En el mundo empresarial, solemos analizar el comportamiento del consumidor mediante números racionales. Pero hoy en día, las decisiones de gasto más importantes se ven impulsadas por un factor más emocional: la ansiedad. En un mundo de incertidumbre, los consumidores no solo están reduciendo sus gastos, sino que están reestructurando todo su sistema de valores, y la tranquilidad mental es la protagonista.
Una encuesta reciente de Life360 a 1000 adultos estadounidenses reveló que el 71 % de los encuestados afirmó sentirse "vulnerable" económicamente . El 64 % admitió que sus niveles de ansiedad se habían disparado desde principios de año. Al pedirles que usaran tres palabras para describir sus sentimientos este año, las más frecuentes describieron un panorama desalentador: estrés, ansiedad y confusión.
El origen de este malestar colectivo es una tormenta perfecta: el aumento implacable del coste de la vida, la amenaza de los aranceles y un mercado laboral incierto donde la inteligencia artificial (IA) es tanto una oportunidad como una amenaza existencial. La ansiedad ya no es una emoción vaga, sino una fuerza económica tangible que transforma la forma en que gastamos nuestro dinero a diario.

En medio de la “tormenta de precios” y la ola de IA, los consumidores estadounidenses se sienten más inseguros que nunca (Foto: AP).
Carteras ajustadas y decisiones emocionales
La respuesta natural y lógica al estrés financiero es recortar gastos. Y eso es precisamente lo que están haciendo los consumidores. El 56 % ha reducido la frecuencia con la que salen a comer fuera o piden comida a domicilio. El 47 % ha reducido los clics en las compras online. El 45 % ha pospuesto sus planes de viajes de larga distancia. Las cenas elegantes se han sustituido por comidas caseras, se han abandonado los carritos de compra online y las playas soleadas se han convertido en una fantasía.
Sin embargo, en medio de ese panorama de recortes generalizados, una categoría de gasto no sólo no disminuyó sino que, de hecho, creció drásticamente: seguridad y protección.
Esta categoría, que incluye aplicaciones de alerta de emergencia, sistemas de seguridad para el hogar y software de seguridad digital, es la única donde el aumento del gasto (21%) superó los recortes (20%). Esta es la clave de la paradoja: a medida que el dinero escasea, la gente está dispuesta a pagar más por tranquilidad.
El economista de Life360, Aaron Terrazas, ofrece un análisis perspicaz: «A medida que aumenta la incertidumbre económica, la necesidad de seguridad se vuelve más urgente. Los inversores buscan refugios seguros, las empresas priorizan las inversiones menos riesgosas y las familias apuestan por la tranquilidad».
¿Por qué los jóvenes tienen más miedo?
Lo que es aún más sorprendente es la división en las preocupaciones. La encuesta reveló una clara brecha generacional. Mientras que la Generación X (nacidos entre 1965 y 1980) y los Baby Boomers (nacidos entre 1946 y 1964) priorizan el gasto en salud, la Generación Y (nacidos entre 1981 y 1996) y la Generación Z (nacidos entre 1997 y 2012) priorizan la seguridad y la protección como su principal preocupación.
¿A qué se debe la diferencia? El Sr. Terrazas la atribuye a «experiencias económicas que moldean la personalidad». La generación joven actual ha crecido en medio de una larga historia de turbulencias históricas.
“Así como sus abuelos fueron moldeados por la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial, la Generación Z y la Generación Y han alcanzado la madurez en medio del tumulto de la crisis financiera mundial de 2008 y la pandemia de Covid-19”, dijo Terrazas.
Estos eventos han grabado una lección en su subconsciente: el mundo es un lugar impredecible y la seguridad es algo frágil que debe protegerse proactivamente. Priorizar la seguridad no es una moda pasajera, sino un valor fundamental que probablemente los acompañará toda la vida.
Seguridad: Los nuevos bienes "inviolables"
Debido a que crecen en un entorno de inseguridad, los jóvenes y sus padres ven las herramientas que brindan una sensación de seguridad no como una opción, sino como algo “sacrosanto”.
El 40 % de los padres afirma que las aplicaciones de seguridad y alertas son imprescindibles. De hecho, el 55 % de los padres y el 43 % de los encuestados afirmaron que lucharían por mantener estos paquetes de seguridad, incluso si tuvieran que recortar otros gastos.
Servicios como Life360, Citizen o los sistemas de cámaras de seguridad Ring y ADT+ no solo venden tecnología. Ofrecen un sedante digital. Ofrecen compartir la ubicación en tiempo real, alertas cuando seres queridos están en peligro o monitoreo remoto del hogar. Como dice Terrazas, estas herramientas «ayudan a las personas a sentirse más seguras, con mayor control y más conectadas en un mundo incierto».
Les da una ilusión de control, la sensación de que al menos pueden proteger lo que más les importa en medio de un mundo en constante cambio. Y esa sensación, para muchos, es invaluable.
El futuro del consumo: comprar emociones, no solo productos
La "economía de la ansiedad" nos muestra una verdad importante: los consumidores modernos no solo compran productos, sino emociones. No solo compran una cámara, sino la tranquilidad de saber que su hogar está protegido. No solo pagan por una aplicación, sino por la tranquilidad de saber que sus hijos están a salvo en casa.
Esta es una valiosa lección para las empresas. Las marcas que se centran únicamente en las características del producto e ignoran las necesidades emocionales más profundas de los clientes se quedarán rezagadas gradualmente. En el futuro, las ganadoras serán aquellas que ofrezcan seguridad, confianza y un sentido de pertenencia.
Como concluye Terrazas: “A medida que aumenta la ansiedad, ya sea por las finanzas o la seguridad personal, las herramientas que brindan tranquilidad se vuelven indispensables en la vida”.
En medio de una tormenta de precios, hay un bien que verdaderamente se ha vuelto inestimable: la seguridad.
Fuente: https://dantri.com.vn/kinh-doanh/nen-kinh-te-lo-au-khi-con-nguoi-mua-su-an-tam-thay-vi-mua-sam-20250717224622608.htm
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