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Isak aún no ha demostrado su valía en el Liverpool. |
En la madrugada del 4 de diciembre, el equipo de Arne Slot volvió a exponer viejos fallos, nuevas limitaciones y sólo escapó de la derrota gracias a la cara más esperada de esta temporada: Florian Wirtz, un contrato récord por valor de más de 157 millones de dólares .
Isak se hunde, Wirtz sube
Si la victoria por 2-0 sobre el West Ham en la jornada anterior supuso la primera confirmación de Isak en la Premier League con el primer gol, el enfrentamiento con el Sunderland demostró que el Liverpool aún no sabe cómo crear una estructura ofensiva lo suficientemente fuerte como para alimentar a atacantes como él. En la primera mitad, Isak estuvo prácticamente engullido entre líneas.
Sin balón, sin espacio, sin coordinador, Isak parecía más una pieza perdida que un líder ofensivo. Era una dura realidad para un delantero que acababa de marcar y del que se esperaba que iniciara un ciclo explosivo.
Y una vez más, el Liverpool tuvo que depender de Wirtz. Si Isak era la solución en el área, Wirtz era la única fuente de energía durante todo el partido. Cada momento creativo llegó gracias al centrocampista alemán.
El gol del empate del Liverpool fue un ejemplo perfecto: Curtis Jones presionando, pasando a Wirtz, y el resto fue una actuación que cualquier gran club pagaría: el regate fluido, la audacia en situaciones difíciles y la definición decisiva. El balón cambió de dirección tras golpear a Nordi Mukiele antes de entrar en la red, pero fue la firma de Wirtz de principio a fin.
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Wirtz está esforzándose mucho para integrarse en el Liverpool. |
Dos partidos seguidos, Wirtz e Isak, cada uno en su rol, han sacado al Liverpool de una espiral de dificultades. Esto puede enorgullecer a la directiva de sus contratos de verano, pero plantea una pregunta más importante: ¿por qué el sistema de Arne Slot sigue sin crear una estructura estable para un equipo con ambiciones de campeonato?
Esa imagen se hizo aún más evidente en los instantes finales del partido, una situación que la afición del Liverpool querrá olvidar. Mientras el equipo presionaba en busca del gol decisivo, la estructura defensiva se desmoronó.
Virgil van Dijk e Ibrahima Konate se quedaron atrapados en el campo rival tras una jugada a balón parado. Federico Chiesa, que entró como 9, fue el hombre más retrasado, pero dejó a Wilson Isidor desmarcado. Roefs realizó un pase largo perfecto e Isidor se liberó para encarar a Alisson.
Si Chiesa no hubiera retrocedido con todas sus fuerzas y despejado el balón justo en la línea de gol, el Liverpool habría quedado atrás en Anfield. Un equipo fuerte no puede vivir de las paradas de sus delanteros.
El Liverpool necesita cambiar
Esos minutos finales mostraron un Liverpool falto de equilibrio, de coraje en los momentos decisivos y de capacidad para controlar los riesgos, algo que solía ser un punto fuerte en la era de Jürgen Klopp. Slot quería construir un Liverpool más suave y controlado, pero la imagen actual es la de un grupo frágil, propenso al caos cuando el partido entraba en una fase tensa.
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El Liverpool aún no ha salido de la crisis. |
Incluso la entrada de Mohamed Salah por parte de Slot al comienzo de la segunda mitad demostró que la estructura con la que estaba experimentando carecía de profundidad creativa. El trío formado por Gravenberch, Mac Allister y Szoboszlai fue capaz de mantener el ritmo, pero les faltó la pegada decisiva. Robertson y Gómez centraron mucho, pero les faltó precisión. Sin Wirtz, el Liverpool prácticamente no tendría a nadie para crear un verdadero gol.
"No creamos mucho ni les permitimos crear mucho", admitió Arne Slot después del partido. "Pero tuvimos suerte al final". Eso fue exactamente lo que ocurrió en el campo. El Liverpool no tuvo el control total, no atacó bien, no defendió con solidez y no mereció ganar.
En las dos últimas jornadas, Isak marcó, Wirtz dejó huella, pero el Liverpool siguió sin poder vencer al Sunderland, un equipo con organización, pero no un rival muy fuerte. Esto demuestra que el equipo de Anfield depende demasiado del esfuerzo individual en lugar de una estructura estable. Un equipo que quiere competir por el campeonato debe ser estable cada semana; no puede vivir de momentos puntuales ni de la suerte.
El Liverpool se marchó del campo con un punto. Pero el verdadero valor del partido no residía en esa cifra. Estaba en la advertencia: Slot contaba con dos jugadores de gran nivel, pero el equipo no era lo suficientemente fuerte como para llevarlos a la cima. Para competir por el campeonato, el Liverpool debía resolver rápidamente un problema mayor: no Isak ni Wirtz, sino ellos mismos.
Fuente: https://znews.vn/liverpool-lo-nguyen-hinh-post1608354.html









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