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El presidente serbio, Aleksandar Vucic, ha pedido a los países occidentales que pongan fin a las acciones provocadoras de las autoridades kosovares en Pristina y eviten una nueva guerra en los Balcanes (sudeste de Europa).
| Fuerzas especiales en las calles de Kosovo |
Creciente inestabilidad
La tensión se intensificó en Kosovo tras el anuncio serbio de la detención de tres soldados de las fuerzas especiales kosovares en territorio serbio. El presidente serbio se reunió con los embajadores de la Quinta (EE. UU., Reino Unido, Alemania, Francia e Italia); el jefe de la misión permanente de la Unión Europea en Serbia; y el general Michele Ristuccia, comandante de la fuerza de paz de la OTAN KFOR en Kosovo y Metohija (KiM), para pedirles que hagan todo lo posible por evitar una nueva guerra en los Balcanes.
Mientras tanto, el jefe del ejecutivo de Kosovo, Albin Kurti, instó a la comunidad internacional a presionar a Belgrado para que liberara a los tres policías. El 14 de junio, Kosovo también impuso una prohibición de entrada a todo tipo de carga y suministros procedentes de Serbia central. El presidente Vucic acusó a Kosovo de impedir que los serbios del norte del territorio obtuvieran alimentos y medicinas.
Kosovo, un territorio con una población predominantemente albanesa, fue una vez una provincia de Serbia, pero declaró unilateralmente su independencia en 2008. Hasta el día de hoy, Serbia no lo reconoce y todavía lo considera parte de su territorio.
La inestabilidad en la región ha aumentado desde las elecciones de abril, después de que el jefe ejecutivo de Kosovo, Albin Kurti, decidiera nombrar una serie de alcaldes étnicos albaneses en zonas con grandes poblaciones serbias.
Las recientes tensiones en Kosovo también han impulsado a la OTAN a enviar más tropas a la región. La alianza anunció el envío de 700 soldados adicionales a Kosovo, lo que eleva el número total de tropas de la OTAN allí a 4.700.
La UE pierde la paciencia
Las tensiones entre Serbia y Kosovo han suscitado la preocupación de que se repita el conflicto de 1998-1999 en Kosovo, que se cobró la vida de más de 10.000 personas, en su mayoría albanesas. Estados Unidos, junto con la UE y otros países occidentales, ha instado a Kosovo y Belgrado a tomar medidas inmediatas para reducir la tensión, incluida la liberación incondicional de tres policías kosovares detenidos. La fiscalía serbia afirma que los tres agentes son sospechosos de posesión ilegal de armas y explosivos y serán juzgados conforme a la ley.
Hasta la fecha, el diálogo entre los gobiernos serbio y kosovar sigue estancado. Pristina (capital y mayor ciudad de Kosovo) ha tomado medidas que, si bien legales, han intensificado la tensión sobre el terreno, en un momento en que la comunidad internacional busca una estrategia para distender la situación.
En particular, la UE está cada vez más insatisfecha con las acciones del gobierno de Kosovo, especialmente el nombramiento de alcaldes albaneses en ciudades con grandes comunidades serbias.
Según AP, la UE cree que el gobierno de Pristina es responsable de las tensiones en el norte de Kosovo. La UE también advirtió al gobierno de Kosovo que enfrentaría consecuencias políticas por sus acciones. Por ahora, esto no significa sanciones, sino medidas restrictivas, como la suspensión de visitas y contactos de alto nivel.
Entre las medidas, en teoría, la UE también podría suspender el apoyo financiero al gobierno de Kosovo. La UE ha invitado a los líderes de Serbia y Kosovo a reunirse en Bruselas la próxima semana para intentar aliviar las tensiones.
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