmente en una rutina táctica, lo más peligroso para un entrenador en la etapa de construir las bases del equipo.

El autogol de Nepal les dio los tres puntos. Pero esta victoria, entre risas y llantos, no puede ocultar que Vietnam tiene serios problemas para organizar el ataque. Si no pueden marcar contra un rival que solo sabe agruparse y despejar, ¿cómo pueden soñar con enfrentarse a equipos con mucha mejor organización defensiva y fuerza física?

El entrenador Kim Sang-sik puede consolarse con el hecho de que aun así logró el objetivo de la victoria. Pero sabe mejor que nadie que este tipo de victoria es una llamada de atención. Su equipo no logró marcar la diferencia a pesar de controlar completamente el partido.

Un gran equipo no solo necesita 3 puntos, sino también ganarlos con iniciativa, con identidad y convicción. Si no se aprenden lecciones de esos "90 minutos de impotencia", el autogol de Nepal —un regalo inesperado del destino— podría ser un reflejo del estancamiento que Vietnam necesita superar antes de que sea demasiado tarde.

Fuente: https://znews.vn/khi-ca-thay-lan-tro-ong-kim-sang-sik-bat-luc-post1593812.html


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