Lección 4: Modelo de referencia para Vietnam
En Asia, las historias de crecimiento extraordinario de Japón, Corea del Sur, Singapur y el sólido ascenso de China comparten un importante denominador común: la estrategia correcta y eficaz del gobierno para empoderar, apoyar y crear espacio de desarrollo para las empresas privadas. Los modelos exitosos de Asia pueden servir de referencia para Vietnam en su camino hacia el desarrollo de campos basados en la fortaleza del sector privado.
Japón: El poder del keiretsu
En la historia del desarrollo económico privado de Asia, es imposible no mencionar el modelo que propició el "milagro económico" de Japón tras la Segunda Guerra Mundial. Este modelo se forjó mediante alianzas comerciales multisectoriales (keiretsu). La estrategia japonesa de aquel entonces se centraba en convertir a las empresas privadas en la columna vertebral de la economía mediante una estrecha combinación de apoyo financiero y política industrial estatal.
La fortaleza de este modelo reside en su singular sistema financiero; cada keiretsu suele girar en torno a un banco principal, lo que proporciona una fuente estable de crédito a largo plazo. Otra característica de este modelo es la participación cruzada, lo que significa que las empresas de la misma alianza poseen acciones entre sí, creando una red muy unida. Además, los keiretsu cuentan con el respaldo de un sistema de subcontratistas de múltiples niveles, que incluye a cientos de miles de pequeñas y medianas empresas, creando una pirámide industrial profunda y con gran autonomía.

El papel del gobierno japonés como facilitador, principalmente a través del Ministerio de Economía, Comercio e Industria (MITI), consistió en orientar a las industrias prioritarias y coordinarse con el sistema bancario para proporcionar capital. Por ejemplo, en las décadas de 1950 y 1960, el MITI instruyó a los bancos para que otorgaran crédito a largo plazo a las industrias automotriz y electrónica, al tiempo que erigía barreras a la importación para protegerlas. Como resultado, Japón rápidamente incluyó en el mapa mundial a fabricantes de automóviles (como Toyota, Nissan, Honda) y de productos electrónicos (como Sony, Panasonic, Hitachi, etc.) desde la década de 1970.
Se puede decir que esta estrecha coordinación entre el gobierno y el sector privado fue la clave del “milagro económico japonés” después de 1945. La alta tasa de crecimiento que duró 20 años (1950-1970) sacó a Japón de las “cenizas de la guerra” a la segunda economía más grande del mundo.
Sin embargo, el propio modelo que creó este "milagro" ha revelado sus limitaciones a medida que el panorama económico global ha cambiado. La estrecha integración y la engorrosa estructura del keiretsu han reducido su flexibilidad, lo que ha ralentizado su respuesta a la revolución digital. Esto ha contribuido a la "década perdida" con un crecimiento estancado en Japón. No obstante, el keiretsu sigue siendo un modelo clásico de desarrollo económico privado que contiene muchos aspectos que vale la pena aprender. Y muchos "gigantes" que surgieron de este modelo siguen siendo pilares del sector económico privado japonés, como Toyota o Sony.
Corea del Sur: Los chaebols forman alianzas estratégicas con el Estado

Aprendiendo de la experiencia japonesa, Corea del Sur adoptó un modelo más agresivo para construir chaebols, un conglomerado familiar multisectorial. En este modelo, el gobierno seleccionó y promovió directamente a empresas privadas con potencial, como Samsung, Hyundai y LG, convirtiéndolas en poderosos chaebols. Estas empresas recibieron un gran apoyo mediante herramientas como créditos preferenciales a bajo interés de la banca estatal, recortes del impuesto de sociedades, divisas para la importación de maquinaria y protección del mercado interno. A cambio, el gobierno les asignó objetivos específicos de exportación en términos de producción y facturación.
Así, se forjó una estrecha relación entre el gobierno y los chaebols: el estado consideraba el éxito de estos como el éxito de la nación, y estos dependían del patrocinio estatal para crecer. Gracias a esta estrategia, Corea del Sur ha desarrollado industrias clave desde cero en tan solo dos décadas, como la construcción naval, la automoción y la electrónica de consumo. Actualmente, el sector privado aporta más del 70 % del PIB de Corea del Sur, con 6,7 millones de empresas. De estas, Samsung lidera el sector, aportando casi el 20 % de la facturación de las exportaciones. Según Bloomberg, en mayo de 2024, los cinco mayores chaebols representaban más del 52 % de los ingresos de las 82 principales corporaciones del país.
Sin embargo, este modelo también reveló las desventajas de la excesiva concentración económica, el riesgo de corrupción y la manipulación política debido a la expansión de los chaebols. La crisis financiera asiática de 1997 obligó a Corea del Sur a reformarse, exigiendo a los chaebols mejorar la transparencia financiera y aumentar el apoyo a las pequeñas y medianas empresas (pymes) para equilibrar la economía.
Singapur: el entorno más favorable
A diferencia de los modelos coreano y japonés, que se centran en nutrir a unas cuantas "águilas", Singapur ha optado por crear uno de los entornos empresariales más favorables del mundo para atraer y nutrir todo tipo de empresas.
El gobierno ha establecido un sistema legal transparente, reduciendo los trámites administrativos y garantizando una competencia justa. Las empresas pueden completar los trámites de registro en tan solo un día, mientras que el sistema de impuesto de sociedades, con un 17%, se considera uno de los más bajos de la región, lo que ayuda a atraer inversiones y a promover el desarrollo de startups.

El gobierno de Singapur también ha desempeñado un papel proactivo en el apoyo a las pymes. Programas de subvenciones, fondos de apoyo a la innovación y paquetes de préstamos preferenciales están diseñados para ayudar a las startups a acceder al capital. Iniciativas como Enterprise Singapore y el Fondo de Desarrollo Empresarial han ayudado a muchas empresas privadas a superar el difícil período inicial. El gobierno también ha prestado especial atención a la mejora de la productividad laboral mediante programas de capacitación. Además, gracias a un fuerte enfoque en la innovación y la aplicación de la tecnología, el país ha construido un dinámico ecosistema de startups, que atrae la participación de numerosos fondos de capital riesgo y corporaciones tecnológicas líderes a nivel mundial.
El enfoque de Singapur demuestra que el papel de un "Estado facilitador" no es sólo apoyar a unas cuantas grandes empresas, sino también crear igualdad de condiciones y un ecosistema fértil para que todas las empresas tengan la oportunidad de desarrollarse.
China: del control a la creación dirigida
China ha estado “liberando” el sector privado desde mediados de la década de 1980. La estrategia general consiste en combinar el poder de mercado con la dirección estratégica estatal: el Estado crea un entorno y políticas favorables para el desarrollo privado, al tiempo que coordina grandes recursos e interviene cuando es necesario para garantizar la estabilidad macroeconómica y la seguridad económica.

China combina numerosos mecanismos para apoyar a las empresas privadas. En primer lugar, los gobiernos de todos los niveles suelen aplicar políticas preferenciales (fiscales, territoriales y crediticias) a las pymes, especialmente en las industrias orientadas a la exportación o de apoyo. En segundo lugar, el Estado crea parques industriales e incubadoras de empresas en todas las localidades, donde se apoya a las nuevas empresas, desde las instalaciones de producción hasta las conexiones con el mercado. En tercer lugar, el Gobierno promueve vínculos entre las pymes y las grandes corporaciones, donde estas últimas desempeñan el papel de "liderar la cadena de suministro", atrayendo a numerosas pymes a participar como proveedores, procesadores y distribuidores. En cuarto lugar, China ha establecido recientemente fondos de capital riesgo estatales para invertir en industrias estratégicas, especialmente en alta tecnología. Estos fondos actúan como "inversores semilla", aportando capital junto con inversores privados a startups tecnológicas, compartiendo riesgos y guiando el desarrollo de empresas en sectores prioritarios (IA, semiconductores, energías limpias, etc.).
A medida que su sector privado ha crecido rápidamente, China ha exigido a estas empresas que cumplan con regulaciones legales más estrictas, especialmente en áreas como la tecnología y las finanzas.
En el contexto de una feroz competencia global y las nuevas exigencias del desarrollo sostenible, China estudia y se prepara para emitir un nuevo documento de política para seguir promoviendo la inversión privada. En particular, la política estipulará una tasa mínima de participación del capital privado en proyectos importantes en áreas clave como ferrocarriles, energía nuclear y oleoductos y gasoductos. Esto se considera un gran avance en la eliminación de las barreras de acceso a la industria y los monopolios implícitos.
Actualmente, la economía privada en China aporta más del 50% de los ingresos totales del presupuesto nacional, representa el 60% del PIB y genera el 80% del empleo en las zonas urbanas. Para 2024, el país contará con más de 55 millones de empresas privadas, lo que representa el 92,3% del total de empresas registradas.
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Fuente: https://baotintuc.vn/kinh-te/kinh-te-tu-nhan-tru-cot-kien-tao-dong-luc-tang-truong-moi-bai-4-20251012074355923.htm
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