Llegué al examen de graduación de la preparatoria con una mezcla de emoción y ansiedad. Doce años de estudio terminaron en tres días de intenso examen. Para mí, no fue solo un examen. Fue la época de despedirme de la vida escolar, el primer punto de inflexión en mi camino hacia la edad adulta. Y también fue el momento en que recordé a mi padre, el hombre silencioso que me acompañó en silencio durante esa época de exámenes.
Mi padre no es muy bueno expresando sus sentimientos con palabras. Pero siempre demuestra su amor a su manera, con delicadeza pero con profundidad. En los días cercanos a los exámenes, estudiaba hasta altas horas de la noche; mi padre no hablaba mucho, solo ponía tranquilamente una taza de leche tibia en la mesa de estudio. A la mañana siguiente, se despertó muy temprano, preparó el desayuno, revisó la vieja bicicleta, le echó aceite e infló las ruedas. "Buena bicicleta, carretera en buen estado, examen en buen estado", sonrió, bromeando para ayudarme a aliviar el estrés. El primer día del examen, me desperté con el olor a arroz glutinoso con frijoles rojos que se extendía por toda la cocina. Ese plato sencillo nunca había sido tan especial. Esa fue la primera vez que vi a mi padre cocinar arroz glutinoso. "Cómelo para la buena suerte, hijo mío", me dijo. Ese desayuno se convirtió en un recuerdo inolvidable.
Durante los tres días de exámenes, mi padre me llevaba al colegio todas las mañanas. La vieja bicicleta serpenteaba entre la multitud, cargando con muchas expectativas. Después de cada examen, mi padre me saludaba con una mirada preocupada pero tranquila. "¿Estás bien?", simplemente preguntaba. Asentía o permanecía en silencio. Y él no hacía más preguntas. El último examen era de matemáticas, una asignatura que no se me daba bien. El examen era difícil y el estrés me ponía nervioso. Al salir de la sala de exámenes, supe que no me había ido bien. Mi padre estaba allí, bajo el sol abrasador de principios de verano. Lo miré, bajé la cabeza y seguí adelante. Nadie dijo nada en todo el camino a casa. El ambiente en la bicicleta parecía denso. No lloré, pero tenía el corazón apesadumbrado. Al llegar a casa, me fui en silencio a mi habitación y me salté la cena.
Esa noche, mi padre llamó a mi puerta y me trajo un vaso de leche. Se sentó a mi lado y me dio una palmadita en el hombro: «No te preocupes, hijo. Lo intentaste lo mejor que pudiste. La puntuación no lo dice todo. Veo que te esfuerzas al máximo todos los días». Rompí a llorar. No porque el examen de matemáticas fuera difícil, sino porque la bondad de mi padre me impidió contener mis emociones. No me culpó ni me exigió nada. Solo quería que entendiera que todo camino tiene sus altibajos y que lo importante es levantarse después de cada caída.
La espera de los resultados duró días. Cada mañana, mi padre seguía cocinando y haciendo preguntas, pero yo sabía que también estaba preocupado. No lo decía, pero su preocupación se hacía cada vez más evidente: dejaba fruta en el refrigerador sin hacer ruido, encendía el ventilador mientras yo estudiaba, me miraba con esperanza. Entonces llegaron los resultados. Aprobé el examen de graduación. Aunque mi nota de matemáticas no fue tan alta como esperaba, fue suficiente para aprobar el examen más importante. Grité de alegría y luego rompí a llorar como un niño pequeño. Mi padre me dio una palmadita en el hombro, sonriendo suavemente: «Bien, hijo. Ahora concéntrate en tu sueño».
Ahora, he dejado atrás ese año de exámenes. Soy más maduro y me enfrento a otros exámenes en mi vida. Pero cada vez que recuerdo esa época de exámenes, recuerdo a mi padre, el maestro silencioso que me enseñó lecciones de resiliencia, amor y confianza en uno mismo. Todavía conservo la costumbre de comer arroz glutinoso con frijoles rojos en cada día importante. Como un pequeño ritual para recordarme que hubo un padre que me acompañó en silencio en los días más difíciles, con todo su amor sin palabras. Y quiero decirle a mi padre: Muchas gracias por el arroz glutinoso con frijoles rojos que me ayudó a tener el día de hoy.
Hola amor, temporada 4, tema "Padre" se lanzó oficialmente a partir del 27 de diciembre de 2024 en cuatro tipos de prensa e infraestructura digital de Binh Phuoc Radio - Televisión y Periódico (BPTV), prometiendo llevar al público los maravillosos valores del sagrado y noble amor paternal. |
Fuente: https://baobinhphuoc.com.vn/news/19/173302/mon-xoi-dau-va-mua-thi-cung-ba
Kommentar (0)