Un F-22 de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos
Según informó Bloomberg, la Fuerza Aérea de Estados Unidos está planeando una oferta potencialmente multimillonaria para reemplazar sus aviones de combate F-22 Raptor, una oferta que podría atraer a los gigantes aeroespaciales estadounidenses Lockheed Martin Corp., Boeing Co. y Northrop Grumman Corp.
El 18 de mayo, la Fuerza Aérea de EE. UU. publicó una solicitud de propuestas para la fase completa de desarrollo del caza de superioridad aérea de próxima generación (NGAD). La nueva aeronave se utilizará junto con vehículos aéreos no tripulados (UAV) que se están desarrollando en otro programa. La Fuerza Aérea tiene previsto adjudicar un contrato de desarrollo a un contratista en 2024 y el nuevo caza entrará en servicio en la década de 2030.
«Esta solicitud de propuestas da inicio formal al proceso de selección de proveedores, proporcionando a la industria los requisitos que la Fuerza Aérea desea para el NGAD, el avión que reemplazará al F-22», declaró la Fuerza Aérea en un comunicado. Según el secretario de la Fuerza Aérea, Frank Kendall, el NGAD representa un gran avance tecnológico con respecto al F-22.
En su presupuesto de 2024, la Fuerza Aérea también solicita al Congreso que retire 32 F-22 antiguos que ya no son aptos para el combate y que redirija el dinero necesario para su mantenimiento a un nuevo programa de cazas.
Se sabe poco sobre el programa NGAD. Se dice que la Fuerza Aérea planea invertir 16 mil millones de dólares en investigación y desarrollo del NGAD hasta 2028. Al igual que el F-22, el nuevo avión está diseñado para ser un caza aire-aire.
Los cazas furtivos chinos podrían superar en número a los cazas F-22 estadounidenses.
El secretario Kendall afirmó que la Fuerza Aérea ha retrasado algunas compras de F-35 para acelerar el desarrollo del NGAD. También indicó que cada avión del NGAD costará «varios cientos de millones de dólares». Los F-22, por su parte, tienen un coste medio de 191,6 millones de dólares.
El desarrollo del F-22 de Lockheed Martin ha sido problemático. Su primera aparición en combate tuvo lugar en febrero de 2015, más de nueve años después de haber sido declarado apto para el combate. En abril de 2009, el entonces secretario de Defensa, Robert Gates, redujo la producción del F-22 de 243 a tan solo 187 aeronaves, alegando dudas sobre su coste y su idoneidad.
Aunque el F-22 cuenta con capacidades furtivas y velocidades de crucero supersónicas, fue desarrollado antes de que el ejército estadounidense apostara fuertemente por los vehículos aéreos no tripulados (UAV) para extender su poderío. Las capacidades aire-aire también son una prioridad máxima a medida que Estados Unidos adopta una postura cada vez más asertiva frente a sus potenciales adversarios, China y Rusia.
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