El 22 de junio, el presidente Donald Trump anunció en la plataforma de redes sociales Truth Social que todos los aviones estadounidenses involucrados en la campaña de ataques aéreos contra Irán habían "regresado a casa sanos y salvos" y felicitó a "los grandes guerreros de Estados Unidos".
Subrayó que "ningún otro ejército del mundo puede hacer esto", una orgullosa afirmación de la absoluta superioridad militar de Estados Unidos.
Sin embargo, su declaración posterior de que "ahora es el momento de la paz " suscitó dudas entre muchos observadores. La paz no puede, en esencia, ser el resultado directo de un ataque militar a gran escala sin un proceso diplomático que la acompañe.
Es dentro de este conflicto interno que el mensaje del presidente Donald Trump puede entenderse como una táctica de disuasión a la antigua usanza: obligar al oponente a elegir entre la paz en las condiciones impuestas por Washington o enfrentar el riesgo de un ataque más severo.
¿El ataque aéreo fue simbólico o un punto de inflexión?
La operación militar fue llevada a cabo por Estados Unidos utilizando capacidades de ataque de última generación:
El bombardero furtivo B-2 lanzó al menos seis bombas antibúnkeres de 15 toneladas.
Se lanzaron aproximadamente 30 misiles de crucero Tomahawk desde submarinos;
Tres instalaciones nucleares iraníes clave fueron atacadas: Fordow, Natanz e Isfahán.
Desde un punto de vista militar, se trató de un ataque preventivo estratégicamente deliberado, no una mera represalia o una "demostración de fuerza". El objetivo estadounidense parece ser obstaculizar o, al menos, ralentizar el desarrollo nuclear de Irán.
Sin embargo, según el orientalista ruso Andrey Ontikov, esta acción también guarda muchas similitudes con campañas anteriores que se centraron más en el impacto mediático que en generar cambios militares fundamentales. Ontikov establece un paralelismo con el asesinato del general Qasem Soleimani en 2020 y argumenta que Estados Unidos está reutilizando el mismo modelo: golpear con fuerza para impresionar, pero sin necesariamente escalar hasta una guerra a gran escala.
"Este es un acto simbólico, que genera una atención política significativa, pero es poco probable que produzca un cambio profundo a menos que Irán responda enérgicamente", comentó Ontikov a Izvestia.
Teherán se enfrenta a un dilema.
Con este último ataque aéreo estadounidense, Irán se enfrenta a tres opciones estratégicas:
Una respuesta militar directa contra las fuerzas estadounidenses daría a Washington un pretexto para lanzar una guerra a gran escala.
Aceptar negociaciones bajo las condiciones estadounidenses significaría perder prestigio político interno y disminuir el prestigio regional.
La continuación de las guerras por poderes, apuntando a objetivos israelíes a través de fuerzas como Hezbolá y los hutíes, se considera una forma de evitar una escalada directa con Estados Unidos.
Los indicios iniciales sugieren que Teherán se inclina por una tercera opción: una respuesta limitada e indirecta destinada a mantener la iniciativa sin dar pretexto para una intervención estadounidense a gran escala. Se trata de una decisión calculada, que además ayuda a salvar las apariencias en una confrontación prolongada.
Israel, el conflicto entre Gaza e Irán y la creciente presión sobre el primer ministro Benjamin Netanyahu.
La acción estadounidense es inseparable de la campaña militar israelí en Oriente Medio. El ataque aéreo se produce en medio de los continuos ataques aéreos de Tel Aviv contra Irán, las tensiones en la Franja de Gaza y los enfrentamientos con las fuerzas de Hezbolá en el sur del Líbano, fuerzas del "eje de resistencia" liderado por Teherán en la región.
Según los analistas, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se enfrenta a una enorme presión tanto de la oposición como de su propia coalición gobernante. La izquierda lo critica por arrastrar a Israel a una serie interminable de campañas militares. Mientras tanto, la extrema derecha, su principal aliado, argumenta que no es lo suficientemente decidido y que es demasiado indulgente ante las amenazas de Irán y Gaza.
"El gobierno de Netanyahu se enfrenta a una profunda crisis interna de confianza, y la campaña actual puede ser un intento de 'desplazar la culpa' hacia el exterior para mantener su posición", comentó el experto Ontikov.
El ataque aéreo estadounidense contra Irán fue más que una simple acción militar: fue una clara indicación de que Oriente Medio estaba entrando en un nuevo ciclo de inestabilidad, en el que la diplomacia estaba siendo repelida a punta de pistola y los mecanismos internacionales se demostraban impotentes ante las reglas del poder.
Atrapado entre la presión interna, las maniobras electorales y los cálculos estratégicos de aliados como Israel, Washington podría estar apostando por una estrategia arriesgada. La pregunta ya no es si Irán tomará represalias, sino: ¿cómo reaccionará el mundo si un conflicto regional se convierte en una crisis global? ¿Quedará entonces alguna posibilidad de paz?
Hung Anh (colaborador)
Fuente: https://baothanhhoa.vn/my-khong-kich-iran-dau-an-trump-va-ban-co-dia-chinh-tri-trung-dong-252895.htm






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