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La línea entre creatividad y simulación

En la era digital, cuando cualquiera puede sostener una cámara y tomar una foto, el verdadero valor de la fotografía no reside en la cantidad de fotos creadas, sino en la cantidad de momentos genuinos que el artista realmente captura.

Báo Sài Gòn Giải phóngBáo Sài Gòn Giải phóng15/11/2025

El incidente de las supuestas fotos de serpientes preparadas para ser tomadas en el reciente concurso "Danza de la Naturaleza Salvaje" dio mucho que pensar. Los organizadores se vieron obligados a retirar uno de los primeros premios pocos días después del anuncio, ya que se descubrió que la obra había infringido gravemente los principios y el reglamento del concurso (solo se permiten fotografías de naturaleza, sin intervención, manipulación ni puesta en escena). El incidente volvió a poner de manifiesto la preocupación de la comunidad fotográfica: en la era de la tecnología, ¿dónde está la línea entre la creatividad y el engaño?

La fotografía no es solo una herramienta para registrar la realidad, sino también una forma de arte única que refleja el ritmo de la vida y la profundidad del alma humana en cada instante. A diferencia de muchas otras formas de arte, la fotografía está estrechamente ligada al progreso de la ciencia y la tecnología . Desde los angostos cuartos oscuros hasta las cámaras digitales, desde los objetivos mecánicos hasta la inteligencia artificial (IA), cada avance tecnológico abre nuevos espacios creativos, un amplio, poderoso y casi ilimitado abanico de posibilidades creativas para el fotógrafo.

Pero la tecnología, por muy moderna que sea, sigue siendo solo un medio. El verdadero valor del arte reside siempre en las manos, la mente y, sobre todo, el corazón del fotógrafo. Una fotografía bella no solo se debe a la luz adecuada o a una composición perfecta, sino que es bella porque contiene emociones: las vibraciones sinceras que el artista transmite en ese instante. Un verdadero fotógrafo no solo dispara con el objetivo, sino con el corazón.

En el ajetreo de la vida moderna, donde proliferan los concursos, premios y títulos, el halo del éxito a veces desorienta a los fotógrafos. Algunos se enfrascan tanto en la búsqueda de premios, «me gusta» o fama que olvidan los valores fundamentales de la fotografía: la honestidad y la humanidad. Por ello, el desafortunado ciclo de «premio - opinión pública - revocación del premio» se repite periódicamente, dañando la confianza del público en el arte de la fotografía.

Además del creador, el jurado también desempeña un papel fundamental. En un contexto tecnológico en constante evolución, es necesario actualizar los criterios de evaluación de las obras con mayor rigor, combinando experiencia, imparcialidad y responsabilidad. Otorgar un premio a la persona adecuada, con el valor justo, no solo honra al autor, sino que también consolida el prestigio del concurso y genera confianza duradera entre los amantes de la fotografía.

La fotografía es el arte del instante, pero para capturar un momento conmovedor, el fotógrafo debe ser comprometido, paciente y conectar plenamente con su sujeto. Las fotografías atemporales suelen nacer de una profunda empatía: desde la mirada de una madre en el mercado vespertino, la sonrisa inocente de un niño en la sierra, hasta las manos curtidas de un trabajador… Ningún software, ninguna técnica puede crear emociones tan reales.

La tecnología, especialmente la inteligencia artificial, si se utiliza correctamente, potenciará la creatividad. Pero si se pierde la ética profesional, por muy sofisticada que sea la técnica, la fotografía seguirá siendo una mera cáscara vacía. La fotografía, al fin y al cabo, es un viaje hacia la belleza y la verdad, donde el artista debe respetar al sujeto fotografiado, sus propias emociones y las del espectador.

El incidente de la sesión fotográfica con la serpiente no es, por lo tanto, solo una historia triste, sino también un valioso recordatorio. Los premios se pueden otorgar y luego retirar, pero la personalidad y la reputación profesional, si se construyen con pasión y honestidad, perdurarán en el tiempo.

En la era digital , donde cualquiera puede tomar una cámara y hacer fotos, el verdadero valor de la fotografía no reside en la cantidad de imágenes creadas, sino en la cantidad de momentos genuinos que el artista captura con maestría. La tecnología puede cambiar a diario, pero la sensibilidad del fotógrafo siempre es la lente más nítida, permitiendo que el arte de la fotografía conmueva a quienes la contemplan y perdure para siempre.

DOAN HOAI TRUNG , Presidente de la Asociación de Fotografía de la ciudad de Ho Chi Minh

Fuente: https://www.sggp.org.vn/ranh-gioi-giua-sang-tao-va-gia-tao-post823669.html


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